Sus nombres son Osvaldo, Emiliano y Emiliano, y desde el pasado fin de semana son conocidos en las redes sociales como los “monaguillos voladores“, luego de un video que se hizo viral en el que se les ve tocando las campanas de la iglesia mientras se divierten.
Comala, gente buena y piadosa
Estos niños pertenecen a la Parroquia de San Miguel del Espíritu Santo, en la localidad de Comala, estado de Colima, un pueblo mágico que ha cobrado fama porque fue el lugar que Juan Rulfo eligió para desarrollar su novela Pedro Páramo.
A decir del vicario de la parroquia, el padre Luis Pedro Pineda Covarrubias, la gente de Comala tiene una fe católica muy arraigada. Es conservadora y atesora mucho sus tradiciones religiosas.
“Tienen una gran devoción a Santa María de Guadalupe, es gente que reza el Santo Rosario y participa frecuentemente en Misa. En un gran porcentaje, hay mucho respeto a lo sagrado”, explica.
La alegría en el servicio
El sacerdote llegó a principios del 2021 a la Parroquia San Miguel del Espíritu Santo en calidad de vicario, luego de haber sido ordenado. Actualmente tiene 31 años, y es el responsable de la formación de los monaguillos.
“Cuando llegué aquí, dado que siempre he seguido el carisma de San Juan Bosco: el trabajo con niños, adolescentes y jóvenes, el párroco me encomendó al grupo de monaguillos. Para entonces eran sólo tres y venía de manera esporádica”.
El sacerdote comenzó a trabajar con ellos procurando inyectar alegría al servicio en el altar y en el conocimiento de Dios, cambiando la idea de que la Iglesia es triste, que la gente se flagela, “ideas que algunas personas tienen”, dice.
Fue así como los pequeños comenzaron a disfrutar el servicio que realizaban.
“Empezamos con los tres monaguillos que había, conviviendo y jugando con ellos; y haciéndoles ver que el servicio en el altar es un don que Dios regala a través de la alegría. Aquellos tres, a su vez, comenzaron a invitar a más niños; y con estos niños llegaron también sus papás. Actualmente hay alrededor de 20 monaguillos en las diferentes capillas que tiene la parroquia”.
Hoy en día –explica el sacerdote– los anfitriones son estos monaguillos voladores . Son de los más pequeños del grupo, pero con una gran entrega a la Iglesia: sus abuelos y sus padres fueron monaguillos, y ellos les inculcaron ese amor a Dios.
¿Cómo se grabó el video?
El sacerdote explica que el video fue grabado por una joven cuya familia vivía hace años en Comala, y se encontraba de visita en el pueblo:
“Los niños me habían preguntado si les permitía hacer la última llamada a la Misa de 7. Cuando les dije que sí, salieron disparados de la sacristía hacia el campanario. La joven iba llegando en ese momento y al ver la simpatía y la alegría conque tocaban las campanas, los grabó. Cuando terminaron, regresaron corriendo a la sacristía para iniciar la Santa Misa”.
El P. Luis Pedro Pineda no se dio cuenta de lo que había ocurrido, hasta que el video empezó a circular en las redes sociales.
“Gracias a Dios los comentarios han sido muy positivos –asegura– nada en contra de los pequeños. Todo mundo ha destacado su creatividad e inocencia. Fue algo muy espontáneo, pues no se dieron cuenta que los estaban grabando“.
Explica el sacerdote que en días pasados hubo una reunión de formación permanente para clero diocesano, y los comentarios también fueron muy buenos, “aunque no faltó la carrilla”, asegura.
Próximamente se llevará a cabo en la Diócesis de Colima el Encuentro de Monaguillos, y seguramente el tema de los “monaguillos voladores” saldrá a relucir, como un ejemplo de la alegría genuina del servicio en el altar.
Video de los monaguillos tocando la campana:
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