Una de las Siete Palabras de Jesús en la cruz fue “Todo está cumplido”. ¿A que se refería el Señor?
Los profetas anticiparon momentos del nacimiento, muerte y resurrección de Jesús, por esto se dice que Él vino a cumplir con las profecías que fueron anunciadas desde varios siglos antes de su llegada.
Estas son los profetas que hablaron sobre Jesús:
Isaías
Isaías abiertamente anunció el nacimiento de Cristo (7; 13) con estas palabras: “la joven está encinta y va a tener un hijo al que pondrán por nombre Emanuel”, y Miqueas (5; 2-3), ocho siglos antes del esperado momento, añadió: “En cuanto a ti Belén Efratá, pequeña entre los clanes de Judá, de ti saldrá un gobernante de Israel que desciende de una antigua familia. Ahora el Señor deja a los suyos, pero solo hasta que dé a luz la mujer que está esperando un hijo…”
Zacarías
Zacarías (9; 9-10) habló abiertamente del Mesías: “¡Alégrate mucho, ciudad de Sión! ¡Canta de alegría, ciudad de Jerusalén! Tu rey viene a ti, justo y victorioso, pero humilde, montado en un burro… anunciará paz a las naciones y gobernará de mar a mar”.
Jeremías
Jeremías a inicios del siglo VI a. C. (31; 15), se refirió a la matanza de los Santos Inocentes ordenada por Herodes en Belén, donde nació Cristo: “Se oye una voz en Ramá (Belém) de alguien que llora amargamente. Es Raquel que llora por sus hijos y no quiere ser consolada porque ya están muertos”
Isaías también dejó entrever a Juan el Bautista (40, 3), cuando dijo: “Una voz grita: Preparen al Señor un camino en el desierto, tracen para nuestro Dios una calzada recta en la región estéril.”
Hay pasajes en el Antiguo Testamento que se cumplen en el Nuevo Testamento, como es el caso del Buen Pastor.
Además, hay detalles de la Pasión que aparecen en los Salmos
En cuanto a las Siete Palabras de Jesús en la cruz que aparecen en desorden en varios Evangelios y algunos detalles de su Pasión están escritos en los Salmos: “Porqué me has abandonado? [22 (21;1)]; los huesos pueden contarse más ni uno será roto [22 (21; 17)]; “En tus manos encomiendo mi espíritu” [31(30, 5)]; sus ropas fueron echadas en suerte [22; (21; 18)]; “Tengo sed” [69 (68; 21)], entre otros.
Las profecías fueron anunciadas desde varios siglos antes de Cristo.
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