En este sentido, queremos darte cuando menos cinco razones para no mascar chicle en Misa. Las dos primeras aplican a quien va a comulgar. Y las otras tres a todos los que asisten a Misa, incluidos quienes no van a comulgar.
Razón 1. Aunque no se trague el chicle, sí se tragan las sustancias dulces que éste contiene y ello basta para romper el ayuno eucarístico.
Razón 2. Comete un sacrilegio si se deja el chicle en la boca al comulgar -aunque sea que se lo ponga a un lado- porque al chicle se le pegan partículas de la Hostia y cuando la persona escupe luego el chicle, está escupiendo junto con éste, fragmentos de la Eucaristía.
Razón 3. Se considera una falta de educación mascar chicle al visitar a una persona de mucho respeto, cuánto más al visitar a Dios mismo.
Razón 4. Quienes rodean al que consume chicle se distraen viéndolo masticar y masticar y hacer chasquidos con los dientes, y, peor aún si, como suelen hacer los niños, hace bombitas o se lo saca de la boca para estirarlo, jugar con él, etc. Les quita la devoción.
5. Es una falta de respeto hacia el Divino Anfitrión que nos recibe en Su casa, y una falta de consideración no sólo para los que allí acuden a Misa o a orar, sino para los encargados de limpieza, dejar chicles pegados en paredes, pisos, bancas o demás mobiliario de la iglesia.
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