ÉL MISMO HIZO PÚBLICA SU RENUNCIA Y AHORA SE QUEJA DE QUE EL PÚBLICO SE META EN SUS ASUNTOS
AQUÍ NADIE TIENE EL DERECHO A JUZGAR AL UNO O AL OTRO. El asunto es que otros sacerdotes que se retiran de ejercer su ministerio, lo hacen en silencio, sin anunciarlo públicamente, para luego venir a quejarse de que se trata de un asunto privado.
Padre Alberto Linero, si no quería que las personas se metieran en sus asuntos, ¿PARA QUÉ LO PUBLICÓ POR TODOS LOS MEDIOS? Calladito se habría visto mejor.
El mismo padre Linero ha reconocido que quien está mal es él, no la Iglesia: "Venía con dudas con los hábitos. No del valor de sacramento, ni de la fe, sino de cómo yo viví y cómo construí la vida. Las dudas son mías, absolutamente mías, no son de nadie más, ni hago responsable a nadie de ellas".
“Yo soy un man que me equivoco, soy un man que me gusta decir malas palabras, me fascina decirlas… a veces tengo un temperamento fuerte y a veces puedo estallar”, dijo Linero explicando su condición de "pecador" al servicio de Dios.
El problema a fin de cuentas, es de él y de Dios que ha de juzgarlo. Lo verdaderamente vergonzoso, es la gran multitud de "católicos licuados", de esos que no conocen las más elementales doctrinas de la Iglesia Católica, de esos que jamás van a Misa, que viven en pecado mortal, que son amantes de lo mundano y ahora se han dedicado a "felicitar" al padre, con frases como éstas:
"Usted tiene derecho, padre"... "Lo felicito, padre"... "Usted también es hombre, padre"... "Es la mejor decisión, padre"... "¡Qué sabiduría la suya, padre!"... "¡Qué valiente usted, padre!"... "Claro, cómo se va a quedar solo, padre, usted tiene derecho a formar una familia"... "¡A vivir, padre!"...
No podemos juzgar al Padre Alberto Linero, A DIOS, EL JUCIO, pero tampoco podemos felicitarlo, llamando bien al mal, y mal al bien.
Isaías 5,20
¡Ay, los que llaman al mal bien, y al bien mal; que dan oscuridad por luz, y luz por oscuridad; que dan amargo por dulce, y dulce por amargo!
“Yo soy un ser humano común y corriente, no me siento ni mejor ni peor que nadie, yo no vivo la experiencia de Dios en un paradigma maniqueo en donde yo me creo bueno y los otros son malos, no (...) Me gusta disfrutar de una fiesta, soy un ser caribe abierto a la vida, siempre con la gente, entiendo la vida compartiendo con la gente, riéndome, mamando gallo, bailando, jugando dominó, soy hincha del Unión Magdalena, el mejor equipo del mundo, no tengo ningún problema en decir malas palabras, no juzgo a nadie ni señalo, quiero ser un puente entre las personas y Dios”, dijo en su momento el padre Linero a EL HERALDO.
Santiago 4,4
... ¿no sabéis que la amistad con el mundo es enemistad con Dios? Cualquiera, pues, que desee ser amigo del mundo se constituye en enemigo de Dios.
PAX ET BONUM
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Por Saulo de Tarso
El Padre Alberto Linero, tiene todo el derecho de renunciar, es de hecho, el acto más responsable que un sacerdote que ya no quiere continuar en su ministerio puede realizar, es mil veces mejor eso, que traicionar los votos y el ministerio sacerdotal como hiciera el otrora famoso padre Alberto Cutié, quien se separó de su ministerio después que se descubrió que tenía una amante.
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Padre Alberto Cutié, presentó su renuncia
después de ser descubierto que tenía una amante
y en vez de reconocer su error, se dedico a culpar a la iglesia
por su pecado de fornicación.
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Padre Alberto Linero, si no quería que las personas se metieran en sus asuntos, ¿PARA QUÉ LO PUBLICÓ POR TODOS LOS MEDIOS? Calladito se habría visto mejor.
El mismo padre Linero ha reconocido que quien está mal es él, no la Iglesia: "Venía con dudas con los hábitos. No del valor de sacramento, ni de la fe, sino de cómo yo viví y cómo construí la vida. Las dudas son mías, absolutamente mías, no son de nadie más, ni hago responsable a nadie de ellas".
“Yo soy un man que me equivoco, soy un man que me gusta decir malas palabras, me fascina decirlas… a veces tengo un temperamento fuerte y a veces puedo estallar”, dijo Linero explicando su condición de "pecador" al servicio de Dios.
El problema a fin de cuentas, es de él y de Dios que ha de juzgarlo. Lo verdaderamente vergonzoso, es la gran multitud de "católicos licuados", de esos que no conocen las más elementales doctrinas de la Iglesia Católica, de esos que jamás van a Misa, que viven en pecado mortal, que son amantes de lo mundano y ahora se han dedicado a "felicitar" al padre, con frases como éstas:
"Usted tiene derecho, padre"... "Lo felicito, padre"... "Usted también es hombre, padre"... "Es la mejor decisión, padre"... "¡Qué sabiduría la suya, padre!"... "¡Qué valiente usted, padre!"... "Claro, cómo se va a quedar solo, padre, usted tiene derecho a formar una familia"... "¡A vivir, padre!"...
No podemos juzgar al Padre Alberto Linero, A DIOS, EL JUCIO, pero tampoco podemos felicitarlo, llamando bien al mal, y mal al bien.
Isaías 5,20
¡Ay, los que llaman al mal bien, y al bien mal; que dan oscuridad por luz, y luz por oscuridad; que dan amargo por dulce, y dulce por amargo!
“Yo soy un ser humano común y corriente, no me siento ni mejor ni peor que nadie, yo no vivo la experiencia de Dios en un paradigma maniqueo en donde yo me creo bueno y los otros son malos, no (...) Me gusta disfrutar de una fiesta, soy un ser caribe abierto a la vida, siempre con la gente, entiendo la vida compartiendo con la gente, riéndome, mamando gallo, bailando, jugando dominó, soy hincha del Unión Magdalena, el mejor equipo del mundo, no tengo ningún problema en decir malas palabras, no juzgo a nadie ni señalo, quiero ser un puente entre las personas y Dios”, dijo en su momento el padre Linero a EL HERALDO.
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