Abogado protestante reconoce que la división es pecado, ¿La culpa? La mala interpretación protestante de la Biblia


ABOGADO PROTESTANTE RECONOCE QUE LA DIVISIÓN EN MILES DE SECTAS, ES UN GRAVE PECADO CONTRA EL CUERPO DE CRISTO
Por Jesús Mondragón (Saulo de Tarso) 

El abogado protestante David Bercot, experto en la interpretación de documentos, reconoce de forma valiente, que la división en miles y miles de sectas protestantes, es un grave pecado contra el cuerpo de Cristo y la causa de ésto, afirma, son los defectuosos métodos empleados por los protestantes para interpretar la Sagrada Escritura. De su libro, "Los primeros cristianos y sus escritos" extraemos su testimonio:

«¿Qué estoy diciendo? Estoy diciendo con gran franqueza que los métodos para entender las Escrituras que nosotros los cristianos creyentes de la Biblia hemos utilizado, no funcionan. Ninguno de ellos ha provisto un medio sólido para que todos los cristianos llegaran a ser un cuerpo otra vez.

A pesar de todos los sistemas de interpretación bíblica que han sido promovidos desde la Reforma, en cada siglo el cuerpo de Cristo se ha visto cada vez más fragmentado. Hoy en día, los cristianos profesos están divididos en más de 22 000 denominaciones y sectas diferentes (eso en 1992, cuando se escribió el libro, actualmente 70,000), con un promedio de cinco nuevas que se organizan cada semana. Y, generalmente hablando, ninguna de estas denominaciones y sectas depende de ninguno de los otros grupos. Además, casi todas estas denominaciones han sido establecidas desde el tiempo de la Reforma.

Si tú piensas que Cristo no objeta que su cuerpo esté siendo fragmentado por miles de divisiones, reflexiona. Lo más importante en su mente antes que fuese arrestado era la unidad de la iglesia. Él oró, diciendo: “Mas no ruego solamente por éstos, sino también por los que han de creer en mí por la palabra de ellos, para que todos sean uno; como tú, oh Padre, en mí, y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros; para que el mundo crea que tú me enviaste” (Juan 17:20,21).

Sin embargo, a nosotros los protestantes no nos importa nada si desgarramos otro pedazo de carne del cuerpo de Cristo. No admitimos que la división es un pecado peligroso. Pablo la catalogó como una de las “obras de la carne… acerca de las cuales os amonesto, como ya os lo he dicho antes, que los que practican tales cosas, no heredarán el reino de Dios” (Gálatas 5:19,21). Pablo le dijo a Tito: “Al hombre que cause divisiones, después de una y otra amonestación deséchalo, sabiendo que el tal se ha pervertido, y peca y está condenado por su propio juicio” (Tito 3:10,11). Quizá esa Escritura nos condena a nosotros los cristianos de hoy; somos hombres y mujeres que “causan divisiones” y “nos hemos pervertido y pecamos.” Pues nosotros y nuestros antepasados hemos causado divisiones en el cuerpo de Cristo.

En el transcurso de este libro, estaré utilizando muchas veces el término “protestante” para referirme a todos los cristianos profesos que no pertenecen a la Iglesia Católica Romana ni a ninguna de las iglesias ortodoxas del oriente. En otras palabras, cuando use este término, estaré incluyendo principalmente a los protestantes, evangélicos, pentecostales, anabaptistas y otros grupos no católicos. Soy consciente de que muchos de tales grupos no se consideran protestantes. Particularmente yo no me considero ser uno de ellos. Si me permites usar el término “protestante” en tal sentido libre y colectivo, en lugar de nombrar individualmente a todos los grupos no católicos cada vez que me refiera a ellos, este libro podrá expresarse con rapidez.

Y de una u otra manera, casi todos nosotros los “protestantes” hemos hecho nuestra parte en astillar aún más el cuerpo de Cristo. No sólo no nos arrepentimos de nuestro espíritu sectario, incluso queremos hacer de Dios un cómplice de nuestro pecado. Usualmente he oído a los cristianos evangélicos decir: “Es importante ir a la iglesia donde Dios quiere que vayas.” En otras palabras, Dios quiere que Juan Doe vaya a una cierta iglesia, María Jones a otra y Bob Smith aún a otra. Nos engañamos a nosotros mismos pensando que Cristo quiere un cuerpo dividido, a pesar que en su oración, Él desea lo contrario.

A pesar de sus limitaciones, la Iglesia Católica Romana, al menos ha sido capaz de permanecer como un sólo cuerpo. En contraste, desde el inicio, los reformadores estuvieron divididos los unos de los otros. En el transcurso del tiempo, aquellas divisiones sólo han empeorado. Hasta las religiones falsas tienen un mejor antecedente histórico que el de los cristianos bíblicos. El Islam es mucho más antiguo que las iglesias que surgieron a partir de la Reforma, y aún así, aquellos grupos adoran juntos en la misma mezquita cuando se hallan en un país extranjero.

No, no es normal para un grupo religioso fragmentarse en 22 000 sectas (70,000 en la actualidad) en un período menor de 500 años. Es algo raro. Y cuando los cristianos son los que lo hacen, es todavía más pecaminoso. “Pero, ¿qué puedo hacer?,” podrías preguntarte. “No es culpa mía que haya tantas denominaciones y divisiones.” Y en cierto sentido es verdad. La mayoría de nosotros no somos los que fundaron la gran variedad de denominaciones y sectas. Pero sí compartimos la misma mentalidad y el mismo espíritu de aquellos fundadores. Y si no estamos trabajando hacia una solución, entonces somos parte del problema.

Tenlo por seguro. Sí hay solución al problema de división. Todos los cristianos bíblicos que en verdad aman a Dios pueden ser un solo cuerpo...» LOS PRIMEROS CRISTIANOS Y SUS ESCRITOS, David Bercot, Capítulo 1

Éstas fueron las palabras sabias de un hombre que se esfuerza por entender la Biblia de manera honesta, palabras que caerán en los oídos necios de los fundadores de sectas. Roguemos a Dios por la unidad de su Cuerpo, que es la Iglesia, y algún día se cumpla el sueño de Jesucristo:

Juan 17,21
Para que todos sean uno. Como tú, Padre, en mí y yo en ti, que ellos también sean uno en nosotros, para que el mundo crea que tú me has enviado...


PAX ET BONUM


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