La meditación cristiana es, sobre todo, una búsqueda. De acuerdo con el Catecismo de la Iglesia Católica es llevar al espíritu a tratar de comprender el porqué y el cómo de la vida cristiana para adherirse y responder a lo que Dios pide.
Por ello para meditar se recomienda que la persona use la Biblia, los textos litúrgicos, las oraciones y los escritos de los santos, de los que puede tomar enseñanzas y confrontarlas con su forma de vivir para llegar a la respuesta a esta pregunta: “Señor, ¿qué quieres que haga?” (CIC 2706).
Es distinta de la meditación budista, que se ha extendido en los últimos años, para la cual existen diversas técnicas, pero que en esencia busca acallar los ruidos internos o calmar la turbulencia de la mente. ¿Son incorrectas este tipo de meditaciones?
La Iglesia no tiene una postura absoluta sobre ellas, sin embargo, desde 1989 en el documento Algunos aspectos de la meditación cristiana, firmado por el entonces prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, Joseph Ratzinger, se advierte que las técnicas orientales y el surgimiento de técnicas cristianas parecidas a ellas podría crear un “pernicioso sincretismo”, es decir, la mezcla de las ideas de distintas religiones que lleve a la persona a una confusión sobre la fe que profesa.¿Cuál es la diferencia entre orar y meditar?
En cierta forma van de la mano, explica en entrevista el padre José Fernando Casillas, SJ, presidente en México de la Red de Oración del Papa.
“La oración es un diálogo de mi persona con lo divino, así como de lo divino con mi persona, con lo que soy, con lo que tengo, con lo que me acontece, es poder presentar mis preocupaciones, y en este sentido no se requiere un tiempo exclusivo, ‘voy a orar 5 minutos’, puedo estar en oración a lo largo del día”, explica.
Mientras que “la meditación es tomar una parte de la oración e irla dialogando con el Creador”, por ejemplo, podemos recitar el Padrenuestro y después meditarlo, es decir, la persona puede tomar cada frase, cada palabra y preguntarse qué significa en su contexto actual, explica.
“¿Qué significa que es Padre?, ¿que significa que es Nuestro?”, ejemplifica.
”Es saber detenernos, escuchar al Padre, dialogar con él, no es nada más ‘sentir bonito’, sino dialogar en lo que me acontece en el día a día”.
¿Cómo podemos meditar?
La Lectio Divina es una forma de meditar que ha sido recomendada desde hace siglos por la Iglesia. La han empleado papas y santos.
Se usa para el estudio de la Biblia y puede aplicarse a cualquier oración y texto, por ejemplo, el Padrenuestro, los Misterios del Rosario, la meditación de las 7 palabras, entre otros.
Una explicación sencilla de en qué consiste la ‘Lectio Divina’ es la que brinda la escritora Alejandra Sosa Elízaga en su libro Qué hacen los que hacen oración:
Lectio (Lectura)
Leer despacito el texto, quizá repasándolo varias veces, procurando captar su sentido.
Meditatio (Meditación)
Gustar y saborear el texto leído, dejar que su significado, su sabor penetre tu mente y tu corazón, ponderar lo que significa para ti en tu vida.
Oratio (Oración)
Comentar con Dios lo que ese texto leído y meditado te ha hecho reflexionar, plantearle las dudas, conclusiones o propósitos que te ha inspirado.
Contemplatio (Contemplación)
Dejar que lo leído, meditado y orado se asiente silenciosamente en tu corazón.
Actio (Acción)
Proponerte asimilar en tu vida el mensaje del texto bíblico que leíste, meditaste, oraste y contemplaste, y actuar en consecuencia
¿Cómo iniciar?
Para comenzar con la práctica de la meditación cristiana, a través de la Lectio Divina, puede ocuparse una de las lecturas de la Misa de cada día.
“Hay situaciones que nos asustan ahora, que nos quitan la paz, pero a través de la oración y la contemplación sabemos que no vamos solos, que vamos caminando de la mano del Creador, para ello es importante participar, tener la disponibilidad de meterse en su palabra”, explica el presidente en México de la Red de Oración del Papa.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario