En su conversación con los miembros de la Compañía de Jesús durante su reciente visita al país, Francisco asegura que cuando tuvo que operarse en julio hubo reuniones de prelados que “preparaban el cónclave”.
Cuando, el pasado mes de julio, el papa Francisco tuvo que operarse por un problema en el colón que le obligó a pasar 10 días hospitalizado, hubo algunos prelados que mantuvieron reuniones de cara a la celebración de un posible cónclave. Lo desveló al propio Jorge Mario Bergoglio en el encuentro que mantuvo el domingo 12 de septiembre en Bratislava con la comunidad de jesuitas de Eslovaquia, aunque el contenido de la conversación no fue hecho público hasta este martes por La Civiltà Cattolica, la influyente revista de la Compañía de Jesús.
“Vivo todavía. Aunque algunos me querrían muerto. Sé que hubo incluso reuniones entre prelados, que pensaban que el Papa estaba más grave de lo que se decía. Preparaban el cónclave. ¡Paciencia! Gracias a Dios, estoy bien”. Esa fue la respuesta que dio el Pontífice cuando se interesó por su salud uno de los participantes en el encuentro, cita habitual de los viajes papales y que tuvo lugar en la sede de la nunciatura en Bratislava. En la reunión estuvo presente Antonio Spadaro, director de La Civiltà Cattolica y que registró lo hablado.
En su conversación con los jesuitas no faltó un análisis de la situación que vive hoy la Iglesia. Lamentó el “sufrimiento” que supone “la tentación de volver atrás”, una “ideología que coloniza las mentes” y que, afortunadamente, solo afecta a las comunidades eclesiásticas de algunos países. “La vida nos da miedo”, dijo el Papa, para ahondar a continuación en esta advertencia al señalar que “la libertad nos asusta, nos asusta ser libres”.
“No quiero hacer la revolución”
Este miedo surge a la hora de “seguir adelante con las experiencias pastorales”, como ocurre con la atención a las parejas en segunda unión, y también en el acompañamiento a la “diversidad sexual”. Francisco diferenció entre la “ideología de género”, que consideró “peligrosa”, pues lleva a que “una persona pudiera decidir abstractamente a discreción si y cuando ser hombre o mujer”, respecto a la “cuestión homosexual”, que “nada tiene que ver” con ella.
“Si hay una pareja homosexual podemos hacer pastoral con ellos, acudir al encuentro con Cristo. Cuando hablo de ideología, hablo de la idea, de la abstracción que permite que todo sea posible, no de la vida concreta de las personas y de su situación real”, insistió. Pese a los riesgos que supone esta apertura, el obispo de Roma subrayó ante los jesuitas presentes que “volver atrás no es el camino correcto. El camino es ir adelante con discernimiento y obediencia”.
Acusado de “ser comunista”
Bergoglio trata de predicar con el ejemplo al haberse impuesto el “seguir adelante”, sin que esto suponga que quiera “hacer la revolución”. Actúa así porque “siento que debo hacerlo”, echando mano de “paciencia, oración y caridad” para aguantar las críticas. “Por ejemplo, hay una gran cadena de televisión católica que habla continuamente mal del Papa sin ningún problema. Puede que yo personalmente me merezca estos ataques e insultos, porque soy un pecador, pero la Iglesia no se merece esto: es obra del diablo. Incluso se lo dije a algunos de ellos”, afirmó Bergoglio.
Existen también clérigos que “hacen comentarios desagradables sobre mí”, lo que provoca que en ocasiones “pierda la paciencia”, sobre todo cuando “emiten juicios sin entrar en un diálogo verdadero”. Recuperando una vieja acusación que lleva años recibiendo, comentó que hay quien dice que “es comunista” y que “no habla de la santidad”, aunque, como recordó, dedicó a este tema una exhortación apostólica, la ‘Gaudate et Exsultate’.
Algunos obispos “no quieren” a los jesuitas
También ha recibido críticas el Papa por la reciente publicación del motu proprio ‘Traditionis Custodes’, que pone límites a las celebraciones litúrgicas en estilo preconciliar. “Ahora espero que con la decisión de acabar con el automatismo del rito antiguo podamos volver a las verdaderas intenciones de Benedicto XVI y de Juan Pablo II”, comentó Francisco, destacando que su decisión “es el fruto de una consulta con todos los obispos del mundo realizada el año pasado”.
En su conversación con los jesuitas eslovacos, dejó además un consejo a los miembros de esta congregación religiosa al proponerles cultivar “cuatro cercanías: con Dios, entre ustedes, con los obispos y el papa, y con el pueblo de Dios, que es la más importante”. Al hablar de la cercanía con los obispos, reconoció que hay algunos que “no nos quieren” a los jesuitas. “Es una realidad, sí. ¡Pero que no se encuentren jesuitas que hablan mal del obispo! Si un jesuita piensa de manera distinta que el obispo y tiene coraje, entonces que vaya donde el obispo y le diga las cosas que piensa. Y cuando digo obispo, digo también el Papa”.
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