EVANGELIO DEL DÍA DOMINGO
6 de Octubre de 2019
Verde Domingo XXVII del Tiempo Ordinario MR. p. 441 (437) / Lecc. II, p. 280
Otros santos: Bruno de Colonia, presbítero y fundador. Beatos: Isidoro de Loor, presbítero de la Congregación de la Pasión; Juan de Palafox y Mendoza, presbítero y obispo.
QUIENES CONFIEN EN DIOS, CONOCERÁN LA PAZ
Hab 1, 2-3; 2, 2-4; 2 Tim 1, 6-8. 13-14; Lc 17, 5-10
Diez años antes de la caída del reino de Asiria el profeta Habacuc se dirige a sus oyentes, pidiéndoles que mantengan su confianza. El pueblo está desesperado de ver tantas injusticias y lanza un interrogante preciso: "¿Hasta cuándo, Señor gritaré: ¡Violencia!, sin que me salves?". Dios parece indiferente ante el sufrimiento de su pueblo. Habacuc ratifica un mensaje de esperanza. El fin de la desgracia está próximo, quienes confíen en Dios, conocerán la paz. De ese mismo tema de la fe y la confianza se ocupa el Evangelio de San Lucas. Los apóstoles sienten que su fe es demasiado frágil y piden al Señor que se las aumente. El primer paso es reconocer la propia fragilidad y pedir confiadamente la ayuda de Dios. Cuando Dios nos escucha también nos exige rendir frutos. Quien solicita el favor de Dios está obligado a cumplir gustosamente su voluntad.
ANTÍFONA DE ENTRADA Cfr. Est 4, 17
En tu voluntad, Señor, está puesto el universo, y no hay quien pueda resistirse a ella. Tú hiciste todo, el cielo y la tierra, y todo lo que está bajo el firmamento; tú eres Señor del universo.
ORACIÓN COLECTA
Dios todopoderoso y eterno, que en la abundancia de tu amor sobrepasas los méritos y aun los deseos de los que te suplican, derrama sobre nosotros tu misericordia para que libres nuestra conciencia de toda inquietud y nos concedas aun aquello que no nos atrevemos a pedir. Por nuestro Señor Jesucristo...
LITURGIA DE LA PALABRA
PRIMERA LECTURA
El justo vivirá por su fe.
Del libro del profeta Habacuc: 1, 2-3; 2, 2-4
¿Hasta cuándo, Señor, pediré auxilio, sin que me escuches, y denunciaré a gritos la violencia que reina, sin que vengas a salvarme? ¿Por qué me dejas ver la injusticia y te quedas mirando la opresión? Ante mí no hay más que asaltos y violencias, y surgen rebeliones y desórdenes.
El Señor me respondió y me dijo: "Escribe la visión que te he manifestado, ponla clara en tablillas para que se pueda leer de corrido. Es todavía una visión de algo lejano, pero que viene corriendo y no fallará; si se tarda, espéralo, pues llegará sin falta. El malvado sucumbirá sin remedio; el justo, en cambio, vivirá por su fe". Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.
SALMO RESPONSORIAL
Del salmo 94, 1-2. 6-7. 8-9.
R/. Señor, que no seamos sordos a tu voz.
Vengan, lancemos vivas al Señor, aclamemos al Dios que nos salva. Acerquémonos a él, llenos de júbilo, y démosle gracias. R/.
Vengan, y puestos de rodillas, adoremos y bendigamos al Señor, que nos hizo, pues él es nuestro Dios y nosotros, su pueblo; él es nuestro pastor y nosotros, sus ovejas. R/.
Hagámosle caso al Señor, que nos dice: "No endurezcan su corazón, como el día de la rebelión en el desierto, cuando sus padres dudaron de mí, aunque habían visto mis obras". R/.
SEGUNDA LECTURA
No te avergüences de dar testimonio de nuestro Señor.
De la segunda carta del apóstol san Pablo a Timoteo: 1, 6-8.13-14
Querido hermano: Te recomiendo que reavives el don de Dios que recibiste cuando te impuse las manos. Porque el Señor no nos ha dado un espíritu de temor, sino de fortaleza, de amor y de moderación.
No te avergüences, pues, de dar testimonio de nuestro Señor, ni te avergüences de mí, que estoy preso por su causa. Al contrario, comparte conmigo los sufrimientos por la predicación del Evangelio, sostenido por la fuerza de Dios. Conforma tu predicación a la sólida doctrina que recibiste de mi acerca de la fe y el amor que tienen su fundamento en Cristo Jesús. Guarda este tesoro con la ayuda del Espíritu Santo, que habita en nosotros. Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO 1 P 1, 25
R/. Aleluya, aleluya.
La palabra de Dios permanece para siempre. Y ésa es la palabra que se les ha anunciado. R/.
EVANGELIO
¡Si ustedes tuvieran fe...!
Del santo Evangelio según san Lucas: 17, 5-10
En aquel tiempo, los apóstoles dijeron al Señor: "Auméntanos la fe". El Señor les contestó: "Si tuvieran fe, aunque fuera tan pequeña como una semilla de mostaza, podrían decirle a ese árbol frondoso: `Arráncate de raíz y plántate en el mar', y los obedecería.
¿Quién de ustedes, si tiene un siervo que labra la tierra o pastorea los rebaños, le dice cuando éste regresa del campo: 'Entra en seguida y ponte a comer'? ¿No le dirá más bien: 'Prepárame de comer y disponte a servirme, para que yo coma y beba; después comerás y beberás tú'? ¿Tendrá acaso que mostrarse agradecido con el siervo, porque éste cumplió con su obligación? Así también ustedes, cuando hayan cumplido todo lo que se les mandó, digan: 'No somos más que siervos; sólo hemos hecho lo que teníamos que hacer' ". Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.
Credo
PLEGARIA UNIVERSAL
Elevemos, hermanos, nuestra plegaria al Señor con aquella confianza filial que el Espíritu Santo suscita en nuestros corazones, y digamos: Te rogamos, Señor. (R/. Te rogamos, Señor.)
Para que la Iglesia, mediante la santidad de sus fieles y el celo de sus ministros, anuncie a todos los hombres y realice en todos los pueblos la salvación de Dios, roguemos al Señor.
Para que el Señor ayude a los gobernantes, a fin de que se logre en todas las naciones la paz, el desarrollo, el progreso y la libertad religiosa, roguemos al Señor.
Para que las naciones que sufren a causa de las guerras vean alejarse de sus pueblos las crueldades, la violencia, la destrucción y las lágrimas, roguemos al Señor.
Para que el Señor ilumine los ojos de nuestro corazón, a fin de que sepamos descubrir la esperanza de gloria ala que nos ha llamado, roguemos al Señor.
Señor, Dios todopoderoso, dispuesto siempre a escuchar las oraciones de los que tienen fe como un grano de mostaza, danos un corazón humilde, de tal forma que, después de haber contribuido con nuestro esfuerzo al crecimiento de tu reino, reconozcamos que sólo hemos hecho lo que teníamos que hacer y proclamemos con humildad las maravillas de tu amor. Por Jesucristo, nuestro Señor.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Acepta, Señor, el sacrificio que tú mismo nos mandaste ofrecer, y, por estos sagrados misterios, que celebramos en cumplimiento de nuestro servicio, dígnate llevar a cabo en nosotros la santificación que proviene de tu redención. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Prefacio para los domingos del Tiempo Ordinario.
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Lm 3, 25
Bueno es el Señor con los que en él confían, con aquellos que lo buscan.
O bien: Cfr. 1 Cor 10, 17
El pan es uno, y así nosotros, aunque somos muchos, formamos un solo cuerpo, porque todos participamos de un mismo pan y de un mismo cáliz.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Dios omnipotente, saciados con este alimento y bebida celestiales, concédenos ser transformados en aquel a quien hemos recibido en este sacramento. Por Jesucristo, nuestro Señor.
UNA REFLEXIÓN PARA NUESTRO TIEMPO.- Un interrogante que recurre en periodos violentos como el que ahora vivimos es el siguiente: ¿Cuándo serán atendidos los reclamos y súplicas de las víctimas? Los contemporáneos del profeta Habacuc llevaban años padeciendo la brutalidad de los invasores asirios, sin advertir que su fe en Dios y sus ruegos marcaran alguna diferencia. La fe probada se convierte en esperanza, aunque los hechos desafortunados persistan, la esperanza sostiene el ánimo del creyente. Quienes hemos recibido el don de la esperanza no tenemos que desentendernos de nuestras responsabilidades ciudadanas. La esperanza nos alienta a sumarnos a proyectos y propuestas exigentes que alivien la inseguridad y la violencia. La resignación pasiva no es el rostro de la esperanza cristiana, aunque algunos así lo piensen. San Ignacio de Loyola lo expresaba de manera certera: "Actúa como si todo dependiera de ti. Confía como si todo
dependiera de Dios".
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