El arzobispo de Milwaukee, Jerome Listecki, ha sugerido en un documento interno de la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos, que se considere de manera formal la posibilidad de exigir pruebas de ADN o exámenes físicos para asegurarse de que todos los seminaristas son varones –biológicamente hablando–. Esta propuesta la hace, señala, después de descubrir que “una mujer que vivía bajo una identidad transgénero había sido admitida sin saberlo en el seminario o en una casa de formación de un instituto de vida consagrada”.
Admisión controlada
Listecki como presidente del Comité de Asuntos Canónicos y Gobierno de la Iglesia del Episcopado estadounidense ha estudiando a fondo la cuestión y por ello ha elaborado un informe publicado por la agencia CNA. Estos casos se han producido, advierte, después de que “los registros sacramentales de la persona habían sido obtenidos fraudulentamente para reflejar su nueva identidad”. Por ello, se ha enviado este documento a todos los obispos para que puedan “ejercer una vigilancia especial al comenzar un nuevo año de formación en el seminario”
“En todos los casos, nada en los informes médicos o psicológicos de estos individuos había señalado tratamientos anteriores o cirugías pertinentes”, se especifica en el informe. Si bien, Listecki ha confirmado que ninguna de estas personas transgénero –de las que no se dice el lugar en el que ocurrieron los hechos– llegó a ordenarse como diácono o sacerdote. El prelado recuerda que el Derecho Canónico es claro al exigir que “el obispo diocesano admita en el seminario mayor y promueva a las órdenes sagradas sólo a hombres que posean las cualidades físicas y psicológicas requeridas”, algo para lo que “puede exigir diversos medios para establecer la certeza moral en este sentido”.
Listecki como presidente del Comité de Asuntos Canónicos y Gobierno de la Iglesia del Episcopado estadounidense ha estudiando a fondo la cuestión y por ello ha elaborado un informe publicado por la agencia CNA. Estos casos se han producido, advierte, después de que “los registros sacramentales de la persona habían sido obtenidos fraudulentamente para reflejar su nueva identidad”. Por ello, se ha enviado este documento a todos los obispos para que puedan “ejercer una vigilancia especial al comenzar un nuevo año de formación en el seminario”
“En todos los casos, nada en los informes médicos o psicológicos de estos individuos había señalado tratamientos anteriores o cirugías pertinentes”, se especifica en el informe. Si bien, Listecki ha confirmado que ninguna de estas personas transgénero –de las que no se dice el lugar en el que ocurrieron los hechos– llegó a ordenarse como diácono o sacerdote. El prelado recuerda que el Derecho Canónico es claro al exigir que “el obispo diocesano admita en el seminario mayor y promueva a las órdenes sagradas sólo a hombres que posean las cualidades físicas y psicológicas requeridas”, algo para lo que “puede exigir diversos medios para establecer la certeza moral en este sentido”.
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