Redacción Católico defiende tu fe.- Como parte de las novedades de su reciente exhortación apostólica "Gaudete et exultate", el Papa Francisco hace un llamado a evitar los pecados de la lengua, en un fenómeno muy en boga actualmente, la violencia en las redes sociales y foros de debate: “también los cristianos pueden formar parte de redes de violencia verbal a través de internet y de los diversos foros o espacios de intercambio digital”.
Dicha violencia puede incluso verse en algunos medios católicos de comunicación “se pueden perder los límites, se suelen naturalizar la difamación y la calumnia, y parece quedar fuera toda ética y respeto por la fama ajena”.
Aunque la necesidad de la Apologética es cada vez mayor, es innegable que existe una apologética agresiva, es cierto, debido al resentimiento reprimido por el pueblo católico ante los ataques y burlas de nuestra fe por parte de los protestantes, pero esto no justifica que los católicos actuemos igual que ellos. De ahí la comprensible lamentación del Papa: “Así se produce un peligroso dualismo, porque en estas redes se dicen cosas que no serían tolerables en la vida pública, y se busca compensar las propias insatisfacciones descargando con furia los deseos de venganza”.
Aunque a muchos grupos radicales de la Iglesia les moleste, el Papa Francisco no justifica el proceder de algunos: “Es llamativo que a veces, pretendiendo defender otros mandamientos, se pasa por alto completamente el octavo: ‘No levantar falso testimonio ni mentir», y se destroza la imagen ajena sin piedad. Allí se manifiesta con descontrol”.
Por eso el Obispo de Roma pide no juzgar por la primera apariencia: “El santo no gasta sus energías lamentando los errores ajenos, es capaz de hacer silencio ante los defectos de sus hermanos y evita la violencia verbal que arrasa y maltrata, porque no se cree digno de ser duro con los demás, sino que los considera como superiores a uno mismo”.
A propósito de lo señalado por el Santo Padre, recordemos lo que la Sagrada Escritura nos advierte sobre los pecados de la lengua:
Santiago 3:5-11
Así también la lengua es un miembro pequeño y puede gloriarse de grandes cosas. Mirad qué pequeño fuego abrasa un bosque tan grande. Y la lengua es fuego, es un mundo de iniquidad; la lengua, que es uno de nuestros miembros, contamina todo el cuerpo y, encendida por la gehenna, prende fuego a la rueda de la vida desde sus comienzos. Toda clase de fieras, aves, reptiles y animales marinos pueden ser domados y de hecho han sido domados por el hombre; en cambio ningún hombre ha podido domar la lengua; es un mal turbulento; está llena de veneno mortífero. Con ella bendecimos al Señor y Padre, y con ella maldecimos a los hombres, hechos a imagen de Dios; de una misma boca proceden la bendición y la maldición. Esto, hermanos míos, no debe ser así. ¿Acaso la fuente mana por el mismo caño agua dulce y amarga?
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