Columna dominical |
¿QUÉ SIGNIFICA ESTO?
Por Juan M. Rodea
La Navidad, Fiesta del Nacimiento de Cristo; la Pascua, Fiesta de su Resurrección; Fiesta de la Iglesia, aquella en la que comienza la acción formal de los Apóstoles de aquello que Jesús les había dispuesto una vez hubiese dejado la tierra: la Acción del Espíritu Santo dando vida a la tierra por medio de la Iglesia (Jl. 3,1-5; Hch. 2,14-21; Ef. 3,10).
Sólo de este modo se explica que a pesar de su retirada, Jesús prometiera estar con nosotros todos los días (Mt. 28,20), el Espíritu Santo se quedaría con nosotros para acompañarnos en todo momento y asesorarnos (Jn. 14,12-18).
Así es como Pentecostés tiene un nuevo significado (Hch. 2,1), de ser la fiesta de la cosecha y renovación de la Antigua Alianza, viene a simbolizar una Nueva Cosecha resultante de la Resurrección de la Pascua: la Plenitud del Espíritu Santo para los fieles y la búsqueda de la unidad y entendimiento del hombre como destinatario general del Plan de Salvación, una unidad y un entendimiento que nos adhieren al mismo desde nuestro desconocimiento previo hasta su comprensión cuando a cada depositario del Mensaje se le da la Facultad de darlo a conocer con claridad para quien ha de escucharlo: por ello es que el don de lenguas, más allá de la expresión atípica para muchos apela a la comprensión, la apropiación y la autoapropiación en su momento del contenido de ese Mensaje de Salvación (Hch. 2,6-12).
Más allá de una semana de reflexión, más allá del tiempo litúrgico que le precede, más allá del Sacramento y el Movimiento no debemos olvidar que todo aquello que nos evoca a Cristo como punto de partida del Reino de Dios demanda y a su vez incide en el avivamiento que necesita la Iglesia para demostrar la Gloria de Dios en momentos cada vez más difíciles, por ello para prepararnos para el Verdadero Conocimiento Pleno y Trascendente (1 Cor. 1,19-21;2,9-16;3,18-21) debemos partir del reconocimiento de nuestra limitación para entender esta cuestión, ¿qué significa esto?:
La disposición a abrirnos a la acción del Espíritu debe ir más allá de la Fiesta y llevarnos a buscar un constante y nuevo Avivamiento todos los días, es preciso descubrir cuál es el reto principal para recibir esta efusión del Espíritu Santo y unirnos a su Acción en el peregrinaje de nuestra Iglesia de acuerdo a los tiempos que estamos viviendo, debe la consigna de buscar este descubrimiento llevarnos a preguntarnos: ¿cómo incrementar día con día nuestra apertura a la Acción del Espíritu Santo y con qué medios contamos?
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