El sacerdote Francesco Spagnesi responde hoy ante la Justicia después de que se gastara las donaciones de los fieles en comprar droga para las fiestas sexuales en las que participaba junto a su novio.
Hoy le tocará responder en un interrogatorio judicial a Francesco Spagnesi, el sacerdote de la diócesis italiana de Prato en arresto domiciliario desde la semana pasada después de haber sido acusado de narcotráfico y de apropiación indebida. El presbítero, de 40 años, utilizaba las donaciones de los fieles para comprar droga que consumía en fiestas sexuales junto a su amante y cómplice, Alessio Regina, también detenido, y a otras personas que conocía a través de páginas web de encuentros sexuales.
Spagnesi habría dilapidado decenas de miles de euros para adquirir cocaína y GBL, un potente narcótico variante del GHB, la llamada ‘droga de la violación’, que importaba junto a Regina ilegalmente desde Holanda. Buena parte de esos fondos provenían de la donación que una señora anciana hizo en su testamento a la iglesia de la Anunciación de Prato de la que Spagnesi era párroco. La donación de la feligresa, fallecida hace dos años, generó unos ingresos de cerca de 230.000 euros, según informó el diario ‘Corriere Fiorentino’.
75.000 euros de pagos con la tarjeta
Hace siete meses, uno de los miembros del consejo de asuntos económicos de la parroquia ya advirtió por escrito al sacerdote de la situación financiera cada vez más difícil. “Te quería informar de que en la cuenta corriente quedan unos 120.000 euros. En 2020 la parroquia ingresó más de 200.000 euros solo de la venta de los pisos: a este ritmo de sacar dinero la cuenta se quedará a cero antes de fin de año”.
Aquel mensaje no tuvo el efecto deseado en Spagnesi, que continuó gastando a manos llenas. En solo dos meses retiró de la cuenta 40.000 euros e hizo pagos con la tarjeta de crédito por valor de 75.000 euros. La situación hizo que saltaran las alarmas y el pasado mes de abril el obispo de Prato, Giovanni Nerbini, le retiró la potestad de seguir utilizando el dinero de la parroquia, pero no se resolvió el problema. Desde entonces el presbítero pidió a los fieles que las donaciones se las entregaran personalmente a él asegurando que eran para sufragar obras de caridad con los necesitados. Ahora le tocará dar explicaciones a los investigadores de qué hizo con todo ese dinero.
El obispo pide perdón
Este domingo acudió a la iglesia de la Anunciación de Prato el obispo para celebrar misa y disculparse ante los fieles por la situación que están viviendo. “Os pido perdón por no haberos protegido suficientemente. Soy consciente de que vuestro sufrimiento es grandísimo y de que el daño moral que habéis sufrido, aún más que el material, es inconmensurable”, dijo Nerbini en el templo. “Aquí había un abismo, frente al que se siente dolor y horror ante el abandono de cualquier referencia a los valores y a la dignidad de la persona, aún más grave porque quien ha acabado en el fondo de ese abismo ha sido, por desgracia, un ministro de Cristo”.
El obispo, que el 1 de septiembre suspendió a Spagnesi de sus funciones de párroco para que se dedicara plenamente a curar su drogodependencia, aseguró que había “luchado” para que el presbítero “no se perdiera, para no dejarle ir hasta el fondo”. “¿Me equivoqué?”, se preguntó ante los fieles, respondiéndose a continuación: “Creo que he cometido muchos errores y por ellos os pido perdón. No me di cuenta del abismo inimaginable en el que había caído don Francesco”.
Este domingo acudió a la iglesia de la Anunciación de Prato el obispo para celebrar misa y disculparse ante los fieles por la situación que están viviendo. “Os pido perdón por no haberos protegido suficientemente. Soy consciente de que vuestro sufrimiento es grandísimo y de que el daño moral que habéis sufrido, aún más que el material, es inconmensurable”, dijo Nerbini en el templo. “Aquí había un abismo, frente al que se siente dolor y horror ante el abandono de cualquier referencia a los valores y a la dignidad de la persona, aún más grave porque quien ha acabado en el fondo de ese abismo ha sido, por desgracia, un ministro de Cristo”.
El obispo, que el 1 de septiembre suspendió a Spagnesi de sus funciones de párroco para que se dedicara plenamente a curar su drogodependencia, aseguró que había “luchado” para que el presbítero “no se perdiera, para no dejarle ir hasta el fondo”. “¿Me equivoqué?”, se preguntó ante los fieles, respondiéndose a continuación: “Creo que he cometido muchos errores y por ellos os pido perdón. No me di cuenta del abismo inimaginable en el que había caído don Francesco”.
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