LA PARÁBOLA DE LA MONEDA PERDIDA - NO TODO ESTÁ LITERALMENTE EN LA BIBLIA
Seguramente hemos leído o escuchado la lectura del evangelio según San Lucas 15,8-10 donde se narra la parábola de la mujer que encuentra la moneda perdida. En esa parábola, Jesús pone como ejemplo a una mujer que deja todo lo que está haciendo para ponerse a buscar una moneda que se le ha perdido, hasta que finalmente la encuentra.
San Lucas 15,8-10: "Y si una mujer pierde una moneda de las diez que tiene, ¿no enciende una lámpara, barre la casa y busca cuidadosamente hasta que la encuentra? Y apenas la encuentra, reúne a sus amigas y vecinas y les dice: Alégrense conmigo, porque hallé la moneda que se me había perdido. De igual manera, yo se lo digo, hay alegría entre los ángeles de Dios por un solo pecador que se convierte."
Si leemos el texto, veremos que se trata de una mujer que tiene diez monedas, pero que pierde una, y por lo visto es una moneda tan importante que la busca con sumo cuidado, hasta que finalmente la encuentra, y el hecho de encontrarla es tan trascendental, que tiene que celebrarlo.
Pero, ¿por qué celebrar por una pequeña moneda? ¿Por qué era tan importante encontrarla? ¿Acaso era tan pobre esa mujer que sin esa moneda no iba a poder sobrevivir?
Esta parábola es una prueba fehaciente de que no todo está escrito en la biblia. Jesús usa esta narración para explicar el por qué Él se mezcla con pecadores y publicanos. Nos narra un hecho que, al parecer, es algo de muy fácil entendimiento. Al menos, lo es para quienes le escucharon en aquel tiempo. Para nosotros, no tanto. Si alguien tiene diez billetes de un dólar, y se le pierde uno, ¿dejaría de hacer todo lo que está haciendo para encontrar ese billete? ¿Le daría vuelta a toda la casa, buscándolo? Y una vez que lo encuentre, ¿de veras se pondría a festejar? Si lo vemos desde esa óptica, la comparación usada en esa parábola, tiene elementos faltantes para poder entenderla a plenitud.
Para poder comprender por qué una mujer pondría tanto ahínco en encontrar una pequeña moneda perdida, tenemos que regresar en el tiempo, y entender algunas cosas de las costumbres hebreas de aquel entonces.
Cuando una mujer era desposada, recibía como símbolo de su dote y de su responsabilidad como ama de casa, unas monedas. Algunos dicen que no eran diez sino que doce, otros que trece. En el caso de la parábola, son diez. Esas monedas representaban el bienestar económico del hogar, bienestar que residía en gran parte en manos de la esposa, al ser ésta quien administraba el dinero que su esposo ganaba. Justamente por eso le eran entregadas esas monedas, como representación de la responsabilidad que se dejaba en sus manos como ama de la casa.
Si esta mujer perdía tan siquiera una de esas monedas, había problemas. Para los hebreos, significaba que la mujer había sido irresponsable con las cosas del hogar. Aquello representaba que se avecinaban duros tiempos para su familia por culpa de ella, al no haber puesto la debida atención al administrar los bienes de su hogar. Perder tan solo una de esas pequeñas monedas era tomado como un presagio muy grave de cosas que podían pasar. No es de extrañarse entonces que la mujer dejara de hacer todo, y le diera vuelta a la casa entera, hasta encontrar la bendita moneda.
¿Cómo podía perderse esa moneda? ¿Acaso no las mantenían seguras en un cofre? Pues no. Esas monedas estaban cosidas a una prenda para usarse en la cabeza, prenda conocida como cofia. Era una especie de velo para que la mujer cubriera su cabello. En ese velo, en el borde, las mujeres cosían aquellas simbólicas monedas que representaban su dote. Obviamente, llevar ese velo facilitaba que, eventualmente, alguna de las monedas se descosiera y cayera por ahí. Si eso sucedía, era motivo de vergüenza y se tomaba como un terrible augurio. Por eso era preciso encontrar la moneda perdida. No se podía aceptar otra moneda, tenía que ser la moneda original, y solamente esa.
Esto es algo que aquellas mujeres entendían a la perfección. Es por eso que, cuando finalmente la mujer encuentra la moneda perdida, se pone a festejar, y llama solamente a otras mujeres para que celebren con ella. La parábola es clara en ese sentido. No hay hombres participando de la celebración, son solamente mujeres, ya que solamente ellas pueden entender la trascendencia del hecho.
De paso, aquí podemos ver de nuevo la figura de la mujer. Jesús le da una tremenda participación a la mujer en el plan de salvación. Si bien es cierto que el sacerdocio está en manos de solamente varones, la mujer no se queda atrás en el plan. En ésta parábola podemos ver claramente cómo Jesús nos enseña que las mujeres también jugarán un papel muy importante en la evangelización. Los hombres somos los sacerdotes, con Cristo como nuestro sumo sacerdote. Las mujeres son las madres de esa pequeña iglesia, conocida como familia, con la virgen María como Madre de toda la iglesia de Cristo.
Una vez más queda claro que no todo está en la biblia. Estos elementos como la cofia, las monedas en representación de la dote, la razón por la que se tiene que encontrar la moneda perdida, todo eso no está escrito en ninguna parte de la biblia. Hay que buscar en otras fuentes, hay que complementar las escrituras con estudios, con análisis detallados. Quienes se quedan con la anti bíblica sola scriptura, se quedan con muy poquito.
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me gusto mucho, y me aclara mucho el entender esta parabolo
ResponderBorrarSiempre pidiendo dinero si realmente sin de la palabra de Dios creó yo que solo deberían pedir esos dineros al papá o al Vaticano que ahí si hasi hay dinero porque tienen que seguir pidiéndole al pobre para hacerlo más pobre porque no le piden al Vaticano ellos. Tienen todo el dinero del mundo no usen la palabra de Dios para poder llenar sus bolsillos o los del Vaticano que ellos ya han echo mucho dinero através de los siglos gracias
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