DE SATANISTA A MORMÓN Y UN LARGO CAMINO EN DIVERSAS DENOMINACIONES EVANGÉLICAS, HOY, CATÓLICO SOY
Por Rodrigo Andrés Calvo Bernal
Antes que nada, quiero aclarar que este testimonio no es tan detallado por cuestiones de extensión, sin embargo, gracias a muchos amigos que han leído la primera versión de éste y han hecho observaciones, he podido hacer ajustes en la redacción, especificar algunos aspectos que no habían quedado claros antes, e ingresar algunos detalles que se habían dejado por fuera del primer testimonio. El propósito del testimonio completo que estoy escribiendo es darle la gloria a Dios por su amor hacia mí en este “Año de la Misericordia”, pues me siento, el hombre más afortunado y beneficiado con el Amor, la paz y el perdón que sólo Dios nos puede otorgar.
Nací el 20 de diciembre de 1975 en Cali, Colombia hijo único por parte de Marina Bernal y Sergio Calvo Tovar. Viví una infancia muy feliz hasta los 5 años, pues mis padres se separaron cuando yo tenía esta edad, y mi vida se tornó un tanto triste, para mí era muy duro ver a mi mamá llorar y a mi padre irse a conformar otro hogar, en ésa época no eran muy comunes las separaciones, pero mi madre tomó la valiente decisión de no soportar una vida de maltrato y darme buen ejemplo. A partir de la separación las cosas cambiaron mucho en la casa pues mi madre me llevó a vivir a la ciudad de Bogotá, donde realicé mis estudios de transición, primaria, secundaria y universitarios.
Para mí era extraño y desconsolador ver en el colegio las reuniones de padres de familia o el día del padre ver que mi papá estaba ausente, veía los padres de otros muchachos con toda la familia y solía preguntarle a Dios, ¿Por qué no puedo tener una familia normal Señor?
Mi amada Madre toda su vida ha sido una ferviente militante Católica pues de joven perteneció a los cursillos de cristiandad; después de la separación con mi papá, ella entró a laborar en el Minuto de Dios (corporación de los padres eudistas), durante las vacaciones acompañaba a mi mami a la oficina donde pude conocer al padre Rafael García Herreros (un hombre santo) y al Padre Diego Jaramillo quien era el jefe inmediato de mi madre. Ya en los años 1985-86 ella asumió el cargo de la secretaría internacional de los Talleres de oración del padre Ignacio Larrañaga (designada personalmente por él) tuve el honor de conocerlo a la edad de 10 años.
Me formé en el colegio gimnasio de los Cerros, un colegio Católico bajo la tutoría del Opus Dei. Desde mi primaria hice buenos amigos y tuve muy buenos profesores, donde aprendí muchas cosas sobre la fe Católica. Sin embargo, aunque recordaba las lecciones, muchas veces las deseché durante mi vida, hoy en día las atesoro.
Después a mis 16 años, llevado por el dolor, comencé a introducirme en el mundo del satanismo, a través un amigo de mis primos el cual tenía un tío que practicaba la magia negra, comencé a estudiar sobre esos temas apasionadamente, sin embargo, a medida que estudiaba más, comenzaron a suceder e incrementarse eventos sobrenaturales extraños de manera más intensa; el culmen de esta situación llegó cuando comencé a usar la tabla ouija con algunos de mis amigos de Barrio, siendo yo quien los indujo a estas prácticas. Durante una sesión con la tabla, se nos salió de control y ante la angustia de mis amigos y mía de sufrir una posesión demoníaca, le pedí a Dios que si en realidad existía se manifestara y nos ayudara, a lo cual, para mi sorpresa sucedió (los detalles del evento no los expongo aquí para no hacer la narración más larga), al final del suceso dimos gracias a Dios y destruimos la ouija para nunca más usarla, al día siguiente, acudimos a la confesión cada uno por su lado. Sin embargo, al confesar mis culpas y al reconocer que yo había blasfemado y había inducido a mis amigos a dichas prácticas, el sacerdote de mi colegio me dijo que mi caso debería consultarlo con el CELAM (Consejo Episcopal Latinoamericano) el cual queda ubicado cerca de mi colegio en el barrio Usaquén (ciudad de Bogotá, con el fin de recibir la penitencia apropiada y así reestablecer la comunión definitiva (pues el padre me advirtió que con la absolución otorgada sólo era parcial). Este proceso duró un mes, dicha espera se me hizo eterna.
Durante ese mes, al barrio llegó un amigo nuevo el cual provenía de familia mormona y comenzó a invitarme a los eventos de su iglesia, además de comenzar a recibir las enseñanzas de los misioneros mormones (elderes) en la casa de mi amigo, pues debido a la fuerte oposición de mi madre, no podía recibirlos en mi casa, durante ese proceso me enamoré de una jovencita mormona, lo cual aceleró mi conversión hacia el mormonismo y estuve a punto de irme de misionero, lo cual no logré gracias a que afortunadamente, mi amada madre se negó a financiarme dicha misión.
Pasado el mes ya se me había comunicado la decisión del CELAM sobre mi caso, pero para entonces yo ya me había vuelto mormón. En los meses posteriores, yo le seguía insistiendo a mi madre el deseo de que me financiara la misión mormona, casi la vuelvo loca con el tema, hasta que un buen día mi madre me propuso un trato, me dijo que fuera y hablara con un sacerdote amigo de ella y que si después de hablar con él, yo seguía empeñado en hacerme misionero, entonces ella me financiaría la misión tan anhelada. Ante esta proposición tan fácil yo acepté sin problemas pues estaba seguro que nada me haría cambiar de opinión.
Este Sacerdote es un peruano llamado Carlos García “El padre Charly”, como muchos le llamaban cariñosamente, para entonces trabajaba en un colegio Católico que funciona en el barrio minuto de Dios. Yo averigüé como llegar y entonces me dirigí a hablar con este presbítero, para salir rápido del requisito solicitado por mi madre. La verdad yo me imaginaba que me encontraría a un sacerdote anciano y retrógrado al cual sería fácil ignorar. Sin embargo cuando entré a la sala de profesores de ese colegio pregunté por el Padre Charly y me respondió un joven diciendo que era él a quien buscaba; al verlo no pude salir de mi sorpresa y aún escéptico, pensé que me estaba jugando una broma y yo le dije: “no, en verdad estoy buscando al padre Charly”, a lo cual él se sonrió y les preguntó a los profesores presentes que quien era él, al unísono me respondieron que efectivamente ese joven era la persona a la que yo había ido a buscar.
Me senté a compartir con él todo lo vivido hasta ese momento, él entonces comenzó a enseñarme pacientemente sobre los errores doctrinales del movimiento mormón y me invitó a un grupo de jóvenes que él dirigía los días jueves en la tarde llamado “Génesis”, al comienzo comencé a sacarle excusas para no ir pues yo siempre imaginé que a esos grupos iban jóvenes que se vestían mal, de apariencia descuidada y que eran rechazados por el resto de la sociedad, yo imaginaba que a este grupo iban estos jóvenes a desahogar sus penas por ser rechazados por los jóvenes “normales”. Pero el Padre Charly, dándose cuenta de mi reacción me dijo: “lástima que no puedes ir, porque allá van unas muchachas muy lindas”. Jajajaja, el bendito padre, muy astutamente había dado en el clavo de mis preocupaciones y sembró en mí la duda.
Al jueves siguiente yo ya estaba muy cumplido en dicho grupo y para mi sorpresa, todos esos jóvenes eran “normales” y no un puñado de rechazados como imaginaba yo, y tal como lo dijo el padrecito, habían muchachas muy bellas con un elemento a su favor: “amaban y buscaban de Dios”
Entonces yo comencé a dejar el mormonismo de lado y empecé a aprender sobre cómo orar, alabar a Dios, a leer y entender la biblia, sin embargo, aunque conocí muchos jóvenes no tenía un amigo cercano con quien compartir profundamente esta experiencia de fe. Un buen día orando en el grupo juvenil, le pedí al Señor que me diera un amigo en la fe, y resultó que cuando abrí los ojos, vi a un muchacho de mi colegio, con el cual no trataba y sinceramente no le veía nada en común conmigo. En ese momento yo le dije al Señor: “tienes que estar bromeando, ¿Alfonso Gutiérrez?, ¿Cómo se te ocurre?” En ese instante, él me vio, se acercó y me saludó, salimos del grupo y nos fuimos a despedir, cuando nos dimos cuenta a ambos nos servía el mismo bus, ese mismo día me di cuenta que vivía cerca a mi casa, posteriormente empezamos a compartir la vida de fe en el colegio y por fuera de él, aunque Alfonso se encontraba en un grado escolar por debajo del mío en el colegio, no fue impedimento para convertirnos en grandes amigos, vivimos experiencias de fe muy interesantes.
Durante los primeros meses de nuestra amistad, Alfonso me presentó un grupo de oración al cual él también asistía llamado “María Santificadora” dirigido por Gloria Gómez (una mujer llena de dones y carismas del Espíritu Santo) y también comencé a asistir ahí, sin embargo una de las primeras reuniones para mí fue algo impresionante. Resulta que estando en plena oración Gloria se paró a decir a los asistentes que había personas que sufrían de ciertos males y anunciaba cómo el Señor las estaba curando (lo cual después confirmaban) y a pesar de ver milagros extraordinarios, eso no fue lo que más me impresionó. Justo después de haber anunciado los milagros de Dios, ella hizo una pausa y dijo: “Aquí hay un joven que estuvo practicando el satanismo, el Espíritu Santo me muestra que a pesar de que ya se arrepintió y lo dejó, necesita ser liberado”. Ahí mismo yo pensé: “que persona tan de malas, andar en esas y que lo exhiban en público”. Acto seguido ella pidió que ese joven pasara al frente, yo me quedé atento con un poco de ansiedad para ver quien había sido ese pobre infeliz. Los minutos pasaban, y nadie se presentaba ni decía nada, pero ella seguía insistiendo que esa persona estaba presente ahí. De repente comencé a sudar frío, quedé como paralizado, pues me di cuenta, que el pobre infeliz que debía exponerse en público era yo… qué vergüenza. No sabía que hacer, no tenía valor, luego ella hizo un último llamado, y yo a sabiendas que era mi última oportunidad, me puse en pie y dije “Soy Yo”. Ella oró por mí, todos alabaron a Dios, pero después del grupo ella me llamó a parte y me dijo, necesito que hagamos una cita para orar por ti. Esa misma semana tuve el honor de que ella apartara toda una tarde, de su apretada agenda para orar por mí, orar por mis heridas del pasado, liberación etc. Fue una larga jornada, en la cual ambos terminamos extenuados.
Pasado Alfonso y unos amigos marianos del barrio conocieron a un joven amigo fraile Dominico llamado Nelson Medina también conocido como “Fray Nelson”, supe por mis amigos que él era ingeniero mecánico graduado de una prestigiosa universidad de Bogotá, con un futuro profesional brillante, pues al graduarse ya le esperaba un jugoso contrato para trabajar con la fábrica de automóviles marca Mercedes Benz en Alemania, sin embargo, antes de graduarse comenzó a meditar en la perfección de Dios y la belleza de la Santísima Virgen María y lo dejó todo para meterse en el convento (al menos esa fue la historia que me contaron de él). Al poco tiempo, me presentaron, él comenzó a enseñarnos una teología bastante densa y profunda en un grupo que él formó llamado “primera generación”, en ese grupo el Señor movió a este fraile a nombrar un grupo de 12 personas que nos formaríamos directamente con él para luego ayudar a grupos venideros de creyentes con la enseñanza, entre estos 12 elegidos estábamos Alfonso, también estaba en este grupo un amigo mariano del barrio llamado Daniel Palacio, el cual le encantaba tocar guitarra y cantar, asistía a los grupos marianos del vidente Felipe Gómez y siempre quiso ser músico. Las reuniones las realizábamos los días viernes por la noche en la casa de uno de los 12, recuerdo que era un muchacho de piel blanca, altísimo que usaba unas gafas con unos lentes tan gruesos que con ellos se podía ver el futuro (exagero pero si eran los lentes muy gruesos), se llamaba Astolfo, tiempo después las reuniones dejaron de hacerse en su casa pues se había ido al seminario, creo que hoy en día es sacerdote.
Sin embargo, para esa fecha el CELAM (el mismo que me había impuesto la penitencia un par de años atrás) había comenzado a mandarme invitaciones escritas para asistir a unas reuniones que iban a dar inicio, en el marco del diálogo ecuménico con pastores evangélicos (aún desconozco la razón por la cual me invitaron, pero yo ni corto ni perezoso acepté ir), con el tiempo conocí varios pastores evangélicos en la ciudad de Bogotá (hay muchos otros detalles que omito acá para no alargar más este escrito), el hecho es que, al final terminé congregándome en las iglesias evangélicas y nuevamente había abandonado la fe Católica. Esto causó cierto rechazo por parte de algunos de los famosos 12 del grupo “primera generación” los cuales bromeaban diciendo que yo era el judas Iscariote de los 12 de Fray Nelson, yo sabía en el fondo que esas afirmaciones eran ciertas, aunque me dolían profundamente. Sin embargo mi amigo Alfonso, nunca me condenó, sino que alguna vez que estábamos charlando sobre ese tipo de comentarios, me dijo: “Bueno, al menos eres un evangélico que ama a María”. Años después él se casó y se fue a vivir a Estados Unidos, a veces nos hablamos por internet de manera esporádica, sin embargo su amistad dejó un recuerdo imborrable en mi corazón, pues para mí en verdad él se convirtió más en un hermano y mi mejor amigo.
Con el pasar de los años, yo ya había desechado toda enseñanza Católica, exceptuando un respeto profundo combinado con cierta prevención hacia la virgen María, pero con el transcurrir de los años, me había vuelto abiertamente anti-Católico. Durante mis años como evangélico en la ciudad de Bogotá pasé por 4 Iglesias distintas: la Iglesia cruzada cristiana del barrio Pasadena, El tabernáculo de la fe, Misión Carismática Internacional y finalmente la Iglesia amor en acción, todas a pesar de ser iglesias evangélicas tenían enseñanzas y diferencias doctrinales entre sí aunque sutiles, por ese tiempo pertenecí a un grupo scout cristiano llamado Ictus, donde había jóvenes de distintas denominaciones protestantes: metodistas, bautistas, presbiterianos, evangélicos, pentecostales, wesleyanos, luteranos y otras varias denominaciones. En ese punto yo comencé a preguntar, por qué tantas diferencias entre unos y otros, a lo cual me respondieron que las diferencias eran de forma y no de fondo, que por ejemplo los evangélicos se preocupan más por evangelizar, los bautistas se especializan en el bautismo, los pentecostales en los dones y carismas, etc, pero que había una unidad espiritual en Cristo, en resumen que no importaba lo que cada uno creyera, siempre y cuando tuviera a Cristo en el centro de su vida.
Los años pasaron y me fui a hacer mis prácticas universitarias a un pueblo conocido como zona roja o en conflicto (pues ahí hacían presencia las guerrillas de las FARC, ELN, paramilitares y Militares). Ese pueblo se conoce con el nombre de Tame, en el departamento de Arauca, y mi misión era asesorar al Alcalde de ese municipio en la construcción del plan de desarrollo y además servir de enlace para atender las víctimas de desplazamiento forzado que arribaran al municipio. Estando allá supe que sólo había 3 iglesias no Católicas en aquél lugar, una era una iglesia pentecostal que funcionaba en una especie de choza gigante hecha en madera, otra era una iglesia indeterminada que funcionaba dentro de una casita diminuta, en la cual también vivía el pastor, y por último y la más presentable se llamaba: “Iglesia Ministerial de Jesucristo Universal”. Decidí asistir a esa Iglesia, y sinceramente me pareció un lugar muy extraño; pues en dicho lugar cantaban himnos similares a los himnos mormones, pero al finalizar el culto, a los miembros nuevos se les hace una atención especial, la cual consiste en recibir durante las tres primeras veces, una serie de profecías donde te decían que te ibas a encontrar con una persona que no veías hace mucho tiempo, que conocería el amor de mi vida, que si jugaba tal número me podría ganar la lotería, todo eso jamás me sonó a profecía, sino a adivinación, pues sentía como si me estuvieran leyendo el horóscopo o las cartas. Fui las primeras 3 veces porque no resistí la curiosidad de escuchar las supuestas profecías (que nunca se cumplieron), pero luego de eso preferí no congregarme en ninguna iglesia de ese pueblo.
Seis meses después yo había terminado mis prácticas y llegó el momento de graduarme de la Universidad Nacional de Colombia como politólogo, habiendo recibido mi título, sentí un gran deseo de irme a vivir a Cali, mi ciudad natal, pues me había obsesionado con que yo quería servir al Señor, vivir, casarme, tener familia y morir en el lugar donde yo había nacido.
Estando viviendo en Cali, llegué a congregarme en la iglesia llamada “Plenitud” por recomendación de mi pastor en Bogotá, allí seguí estudiando y preparándome, pero a la vez por mi trabajo en política tenía amigos ateos y también Católicos a los cuales yo les quería predicar sobre Cristo. Entre todos esos amigos tuve una amiga muy querida llamada Enid Mayor, la cual siendo Católica tuvo que soportar durante mucho tiempo mis burlas hacia el Catolicismo. Un buen día, ella me saludó con un dvd en la mano y me dijo que lo viera y que luego opinara. Yo le pregunté de qué tema trataba ese video, a lo cual ella me respondió que se trataba de un video de un ex pastor protestante que se había convertido en Católico “Fernando Casanova”. Ante esa respuesta, me sentí un poco sorprendido, sin embargo luego pensé, debe ser alguien de esos que dicen que se convirtieron porque se le apareció la imagen de la Virgen en un buñuelo o a través de una humedad en la pared con la forma del rostro de Jesucristo, yo le recibí cortésmente el dvd y lo guardé, sin intensiones de verlo.
Para mi desdicha mi amiga Enid comenzó a preguntarme insistentemente durante casi 3 meses, que si yo ya había visto el video y que era lo que yo opinaba sobre ese testimonio, su insistencia fue tal que un día me senté a verlo para refutarlo con la biblia y por fin quitármela de encima. Al colocar el dichoso video vi a la esposa de este ex pastor dando su testimonio de conversión, la verdad yo no le di mucha importancia a ese testimonio pues no decía nada que yo considerara extraordinario, por lo cual llamé a mi amiga y le dije que ese video era una bobada, entonces ella insistió en preguntarme que si ya había visto todo el video incluyendo el testimonio del ex pastor, a lo cual yo le respondí que no y que con el testimonio de la esposa de este hombre me bastaba para entender que no era nada que yo no pudiera refutar, pero tanta fue la insistencia de Enid que acepté ver la segunda parte que tenía el testimonio de Fernando Casanova, sin embargo, esta vez me senté con biblia y libreta en mano para refutar de una buena vez y por todas ese testimonio y de paso mostrarle los resultados a mi amiga, para convencerla de abandonar el Catolicismo e integrarse a mi iglesia.
El impacto que recibí al ver el Testimonio de Fernando Casanova, fue un golpe de frente que me había dejado realmente sorprendido, ese día revisé el video por lo menos unas 5 veces repasando versículo por versículo cada uno de los argumentos que este señor exponía y por más que buscaba no encontraba ningún error en sus afirmaciones. Tuve que llamar a Enid diciéndole que yo no había podido refutarlo, pero que yo personalmente le entregaría el video con ese testimonio al pastor de mi congregación, pues él seguramente sí lo iba a refutar. Hice lo prometido, le entregué al pastor el video y le encargué que por favor lo refutara y me explicara, lo cual él gustosamente aceptó.
Durante 4 semanas, cada domingo le pregunté al pastor si ya había refutado el dvd Católico a lo cual, siempre me respondía que se encontraba en esa labor, por fin, cuando llegó la cuarta semana, le dije: “bueno pastor, necesito una respuesta definitiva ya”. Ante mi decisión el pastor me miró y me dijo más o menos lo siguiente: “Bueno, lo que sucede es que Casanova era un pastor pentecostal y ellos no están tan bien formados como los pastores evangélicos, pero lo que sí le puedo decir es que María si es la madre de Dios con Nosotros”. La segunda parte de su afirmación me dejó frío de los pies a la cabeza, pues los evangélicos dicen que María si es la madre de Jesús en la carne, pero jamás afirman que María sea la madre de Jesús como Dios.
A partir de ese momento se me revolvió la cabeza y no sabía a donde quien ir para consultarle, sin embargo, por esos días, yo me encontraba fundando, junto con otros 4 amigos, un movimiento político pluralista pero con valores y moral cristiana, (curiosamente dos de ellos son aún Católicos y los otros dos son cristianos evangélicos), entonces mis amigos evangélicos me invitaron a asistir a su iglesia, a lo cual yo acepté gustosamente, no sólo porque estaba en búsqueda de respuestas, sino además porque es la Iglesia evangélica de Cali desde hace varios años, por ello imaginé que si era tan grande, ahí encontraría la verdad, pues tanta gente asistiendo cada vez más, sería un camino inequívoco y seguro para encontrar la verdad completa.
Gracias a mis años de militancia tanto entre católicos como evangélicos, yo tenía un conocimiento más o menos amplio de la biblia y nociones de teología. Debido a lo anterior, no tuvo que pasar mucho tiempo para darme cuenta que ahí tampoco estaban las respuestas que yo buscaba, y que la razón del por qué tanta gente iba a allí era porque esta iglesia estaba centrada en el evangelio de la prosperidad y la espectacularidad, yo seguí asistiendo a allí pero, seguía buscando información por mi cuenta, hasta que di con una amiga de la Iglesia anterior que estaba asistiendo a una iglesia episcopaliana y acepté ir a conocer e investigar sin dejar de asistir a la iglesia evangélica (pues tuve miedo que la búsqueda, me estuviera llevando a caminos cada vez más confusos y extraños), cuando empecé a asistir a esta nueva iglesia, descubrí que funcionaba en la sala comedor de una casa residencial cualquiera; al entrar y conocer todo me pareció sospechosamente agradable, ¿Por qué? Porque los episcopalianos al igual que los evangélicos, no creen en la transubstanciación (conversión del vino y el pan en el cuerpo verdadero de Jesucristo como alimento espiritual para nosotros), pero los primeros simulan tradiciones Católicas como la Eucaristía y el uso de vestimentas sacerdotales, sentí que aquello era una burla a los católicos y a los evangélicos, creo que no alcancé a ir más de tres veces a ese sitio.
Tiempo después encontré otra amiga que perteneció a la iglesia anterior a la que yo asistía, con la diferencia, que ella había desertado hacia una Iglesia Bautista Ubicada en la avenida paralela de la autopista Simón Bolivar a la altura del Barrio “Ingenio III”. Gustosamente asistí pues dentro del mundo protestante, esta denominación goza de una gran reputación en cuanto al estudio profundo de la biblia, yo me dije a mí mismo: “acá si van a estar las respuestas que busco”, recuerdo que el primer día el pastor le pidió a todos que sacaran sus lápices de colores y que subrayaran con un color los verbos, otro para los artículos, otro para los sustantivos, etc. Durante un mes estuve asistiendo, y aunque habían buenas personas, los cultos Bautistas me parecieron sosos, y sin gracia, y sólo aprendí a colorear la biblia (ese era el estudio profundo que tanto anunciaban).
Siguiendo en mí búsqueda callada, encontré que un amigo mío se había convertido en judío mesiánico, me llamó la atención su manejo del hebreo y sus cantos que oscilaban entre lo judío y lo evangélico, sin embargo recordé que a mediados de los años 90, la iglesia evangélica a la que yo asistía, tenía unos creyentes amigos que nos presentaron junto con varias personas, un proyecto para evangelizar junto con los pentecostales, a los judíos de Israel y del mundo entero, con el fin de que aceptaran a Jesucristo para acelerar la segunda venida de nuestro Señor, ellos estaban pidiendo voluntarios y también financiamiento para el dicho proyecto llamado “ventana 20/20”.
Este proyecto consistía entrenar; en costumbres judías, hebreo y biblia; a personas evangélicas y pentecostales que tuvieran rasgos similares a los judíos y tomaran su apariencia para infiltrarse entre ellos y así poderlos convencer fácilmente de aceptar a Jesucristo como su Señor y Salvador. Unos dos años después me enteré que el proyecto había fracasado pues no estaban suficientemente preparados en el conocimiento sobre el judaísmo, por lo cual fueron rápidamente rechazados, sin embargo, a estos “misioneros” les quedaron gustando las costumbres y disfraces judíos y en vez de retornar a sus denominaciones de origen fundaron 3 distintas denominaciones nuevas. Ellos comenzaron a predicar que había que cumplir la ley antigua de moisés, guardar el sábado y varias barbaridades más, entre ellas sacar nuevas versiones inspiradas de la biblia en hebreo- mezclado con español. Por ese motivo, a esa iglesia ni siquiera me asomé.
Llegó un momento difícil de mi vida, pues además de la confusión espiritual en la que me encontraba, me encontré con una nueva realidad: El político con el que yo trabajaba había perdido las elecciones, por lo tanto, yo estaba desempleado, pero gracias a la providencia divina, otros amigos políticos si habían ganado electoralmente la alcaldía de Bogotá; inmediatamente les pedí ayuda y me tendieron la mano apoyados por mí exjefe.
Al comienzo le di gracias al Señor porque en Bogotá reside mi madre y aunque no quise contarle nada sobre mi crisis espiritual, sentirla a ella a mi lado sería un alivio para mi alma. Por otra parte aunque inicialmente me alegré porque en mi nuevo empleo ganaría tres veces más que lo que recibía en el anterior, tenía por jefe a una señora que profesaba un abierto desprecio por aquellos que veníamos a trabajar provenientes de otra ciudad, al enterarse que yo venía de Cali, no dudó en hacerme la vida de cuadritos. En ese tiempo yo llevaba los domingos a misa a mi Mamá pero yo no entraba ni participaba de la misa, simplemente me quedaba afuera escuchando, mientras le pedía al Señor que me iluminara, porque lo que estaba en juego era mi salvación, realmente me encontraba muy preocupado por la vida eterna y no podía equivocarme, pero no sabía a donde ir, no sabía a quién consultar, no tenía más información católica más que la del dvd de Fernando Casanova, esto me llevó a una decepción sobre la vida de fe, por lo cual me entregué por un tiempo a algunos placeres mundanos para apaciguar esa confusión y dolor que me ahogaban.
Ocho meses después de cumplido el contrato, no me lo renovaron, y me quedé sin trabajo nuevamente, sin embargo, a uno de los amigos evangélicos con los cuales fundé el movimiento político le había salido un nombramiento político en Cali y eso me abriría las puertas para intentar conseguir un empleo nuevamente. Al regresar a Cali todo fue festejo y celebración, pero al poco tiempo mi amigo descubrió que había recibido el cargo en las peores condiciones posibles y por tanto, no podía contratarme.
A pesar de estar rodeado de gente que me quería, me apoyaba anímica y económicamente, me sentía inmensamente solo. Y fue en esa soledad que decidí retomar mi búsqueda, después de año y medio de haber visto ese bendito dvd que había puesto mi mundo de cabeza. Decidí leer todos los días la biblia, en orden estricto desde génesis hasta apocalipsis, capítulo por capítulo (y no por versículos sueltos, como se me enseñó en la iglesia evangélica); mientras que veía videos y artículos por internet donde había argumentos a favor y también en contra de las doctrinas Católicas, mientras buscaba información me encontré varias veces con videos sorprendentes de pastores que, dentro de una misma denominación se hacían acusaciones graves, se lanzaban maldiciones entre sí, y ni hablar de la forma como se expresaban cuando se referían a otras denominaciones que no fueran las suyas, entre todos se acusaban de ser iglesias falsas y falsos maestros. Entre tantas acusaciones de un lado y otro la percepción se volvía a veces más confusa.
Sin embargo proseguí en mi tarea de buscar la iglesia verdadera y de descubrir si aquél dvd que me prestó mi amiga, era una mentira sofisticada o por el contrario era el camino por el cual yo debía avanzar. Tomaba los videos a favor y en contra de las doctrinas católica Luego las contrastaba con la biblia en la mano, en ese plan me la pasé por un año completo, día y noche, hubo hasta días donde ni me bañaba, no quería perder tiempo, tenía que saber la verdad.
Un buen día escuché en un canal Católico que había un libro muy bueno y detallado llamado “Roma Dulce Hogar”, escrito por un ex pastor que también se había vuelto católico llamado Scott Hann, inmediatamente busqué ese libro por todas las librerías que pude, sin tener éxito. Me encontraba frustrado, porque quería tener en mis manos físicamente ese libro para poder tomar notas. Sin embargo, lo busqué por internet, y efectivamente lo encontré a manera de audiolibro. Me apresuré a ponerlo y escucharlo atentamente y a partir de ese momento, muchas cosas comenzaron a cambiar en mi vida:
1. Comencé a recibir las respuestas que tan afanosamente había buscado por casi 2 años y medio.
2. Me di cuenta, que muchas enseñanzas dadas en las Iglesias protestantes contra el Catolicismo son falsas y están mal fundamentadas.
3. Sentía deleite al escuchar la palabra de Dios correctamente usada y argumentada, mientras lloraba por momentos ante tanta emoción.
4. Comencé a ver la biblia de un modo totalmente distinto.
5. Pude identificar plenamente que Jesucristo sí había fundado la Iglesia Católica y que en ella está toda la verdad.
6. Perdí finalmente el miedo hacia la figura de María por tantos años de adoctrinamiento contra ella.
7. Comencé a descubrir la increíble hermosura de la Eucaristía.
8. Y un redescubrimiento importante, la necesidad de la confesión ante alguien investido de poder y autoridad apostólica.
Hubo muchos más descubrimientos que hice ese día y durante los días siguientes pues yo escuchaba una y otra vez el mismo audiolibro, tomaba apuntes y luego lo contrastaba con mi biblia en la mano. Pero el descubrimiento que más me inquietó fue el número 8, pues recordé inmediatamente que yo llevaba 14 años sin confesarme, y me entró el pánico, ¿Cómo haría yo para acordarme de 14 años de pecados? Necesitaba con urgencia retornar a la casa de mi Padre Celestial, aquella de la cual yo ya había huido 2 veces en el pasado yéndome tras hermosos espejismos, y ahora me sentía cansado, agobiado, confundido y con hambre espiritual, yo necesitaba regresar una vez más como el hijo pródigo.
Recordé que al siguiente día era domingo y averigüé el horario de las misas en la parroquia de mi barrio. Fui a misa y esperé a que terminara para abordar al sacerdote de la parroquia: El padre Pablo. Una vez despachó la gente pude hablar con él diciéndole que necesitaba una confesión urgente y le expliqué que tenía 14 años sin confesarme. El muy gustosamente me atendió y cuando comenzó mi confesión, yo era consiente que no podría acordarme de cada uno de mis pecados cometidos durante tantos años, y lleno de temor hice lo mejor que pude por confesar cada uno de los pecados que yo recordaba; al final ya no recordaba más, y le aclaré al padre que yo no me acordaba de más pecados en ese momento, por lo cual este sacerdote me ayudó formulándome una serie de preguntas, las cuales me ayudaron a confesar otra cantidad de faltas. Una vez el padre se cercioró de que era suficiente, dijo las palabras más maravillosas que jamás haya escuchado: “Dios, Padre misericordioso, que reconcilió consigo al mundo por la muerte y la resurrección de su Hijo y derramó el Espíritu Santo para la remisión de los pecados, te conceda, por el ministerio de la Iglesia, el perdón y la paz. Y yo te absuelvo de tus pecados en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
En ese momento, sentí que toda la carga que yo llevé durante 14 años pero en especial durante los últimos casi 3 años de búsqueda había desaparecido instantáneamente y me sentí en paz, seguro y a salvo en los brazos de mi Padre Celestial.
Tiempo después descubrí que definitivamente, El Señor tiene su propio estilo para ponerle su sello a sus obras. Pues por Diosidencias de la vida (las coincidencias hermosas que provienen de Dios), descubrí que el lugar donde hoy asisto como miembro activo, el cual, es la misma a donde acudí desesperadamente ese día para recibir el perdón para volver como el hijo pródigo ante su Padre amado, se llama: Parroquia “Dios Padre Misericordioso”.
A Partir de ese día otras nuevas cosas pasaron:
1. Me he dedicado a escribir por internet para enseñarles a todos los hermanos católicos y no católicos, las verdades de la Iglesia Católica a la luz de la biblia.
2. Comencé a sentir un amor inmenso por Jesucristo, por María, por su Iglesia y sus enseñanzas.
3. El movimiento político que yo ayudé a fundar no sólo ha crecido muchísimo, sino que además hoy, tal movimiento tiene que reescribir la historia de sus inicios, porque ya no se dirá que fue fundado por 2 católicos y 3 evangélicos, sino que ahora se tendrá que decir que este grupo político fue fundado por 3 católicos y 2 evangélicos.
Católico Soy.
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Sencillamente excelente
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