¿Sabes cómo inició la tradición de comer 12 uvas en el Año Nuevo? En 1909 los viticultores de Alicante, España, tuvieron una cosecha más grande de lo que esperaban.
Como no estaban preparados ni para comercializar ni para convertir la uva en vino, y ante la posibilidad de que las uvas se les echaran a perder, decidieron inventar algo para la última noche del año.
Así crearon una campaña en esa región de España proponiendo que se debería comer una uva por cada campanada del reloj a la medianoche. Así surgió en España -y después en México- la costumbre de comerse una uva por cada campanada del reloj.
Pero lo interesante de esto es que fue un sacerdote de la región quien les ayudó a popularizar esta idea. Los vinicultores acudieron con el párroco del pueblo y le pidieron bendecirles y ofrecer una Misa por ellos, pues estaban por perder sus cosechas. El sacerdote accedió a ofrecer la Misa, pero además les propuso proponer esta idea durante la homilía de la Misa, y así muchos de los que acudieron a la Eucaristía del 31 de diciembre compraron uvas y al regresar a casa comenzaron con lo que ahora es esta importante tradición.
La pregunta de si esto da suerte o no.
A los que se les ocurrió esta idea sí tuvieron suerte porque pudieron vender todas las uvas. Pero más que suerte fue una bendición de Dios, y nunca hay que realizar esta práctica con una intención supersticiosa, pues debemos recordar que nosotros como católicos somos cristocéntricos; nuestra fe está puesta en Jesús.
Esto también nos lleva a pensar que la "suerte" no llega sola, es necesario ser creativos y esforzarnos por tener más eficiencia en todo lo que hacemos y sobre todo encomendarnos a Dios.
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