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El Papa en Cristo Rey: Jesús no viene para dominar, sino para servir, ¿sabemos imitarle en esto?



En la Fiesta de Cristo Rey y celebración de la Jornada Mundial de la Juventud en todas las Iglesias particulares, el Papa Francisco habló sobre el Reino de Jesús, un Reino que es liberador y jamás opresor, aseguró.

En compañía de un par de jóvenes que lo acompañaron desde el balcón de la Biblioteca Apostólica, el Papa Francisco pidió tomar en consideración como es el Reino de Dios y aprender de ello:

La realeza de Jesús es diferente a la mundana

El Evangelio de la Liturgia de este domingo, último del Año Litúrgico, culmina en una afirmación de Jesús, que dice: “Sí, como dices, soy Rey” (Jn 18,37). Él pronunciaba estas palabras delante de Pilato, mientras que la multitud grita para que le condenen a muerte.

“El hecho es que la realeza de Jesús es muy diferente de la mundana. «Mi reino —dice a Pilato— no es de este mundo» (Jn 18,36). Él no viene para dominar, sino para servir. No llega con los signos de poder, sino con el poder de los signos. No se ha revestido de insignias valiosas, sino que está desnudo en la cruz”, afirmó el Papa Francisco.

Y es precisamente en la inscripción puesta en la cruz que Jesús es definido como “rey” (cf. Jn 19,19).

“Podríamos decir que no es rey como los otros, sino que es Rey para los otros. Pensemos de nuevo en esto: Cristo, delante de Pilato, dice que es el rey en el momento en el que la multitud está en su contra, mientras que cuando le seguían y le aclamaban había tomado distancia de esta aclamación. Jesús se demuestra, así, soberanamente libre del deseo de la fama y de la gloria terrena”.

“Y nosotros, preguntémonos, ¿sabemos imitarle en esto? ¿Sabemos cómo gobernar sobre nuestra tendencia a ser continuamente buscados y aprobados, o hacemos todo para ser estimados por parte de los otros? En lo que hacemos, en particular en nuestro compromiso cristiano, me pregunto, ¿qué cuenta? ¿Cuentan los aplausos o cuenta el servicio?”.

El Reino de Jesús es liberador, no tiene nada de opresivo

Continuando con su mensaje, el Santo Padre también recordó que Jesús evitaba toda búsqueda de grandeza terrenal, y hace libre y soberano el corazón de quien le sigue.

“Él, queridos hermanos y hermanas, nos libera del sometimiento del mal. Su Reino es liberador, no tiene nada de opresivo. Él trata a cada discípulo como amigo, no como súbdito. Cristo, aun estando por encima de todos los soberanos, no traza líneas de separación entre sí y los demás; desea más bien hermanos con los que compartir su alegría (cf. Jn 15,11)”.

“Siguiéndolo no se pierde, no se pierde nada, sino que se adquiere dignidad. Porque Cristo no quiere en torno a sí servilismo, sino gente libre. Y, preguntémonos ahora, ¿de dónde nace la libertad de Jesús? Lo descubrimos volviendo a su afirmación frente a Pilato: «Sí, como dices, soy Rey. Yo para esto he nacido y para esto he venido al mundo: para dar testimonio de la verdad» (Jn 18,37)”.

Si uno vive bajo su señoría, se desapega de lo mundano de la vida

La libertad de Jesús viene de la verdad. Es su verdad la que nos hace libres (cf. Jn 8,32), afirmó el Santo Padre.

“Pero la verdad de Jesús no es una idea, algo abstracto: la verdad de Jesús es una realidad, es Él mismo que hace la verdad dentro de nosotros, nos libera de las ficciones, de las falsedades que tenemos dentro, del doble lenguaje. Estando con Jesús, nos volvemos verdaderos”.

“La vida del cristiano no es una actuación donde se puede llevar la máscara que más conviene. Porque cuando Jesús reina en el corazón, lo libera de la hipocresía, lo libera de las escapatorias, de las dobleces. La mejor prueba de que Cristo es nuestro rey es el desapego de lo que contamina la vida, haciéndola ambigua, opaca, triste”.

“Cuando se vive bajo el señorío de Jesús, uno no se vuelve corrupto, no se vuelve falso, con la inclinación a cubrir la verdad. No se lleva doble vida”.

Por último, el Papa Francisco recordó que por primera vez, en la solemnidad de Cristo Rey, en todas las Iglesias particulares se celebra la Jornada Mundial de la Juventud.

De ahí la razón de que en el balcón junto a él estuvieran dos jóvenes de Roma en representación de todos.

“Deseo que todos los jóvenes del mundo se sienta parte viva de la Iglesia, protagonistas de su misión. ¡Gracias por haber venido! Y no se olviden que reinar es servir. ¿Cómo era esto? Reinar es servir. Todos juntos: reinar es servir. Como nos enseña nuestro Rey”.

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