“Ven, Señor Jesús”, esta es la pequeña oración que el Papa Francisco nos recomienda repetir a lo largo de este Adviento, que inicia este 28 de noviembre.
En su mensaje previo al Ángelus, el Papa Francisco habló sobre los cristianos adormecidos, que son cristianos anestesiados por la mundanidad espiritual, “que rezan como papagayos”, que caen en la apatía, explicó. La principal forma de no caer en este vicio es la oración, la cual mantiene encendida la lámpara del corazón.
“La oración despierta el alma del sueño y la centra en lo que importa, en el propósito de la existencia. Incluso en los días más ajetreados, no descuidemos la oración”, dijo el Santo Padre a los peregrinos reunidos en la plaza de San Pedro.
Su oración para este Adviento
En Adviento, dijo el Papa estemos atentos a la oración, acostumbrémonos a decir, por ejemplo: “Ven, Señor Jesús”.
“Solo eso, pero decirle: ‘Ven, Señor Jesús’. Este tiempo de preparación para Navidad es hermoso: pensemos en el pesebre, pensemos en la Navidad, y digamos con el corazón: ‘Ven, Señor Jesús, ven'”.
“Repitamos esta oración a lo largo del día y el ánimo permanecerá vigilante”.
Jesús nos pide tener ánimo
Al reflexionar sobre el Evangelio de la Liturgia de hoy, primer domingo de Adviento, que nos habla de la venida del Señor al final de los tiempos, Jesús anuncia acontecimientos desoladores y tribulaciones, pero nos invita a no tener miedo. Dice así: “Tengan ánimo y levanten la cabeza, porque está por llegarles la liberación” (Lc 21,28).
“Es bueno escuchar esta palabra de aliento: animarse y alzar la cabeza, porque precisamente en los momentos en que todo parece acabado, el Señor viene a salvarnos; esperarlo con alegría incluso en medio de las tribulaciones, en las crisis de la vida y en los dramas de la historia”
Jesús nos pide estar atentos, recordó el Papa.
“Estén atentos”, la vigilancia. Detengámonos en este importante aspecto de la vida cristiana. De las palabras de Cristo observamos que la vigilancia está ligada a la atención: estén atentos, vigilen, no se distraigan, es decir, ¡estén despiertos! La vigilancia significa esto: no permitas que tu corazón se vuelva perezoso y que tu vida espiritual se ablande en la mediocridad”.
No seas un cristiano adormecido
El Santo Padre advirtió que hay tantos cristianos adormecidos.
“Cristianos anestesiados por la mundanidad espiritual— cristianos sin ímpetu espiritual, sin ardor en la oración, que rezan como papagayos, sin entusiasmo por la misión, sin pasión por el Evangelio. Cristianos que miran siempre hacia adentro, incapaces de mirar el horizonte. Y esto nos lleva a ‘dormitar’: a seguir con las cosas por inercia, a caer en la apatía, indiferentes a todo menos a lo que nos resulta cómodo. Y esta es una vida triste, andar así… no hay felicidad allí”.
El Papa Francisco explicó que necesitamos estar atentos para no arrastrar nuestros días a la costumbre, para no ser agobiados —dice Jesús— por las cargas de la vida (cf. v. 34).
En primer lugar pregúntate, ¿qué pesa en tu corazón?
Los afanes de la vida nos pesan. Hoy, pues, es una buena oportunidad para preguntarnos: ¿Qué pesa en mi corazón?
¿Qué es lo que pesa en mi espíritu?
¿Qué me hace sentarme en el sillón de la pereza?
¿Hay vicios que tengo que dejar porque me paralizan y me impiden alzar la cabeza?
Y con respecto a las cargas que pesan sobre los hombros de los hermanos, ¿estoy atento o soy indiferente?
“Estas preguntas nos hacen bien, porque ayudan a guardar el corazón de la acedia. Pero, padre, ¿qué es la acedia? Es un gran enemigo de la vida espiritual, también de la vida cristiana. La acedia es esa pereza que nos sume, que nos hace resbalar, en la tristeza, que nos quita la alegría de vivir y las ganas de hacer”.
“El Libro de los Proverbios dice: “Guarda tu corazón, porque de él mana la vida” (Pr 4,23). Guarda tu corazón: ¡eso significa estar atento, vigilar, estar atento! Estén atentos, guarda tu corazón”.
Haz oración para despertar tu corazón
Asimismo, para guardar nuestro corazón el Papa Francisco recordó que el gran secreto es la oración.
“Jesús dice: “Estén atentos orando en todo momento” (Lc 21,36). Es la oración la que mantiene encendida la lámpara del corazón. Especialmente cuando sentimos que nuestro entusiasmo se enfría, la oración lo reaviva, porque nos devuelve a Dios, al centro de las cosas”.
Su corazón con los migrantes
En su mensaje posterior al rezo del Ángelus, el Papa Francisco habló sobre los pesares que viven los migrantes en el mundo.
“Cuántos migrantes están expuestos, incluso en estos días, a peligros muy graves, y cuántos pierden la vida en nuestras fronteras. Me duelen las noticias de la situación en la que se encuentran tantos de ellos”.
“A los migrantes que se encuentran en estas situaciones de crisis les aseguro mi oración, y también mi corazón: sepan que estoy cerca de ustedes. Rezar y obrar. Doy las gracias a todas las instituciones, tanto de la Iglesia Católica como de otros lugares, especialmente a las agencias nacionales de Cáritas y a todos los que se comprometen a aliviar su sufrimiento”.
El Santo Padre renovó su llamado a autoridades civiles y militares en el mundo para encontrar soluciones que respeten la humanidad de estas personas. Pensemos en los migrantes, en su sufrimiento, y recemos en silencio, pidió.
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