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Beata Antonia de Florencia


BEATA ANTONIA DE FLORENCIA, RUEGA POR NOSOTROS
28 febrero

Mujer que quedó viuda muy joven y decidió consagrarse a Dios en el convento de las Hermanas Terciarias Regulares de San Francisco, en San Onofre, Florencia. Fue superiora del convento de Santa Ana de Foligno y en el de Santa Isabel de Aquila. Observadora de la Regla de Sta. Clara; fundó una nueva comunidad en el monasterio de Corpus Domini. Humildad, obediencia y paciencia fueron sus virtudes principales, que cultivo entre otras, apoyando a los necesitados con las Damas Pobres.

Nació en Florencia en el año de 1401. Poca información se tiene de su infancia. A los 15 años contrajo matrimonio y tuvo un hijo, pero quedó viuda pronto, más tarde volvió a casarse, pero de igual manera enviudó a los pocos meses; entonces, decidió que su vida era para estar al servicio de Dios y no de los hombres, y luchó por consagrarse como religiosa, pese a que sus familiares intentaban casarla de nuevo.

Crio a su hijo hasta que éste pudo valerse por sí mismo. En 1429, ingresó al nuevo convento (el 5º) de las Hermanas Terciarias Regulares de San Francisco, fundado en Florencia, convirtiéndose éste, en su pobre y única familia; un año después fue designada superiora de dicho convento, y tres años más tarde, enviada a gobernar la comunidad de Aquila. En su nuevo estilo de vida se santificó, edificando con sus virtudes a sus compañeras, y ganándose la estima de sus superiores.

En Aquila tuvo como director espiritual a San Juan de Capistrano, quien, junto con San Bernardino de Siena promovía la llamada “observancia”, es decir, el regreso a la práctica de la Regla de Santa Clara como en sus inicios. Antonia le hizo saber a San Juan de Capistrano su interés por vivir la Regla de una manera más rígida y austera para cultivar la abnegación perfecta, entonces, con su bendición, y la aprobación del Papa Nicolás V, en 1447 se retiró con once compañeras al monasterio Corpus Domini para vivir en todo su rigor el testamento de Santa Clara.


Fue modelo del nuevo espíritu “observante” en la Segunda Orden y por muchos años superiora y reformadora de las costumbres. Padeció por 15 años una dolorosa enfermedad y también tuvo que afrontar una multitud de severas pruebas espirituales, como momentos de desventura y calumnias. Sin embargo, era digna hija de San Francisco por su amor a la pobreza.

Testigos dicen haberla visto en varias ocasiones en momentos de éxtasis, suspendida en el aire; y también que una vez un globo de fuego se posó sobre su cabeza, iluminando el lugar donde se encontraba haciendo oración.

Al presentir su muerte, reunió a sus hermanas y les pidió continuaran bajo la exacta observancia de la regla y la vida fraterna. Falleció a los 71 años de edad, en el convento de Aquila el 28 de febrero de 1472; a su muerte, la ciudad empezó a venerarla como una Santa.

El Papa Pío IX aprobó su culto el 17 de septiembre de 1847.

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