LA SOTANA ESTÁ DE REGRESO ENTRE LOS SACERDOTES
En una sociedad secularizada, tenemos más necesidad de señales, para mostrar claramente quiénes somos. El hábito eclesiástico ayuda a decir quién soy, ayuda a ser aquel que estoy llamado a ser
No obligatoria a partir de 1962, la sotana es llevada cada vez más por jóvenes sacerdotes, sin embargo no solo “tradicionalistas”, que la reivindican.
Entre 450 y 599 euros
Como él, cada vez más sacerdotes deciden llevar, del diario, el hábito negro donde usarlo, en nuestro país, ya no es obligatorio después de medio siglo. Estas últimas décadas casi había desaparecido entre los presbíteros, convertido en el signo distintivo de los integristas que hoy, todavía, lo hacen su estandarte. Pero éstos ya no son los únicos en mostrarse así.
Para una nueva generación de servidores de Dios, es un buen medio de desmarcarse. «Ellos quieren asumir plenamente una identidad », hace la observación Brigitte Hamon, de la empresa Arte-Houssard que confecciona vestimentas litúrgicas en la Mancha. En 2018, vendió 160 sotanas en comparación con 110 hace una década. Es necesario desembolsar entre 450 y 599 euros para darse este hábito de luz a la « forma francesa más ajustada, con costura a la talla contrario a la forma romana ».
« Una restauración de la verticalidad del sacerdocio »
En la capital, « una veintena de sacerdotes generalmente de menos de 40 años de un total de 450 sacerdotes » han vestido la sotana según cree el padre Stéphane Duteurtre, superior del Seminario de Paris. « Es más que hace 20 años. En una sociedad secularizada, tenemos más necesidad de señales, para mostrar claramente quiénes somos. El hábito eclesiástico ayuda a decir quién soy, ayuda a ser aquel que estoy llamado a ser, a no rodar por ejemplo sobre la acera en bicicleta ¡con el riesgo de tener que rendir cuentas al cielo! », sonríe. Señala que para los clérigos de mayor edad que lucharon por quitarla, la sotana puede resultar causante de « mucha división. Se pide a quienes deciden portarla, cuidar de no escandalizar », suspira.
« ¡No podemos poner cara de funeral! »
Durante el verano, él opta por un modelo blanco de misionero que absorbe menos el calor que la de color negro. Puede suceder que su vestimenta de antaño sea objeto de pequeñas burlas destiladas por pasantes juzgándola totalmente pasada de moda y connotada ideológicamente. « Pero muy raramente he sufrido insultos anticlericales », subraya. Esta vestimenta que no pasa jamás inadvertida lo presiona y obliga a estar siempre disponible. « Cuando se lleva la sotana, ¡no se puede poner cara de funeral! »
Fuente Dominus est
En una sociedad secularizada, tenemos más necesidad de señales, para mostrar claramente quiénes somos. El hábito eclesiástico ayuda a decir quién soy, ayuda a ser aquel que estoy llamado a ser
No obligatoria a partir de 1962, la sotana es llevada cada vez más por jóvenes sacerdotes, sin embargo no solo “tradicionalistas”, que la reivindican.
Por Vincent Mongaillard.
Con 44 años de edad, el p. Simon Chouanard ha elegido llevar sotana tanto en la iglesia como en la ciudad. |
¿Cómo permanecer visible cuando se está cada vez menos presente sobre el terreno? Pues bien ¡poniéndose una sotana! Este domingo a la salida de la misa como el resto de la semana, algunos cientos de sacerdotes en toda Francia han elegido llevar la vestimenta religiosa más llamativa, aquella que se creía que estaba en vías de desaparición y reservada únicamente a los ministros de culto etiquetados como « tradicionalistas ».
Después de décadas de purgatorio, el hábito de varios siglos de los clérigos se da un regreso en la gracia entre los jóvenes servidores de Dios. Y luego un gran foco de atención para una « profesión » que, hoy, no cuenta con más de 11.000 sacerdotes diocesanos, dos veces menos que en 1995. El padre Simon Chouanard, de 44 años, es « un sacerdote perfectamente ordinario », que no es « tradi » y que viste, tanto en la iglesia como en la ciudad al conducir su scooter, ¡la sotana! « No es por nostalgia, no es una vestimenta de pompa, es mi ropa de trabajo », se entusiasma el cura de la parroquia del Corazón Eucarístico de Jesús en París (del s.XX) situada en el barrio popular de la puerta de Bagnolet.
Como él, cada vez más sacerdotes deciden llevar, del diario, el hábito negro donde usarlo, en nuestro país, ya no es obligatorio después de medio siglo. Estas últimas décadas casi había desaparecido entre los presbíteros, convertido en el signo distintivo de los integristas que hoy, todavía, lo hacen su estandarte. Pero éstos ya no son los únicos en mostrarse así.
Para una nueva generación de servidores de Dios, es un buen medio de desmarcarse. «Ellos quieren asumir plenamente una identidad », hace la observación Brigitte Hamon, de la empresa Arte-Houssard que confecciona vestimentas litúrgicas en la Mancha. En 2018, vendió 160 sotanas en comparación con 110 hace una década. Es necesario desembolsar entre 450 y 599 euros para darse este hábito de luz a la « forma francesa más ajustada, con costura a la talla contrario a la forma romana ».
« Una restauración de la verticalidad del sacerdocio »
¿Cómo explicar esta resurrección entre los sacerdotes en parroquia como entre religiosos de órdenes y congregaciones? « Es una restauración de la verticalidad del sacerdocio, una reacción a la disolución, en la sociedad, de los sacerdotes durante los años 1970 a 2000, cuando se habían convertido en animadores sociales. Habían abandonado entonces su sotana para estar en solidaridad con la gente, en una relación directa, según una aproximación horizontal », descifra el historiador de religiones Jean-François Colosimo. Según él, haciendo un análisis, la sotana «es la marca de una frontera entre la Iglesia y el mundo. Ésta permite dar testimonio, en el seno de la ciudad, de una elección de vida radicalmente diferente. Cuando se compromete con el celibato, con las renuncias y sacrificios, se acepta un destino aparte, no se vivirá como los demás».
« ¡No podemos poner cara de funeral! »
« Es una cuestión generacional », resume, por su parte, el padre Stanislas Briard, de 18 años, fiel, como muchos antiguos compañeros seminaristas, vestido con sotana desde que fue ordenado en 2016. « Si se quiere vivir, se necesita ser visible », enfatiza este vicario de la parroquia de Nuestra Señora de Coutances (La Mancha). Quien es también capellán en los colegios y liceos privados ve en la sotana « una herramienta de evangelización » de una « utilidad muy práctica. Es una manera muy simple de entrar en relación con la gente. Se nos detiene en la calle. Podemos tener un intercambio muy profundo, una petición para confesión en medio de un supermercado… ».
La misma historia con su hermano el padre Simon Chouanard, que oficia desde hace 14 años. « Se dice que la sotana cierra las puertas, a mí, me las abre. Es un pretexto para entablar una discusión. Con mi hábito peculiar que simboliza un atuendo de servicio, la gente me aborda más fácilmente. Si quisiera estar tranquilo cuando tomo el tren, ¡pondría mi sotana en la maleta! », se ríe
Fuente Dominus est
YO SOY URUGUAYA. Y ESTOY TOTALMENTE DE ACUERDO CON QUE SE VUELVE A USARCLA SOTANA.
ResponderBorrarSoy de Venezuela claro todos los sacerdotes del mundo deben usar esa sotana negra
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