¿QUÉ ES LA CANONIZACIÓN DE LOS SANTOS?
Por Richbell Meléndez
La palabra "canon" viene de la palabra griega kanon significa una varilla o estándar de medida.
La costumbre de canonización en sí inicio en la Iglesia Primitiva por aclamación popular. De ahí la costumbre de llamar a todos los apóstoles "Santo."
Los santos, hasta el siglo V eran aclamados después de su muerte a "vox populi" (aclamación popular). Para evitar abusos, a partir del siglo V, los obispos tomaron responsabilidad por la declaración de santidad en su diócesis. Ellos confirmaban la aclamación popular y asignaban al santo un día de fiesta, generalmente el aniversario de su muerte.
EL PROCESO DE BEATIFICACIÓN Y CANONIZACIÓN
Al canonizar a ciertos fieles, es decir, al proclamar solemnemente que esos fieles han practicado heroicamente las virtudes y han vivido en la fidelidad a la gracia de Dios, la Iglesia reconoce el poder del Espíritu de santidad, que está en ella, y sostiene la esperanza de los fieles proponiendo a los santos como modelos e intercesores (cf Concilio Vaticano II, Lumen Gentium 40; 48-51). "Los santos y las santas han sido siempre fuente y origen de renovación en las circunstancias más difíciles de la historia de la Iglesia" (Exhortación Apostólica Christifideles Laici 16, 3).
Etapas en un proceso de Canonización
Son cuatro pasos:
1. Siervo de Dios.
El Obispo diocesano y el Postulador de la Causa piden iniciar el proceso de canonización. Y presentan a la Santa Sede un informe sobre la vida y las virtudes de la persona.
La Santa Sede, por medio de la Congregación para las Causas de los Santos, examina el informe y dicta el Decreto diciendo que nada impide iniciar la Causa (Decreto "Nihil obstat"). Este Decreto es la respuesta oficial de la Santa Sede a las autoridades diocesanas que han pedido iniciar el proceso canónico.
Obtenido el Decreto de "Nihil obstat", el Obispo diocesano dicta el Decreto de Introducción de la Causa del ahora Siervo de Dios.
2. Venerable.
Esta parte del camino comprende cinco etapas:
a) La primera etapa es el Proceso sobre la vida y las virtudes del Siervo de Dios. Un Tribunal, designado por el Obispo, recibe los testimonios de las personas que conocieron al Siervo de Dios. Ese Tribunal diocesano no da sentencia alguna; ésta queda reservada a la Congregación para las causas de los santos.
b) La segunda etapa es el Proceso de los escritos. Una comisión de censores, señalados también por el Obispo, analiza la ortodoxia de los escritos del Siervo de Dios.
c) La tercera etapa se inicia terminados los dos procesos anteriores. El Relator de la Causa nombrado por la Congregación para las Causas de los Santos, elabora el documento denominado "Positivo". En este documento se incluyen, además de los testimonios de los testigos, los principales aspectos de la vida, virtudes y escritos del Siervo de Dios.
d) La cuarta etapa es la Discusión de la "Positio". Este documento, una vez impreso, es discutido por una Comisión de Teólogos consultores, nombrados por la Congregación para las Causas de los Santos. Después, en sesión solemne de Cardenales y Obispos, la Congregación para las Causas de los Santos, a su vez, discute el parecer de la Comisión de Teólogos.
e) La quinta etapa es el Decreto del Santo Padre. Si la Congregación para las Causas de los Santos aprueba la "Positio", el Santo Padre dicta el Decreto de Heroicidad de Virtudes. El que era Siervo de Dios pasa a ser considerado Venerable.
3. Beato o Bienaventurado.
a) La primera etapa es mostrar al "Venerable" a la comunidad como modelo de vida e intercesor ante Dios. Para que esto pueda ser, el Postulador de la Causa deber probar ante la Congregación para las Causas de los Santos:
- La fama de santidad del Venerable. Para ello elabora una lista con las gracias y favores pedidos a Dios por los fieles por intermedio del Venerable.
- La realización de un milagro atribuido a la intercesión del Venerable. El proceso de examinar este "presunto" milagro se lleva a cabo en la Diócesis donde ha sucedido el hecho y donde viven los testigos.
Generalmente, el Postulador de la Causa presenta hechos relacionados con la salud o la medicina. El Proceso de examinar el "presunto" milagro debe abarcar dos aspectos: a) la presencia de un hecho (la sanación) que los científicos (los médicos) deberán atestiguar como un hecho que va más allá de la ciencia, y b) la intercesión del Venerable Siervo de Dios en la realización de ese hecho que señalarán los testigos del caso.
b) Durante la segunda etapa la Congregación para las Causas de los Santos examina el milagro presentado.
Dos médicos peritos, designados por la Congregación, examinan si las condiciones del caso merecían un estudio detallado. Su parecer es discutido por la Consulta médica de la Congregación para las Causas de los Santos (cinco médicos peritos).
El hecho extraordinario presentado por la Consulta médica es discutido por el Congreso de Teólogos de la Congregación para las Causas de los Santos. Ocho teólogos estudian el nexo entre el hecho señalado por la Consulta médica y la intercesión atribuida al Siervo de Dios.
Todos los antecedentes y los juicios de la Consulta Médica y del Congreso de Teólogos son estudiados y comunicados por un Cardenal (Cardenal "Ponente") a los demás integrantes de la Congregación, reunidos en Sesión. Luego, en Sesión solemne de los cardenales y obispos de la Congregación para las Causas de los Santos se da su veredicto final sobre el "milagro". Si el veredicto es positivo el Prefecto de la Congregación ordena la confección del Decreto correspondiente para ser sometido a la aprobación del Santo Padre.
c) En la tercera etapa y con los antecedentes anteriores, el Santo Padre aprueba el Decreto de Beatificación.
d) En la cuarta etapa el Santo Padre determina la fecha de la ceremonia litúrgica.
e) La quinta etapa es la Ceremonia de Beatificación.
4. Santo.
a) La primera etapa es la aprobación de un segundo milagro.
b) Durante la segunda etapa la Congregación para las Causas de los Santos examina este segundo milagro presentado. Se requiere que este segundo hecho milagroso haya sucedido en una fecha posterior a la Beatificación. Para examinarlo la Congregación sigue los mismos pasos que para el primer milagro.
c) En la tercera etapa el Santo Padre, con los antecedentes anteriores, aprueba el Decreto de Canonización.
d) La cuarta etapa es el Consistorio Ordinario Público, convocado por el Santo Padre, donde informa a todos los Cardenales de la Iglesia y luego determina la fecha de la canonización.
e) La última etapa es la Ceremonia de la Canonización.
En el año 2005, el Vaticano estableció nuevas normas para ceremonias de beatificación
En octubre del año 2005, La Congregación para las Causas de los Santos dio a conocer cuatro disposiciones nuevas para las ceremonias de beatificación entre las que destaca su celebración en la diócesis que haya promovido la causa del nuevo beato.
Las disposiciones son fruto del estudio de las razones teológicas y de las exigencias pastorales sobre los ritos de beatificación y canonización aprobadas por Benedicto XVI, informa Radio Vaticano.
La primera norma indica que mientras el Papa presidirá los ritos de canonización, que atribuye al beato el culto por parte de toda la Iglesia; los de beatificación –considerados siempre un acto pontificio– serán celebrados por un representante del Santo Padre, normalmente por el Prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos.
La segunda disposición establece que el rito de beatificación se celebrará en la diócesis que ha promovido la causa del nuevo beato o en otra localidad considerada idónea.
En tercer lugar se indica que por solicitud de los obispos o de los “actores” de la causa, considerando el parecer de la Secretaría de Estado, el mismo rito de beatificación podrá tener lugar en Roma.
Por último, según la cuarta disposición, el mismo rito se desarrollará en la Celebración Eucarística, a menos que algunas razones litúrgicas especiales sugieran que tenga lugar en el curso de la celebración de la Palabra y de la Liturgia de las Horas.
RESPONDIENDO A LOS HERMANOS SEPARADOS
Muchos hermanos separados se preguntan: - Si todos somos parte de los santos ¿Por qué razón la Iglesia Católica proclama que algunos son santos?
La canonización de los santos por parte de la Iglesia antes que nada tenemos que aclarar que no tiene propósito alguno de quitar gloria a Dios, ni compararlos con Jesucristo quien es el Santo de Dios (Mc 1,24) y plenitud de todas las virtudes, sino que estos hermanos glorifican a Dios por su santidad, confirmando que al Dios que siguieron, es Santo.
La Iglesia reconoce a santos como todos los miembros de la Iglesia (1 Co 14,33), así seamos los más pecadores, somos parte del pueblo de Dios, a quien se llama santos, pero la Iglesia hace un reconocimiento especial de esos miembros de la Iglesia que han llevado una vida recta con todas las cualidades de la santidad.
Nadie puede negar que san Pablo era pecador, pero después de conocer a Cristo fue un hombre que practicó la santidad y por eso lo llamamos “san”, así podemos decir lo mismo que el apóstol Juan, Mateo, etc. pero no solo personajes bíblicos, ha habido a través de los años, cristianos que amaron mucho a Dios, así sean laicos o dedicados al servicio de la Iglesia y por su amor a Dios les hemos reconocido como ejemplos a seguir y les hemos puesto el prefijo de “san”.
La iglesia los declara santos porque anduvieron muy cerca de Dios, quien es Todo Santo. La Iglesia no declara que tal o cual persona vivió en santidad para hacerla competir con Cristo, nadie compite con la santidad de Cristo, sino que Cristo es glorificado con la santidad de estos hermanos proclamados, pues ¿Que mejor honra podría tener el Todo Santo que alguien le haya imitado? Jesús nos invitó a seguirle y a ser santos (Mt 5,48) ¿Por qué perder esa oportunidad?
¿POR QUE LA IGLESIA CANONIZA?
La Constitución Divinus Redemptoris Magister (25-1-1983) dice que, "Desde tiempos inmemorables la Sede Apostólica propone a la imitación, veneración y a la invocación a algunos cristianos que sobresalieron por el fulgor de sus virtudes."
Estos hombres y mujeres son propuestos para ser:
Imitados: los beatos y santos son propuestos como modelos para ser imitados; Francisco y Jacinta, portadores del mensaje que fluye de sus vidas pueden servir de ejemplo para todos.
Venerados: los beatos pueden recibir culto público en su patria, con imágenes en el altar y fiestas de conmemoración; los santos en la Iglesia universal.
Para ser invocados: la Iglesia reconoce que los dos niños pueden ser intermediarios junto a Dios en favor de quien les invoque.
Todos los santos y beatos de la Iglesia realizaron una misión común: llevar a la perfección la "vida cristiana". Perfección a la cual todos estamos llamados por el mismo Señor cuando nos dijo: "Sed perfectos como Mi Padre es perfecto"(Mt 5:48). Vemos como a lo largo de la historia de la Iglesia, miles de hombres y mujeres, niños y ancianos se han lanzado a la conquista de esta gracia y nosotros en nuestros días somos dichosos al tener tan "gran nube de testigos" que son ejemplo seguro que podemos seguir en nuestro caminar hacia la perfección.
¿ACASO LA IGLESIA HACE SANTOS?
La Iglesia Católica no hace santos, el Espíritu Santo santifica al creyente en la Iglesia Catolica. La canonizacion. el proceso de canonizacion de la Iglesia NO es un acto para hacer un santo, es un acto para verificar que un creyente propuesto a la Iglesia como modelo ha vivido una vida ejemplar de acuerdo al Evangelio. El hombre es santificado por el Espiritu Santo, la diocesis propone a algunos de sus miembros que se ha destacado heroicamente por vivir el Evangelio.
La Iglesia hace un estudio exhaustivo y hay veces que toma cientos de años de la vida de esa persona, como esa persona se ajusto al Evangelio, cuando todas las respuestas han sido positivas la Iglesia en una Misa proclama que esa persona ha vivido una vida totalmente de acuerdo al Evangelio y la registra en el canon que en latin quiere decir "catalogo" y proclamamos que ese hermano se ha santificado, pero NO es la Iglesia que lo santifica, es el Espiritu Santo quien hace la obra de Santificacion.
La Iglesia proclama que uno de sus miembros despues de pasar un examen bien profundo ha sido declarado que ha vivido de acuerdo a las virtudes del Evangelio.
Una vez más es lamentable constatar que se intenta simplemente llevar la contraria a lo que enseña la Iglesia católica por el hecho de que lo hace. Más aún, si el sucesor de Pedro, goza del poder de "atar y desatar" que le ha conferido Cristo, ¿por qué motivo los hombres se lo pretenden quitar?
Ahora vamos a la historia... Juan XV fue Papa del 985 al 996. Y en el sínodo del 31 de enero del 993 en Letrán, canonizó solemnemente al obispo Ulrico de Augusta: fue la primera canonización oficial que celebrara un Papa.
Aquí viene muy a cuento el No. 828 del Nuevo Catecismo de la Iglesia Católica
828 Al canonizar a ciertos fieles, es decir, al proclamar solemnemente que esos fieles han practicado heroicamente las virtudes y han vivido en la fidelidad a la gracia de Dios, la Iglesia reconoce el poder del Espíritu de santidad, que está en ella, y sostiene la esperanza de los fieles proponiendo a los santos como modelos e intercesores (cf LG 40; 48-51). "Los santos y las santas han sido siempre fuente y origen de renovación en las circunstancias más difíciles de la historia de la Iglesia" (CL 16, 3). En efecto, "la santidad de la Iglesia es el secreto manantial y la medida infalible de su laboriosidad apostólica y de su ímpetu misionero" (CL 17, 3).
"Santo" en la Biblia se dice de diversas maneras.
En hebreo se emplea la raíz de qdsh. Sorprende que tal raíz indique lo apartado, lo sagrado; indica asimismo tanto apartamiento como sacralidad.
Se hace referencia con ello a la actividad divina, como su majestad. Se habla de su "santo brazo" (Sl 98,1). También indica inviolabilidad. El nombre de Dios es santo (Lv 20,3), separado de toda contaminación.
Se habla de su espíritu que es santo (Sl 51,11).
Se habla de lugares reservados como sagrados por la presencia de Dios: el cielo (Sl 11,4), la tierra (Ex 3,5), el tabernáculo y sus atrios (Ex 40,9), el templo (Sl 11,4). Jerusalén y sus colinas son santos, el monte de Sión (Sl 2,6). La tierra de Israel es santa (Zc 2,12); los sacrificios (Ex 30,10), las ofrendas (Ex 28,38)... las primicias, cualquier cosa consagrada, el voto del nazareato (Nm 6,5)... Es santo el óleo para ungir al sacerdote (Nm 35,25), para consagrar el tabernáculo (Ex 40,9), el incienso (Ex 30,35), las vestiduras (Ex 29,29)...
En la lengua griega "santo" se dice hagios y hosios. Hay otros términos que les acompañan, como hieros, sagrado...
90 de los 230 casos en que aparece la palabra "santo" figura combinado con penuma; así se habla de Penuma hagiosynes (Rm 1,4).
Hagios se pone a menudo en relación con las cosas, lugares y personas del culto: las Escrituras (Rm 1,2); la ley (Rm 7,12; cf 2Pe 2,21), la ciudad es santa (Mt 4,5.27.53; Ap 11,2). Con referencia al templo se emplea la expresión "topos hagios" (Mt 24,15; He 6,13.21.28). 2Pe 1,18 hace referencia al monte de santo de la transfiguración. Se habla de "santos profetas" (Lc 1,70; He 3,21; 2Pe 3,2).
Los apóstoles son santos (Ef 3,5). El santuario terreno del primer pacto (Heb 9,1-3), se habla del santuario del templo (Heb 9,12.25).
Relacionado con Dios, el término figura en la oración sacerdotal de Jesús (Jn 17,11). Su nombre es santo (1Pe 1,15-16). Dios es tres veces santo (Ap 4,8, cf Is 6,3). De modo análogo se habla del mundo de Dios, de los ángeles (Mc 8,38; Lc 9,26; He 10,22; Ap 14,10). De Cristo se dice que es el santo de Dios (Mc 1,24; Hechos 3,14. Mc 6,20 dice que Herodes temía a Juan Bautista, ya que era "andra dikaion kai hagion" (varón justo y santo).
Se habla de los dones salvíficos de Dios (2Tim 1,9), la santa alianza (Lc 1,72). Los sacrificios de animales son santos (Rm 12,1).
Quisiera que los evangélicos nos contestaran si el término hagioi (los santos) hace referencia a todo creyente y seguidor de Cristo, ¿todo el que cree en Cristo es "santo" aunque no esté bautizado? Uno que se dice ser no cristiano pero que crea en Cristo, ¿es santo?
Véanse las citas siguientes: Rm 8,27; Ef 6,18. Pablo lo emplea especialmente con referencia a la comunidad primitiva de Jerusalén (Rm 15,25.16.31; 1Cor 16,1). Forman un pueblo santo (2Pe 2,9); sus cuerpos constituyen un templo snato de Dios (1Cor 3,17; cf Ef 2,21). Esta santidad se manifiesta en una conducta pura y sin tacha (Ef 1,4; 5,27; Col 1,22). La santidad de vida cristiana sigue a la santidad de Dios (1Pe 1,16, cf Lev 19,2), etc...
¿LAS CANONIZACIONES SON INFALIBLES?
Consenso de los teólogos católicos
La Enciclopedia Católica explica que la mayor parte de los teólogos concuerdan con que las canonizaciones son infalibles. Mencionan aquí a de San Antonino, Melchor Cano, Suárez, Belarmino, Bañez, Vázquez y, entre los canonistas, de González Téllez, Fagnanus, Schmalzgrüber, Barbosa, Reissenstül, Covarrubias, Albitius, Petra, Joannes a S. Toma, Silvestre, Del Bene entre muchos otros. Citan también a Santo Tomás de Aquíno en Quodlib. IX, a 16, quien dice:
“Dado que el honor que profesamos a los santos es en cierto sentido, una profesión de fe, i.e., una creencia en la gloria de los santos, debemos píamente creer que, en este asunto, también el juicio de la Iglesia está libre de error.”
También especifica que el objetivo de este juicio infalible del Papa se refiere a que lo que queda definido y lo único que se necesita indicar es que la persona canonizada está en el cielo.
Extractos de algunos manuales de teología dogmática
Comparto ahora lo que enseñan del tema algunos manuales de teología dogmática.
El Manual de Teología Dogmática de Michael Schmaus:
“Actualmente es también doctrina común de los teólogos que la Iglesia es infalible en la canonización de santos , es decir, en el juicio definitivo de que un hombre goza de la visión de Dios y puede ser venerado en toda la Iglesia como santo.”
Michael Schmaus, Teología Dogmática, Tomo IV, La Iglesia, Ediciones Rialp, S.A., Madrid 1960, pág. 776
El Manuel de teología dogmática de Ludwig Ott sostiene igualmente:
“El objeto de la infalibilidad
a) El objetó primario de la infalibilidad son las verdades, formalmente reveladas, de la fe y la moral cristiana (de fe; Dz 1839).
La Iglesia no solamente puede de manera positiva determinar y proponer el sentido de la doctrina revelada dando una interpretación auténtica de la Sagrada Escritura y de los testimonios de tradición, y redactando fórmulas de fe (símbolos, definiciones), sino que también puede determinar y condenar como tales los errores que se oponen a la verdad revelada. De otra manera, no cumpliría con su misión de ser «custodia y maestra de la palabra revelada por Dios»; Dz 1793, 1798. “
b) El objeto secundario de la infalibilidad son las verdades que no han sido formalmente reveladas, pero que se hallan en estrecha conexión con las verdades formalmente reveladas de la fe y la mora! cristiana (sent. cierta).
La prueba de esta tesis nos la proporciona el fin propio de la infalibilidad, que es «custodiar santamente y exponer fielmente el depósito de la fe» (Dz 1836). Este fin no podría conseguirlo la Iglesia sino fuera capaz de dar decisiones infalibles sobre verdades y hechos que se hallan en estrecha conexión con las verdades reveladas, bien sea determinando de manera positiva la verdad o “condenando de manera negativa el error opuesto.
Al objeto secundario de la infalibilidad pertenecen: a) las conclusiones teológicas de una verdad formalmente revelada y de una verdad de razón natural b) los hechos históricos, de cuyo reconocimiento depende la certidumbre de una verdad revelada («facta dogmática»); c) las verdades de razón natural, que se hallan en íntima conexión con verdades reveladas (v. más pormenores en la Introducción, § 6); c) la canonización de los santos, es decir, el juicio definitivo de que un miembro de la Iglesia ha sido recibido en la eterna bienaventuranza y debe ser objeto de pública veneración.
El culto tributado a los santos, como nos enseña SANTO TOMÁS, es «cierta confesión de la fe con que creemos en la gloria de los santos» (Quodl. 9,16). Si la Iglesia pudiera equivocarse en sus juicios, entonces de tales fallos se derivarían consecuencias incompatibles con la santidad de la Iglesia.”
Ludwig Ott, Manual de Teología Dogmática, Editorial Herder, Barcelona 1966, pág. 450-451
Tomando en cuenta que el Magisterio de la Iglesia enseña que la canonización es la suprema glorificación por parte de la Iglesia de un siervo de Dios elevado al honor de los altares, medianteun decreto, definitivo y preceptivo para toda la Iglesia, comprometiendo el magisterio solemne del Romano Pontífice, que esto es confirmado por la formula de canonización, me parece que es correcto decir que las canonizaciones son infalibles. El consenso de los teólogos contemporáneos y no contemporáneos parece estar de acuerdo con esto.
Que Dios te bendiga a ti, a tu familia y a todos los tuyos. Que su santa madre la Santísima Virgen Maria te ayude a conocer, amar e imitar a Jesús.
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