Padre Patxi Bronchalo
Hoy muchas personas están sufriendo las consecuencias que produce el negocio de la pornografía, bien por sufrir una adicción o tener a alguien cercano enganchado, o bien porque ven la amenaza que para los más jóvenes supone la hipersexualización de la sociedad. Tristemente, también hay muchos que no dan importancia a esto, no se lo creen, lo defienden o frivolizan con ello. ¿Ha pensado usted alguna vez qué hay detrás del negocio de la pornografía?
Lo primero que tengo que decir es que la pornografía cosifica a las personas, es decir, hace que se las vea como objetos de uso y consumo, especialmente a las mujeres. El porno mata el amor pues, como decía san Juan Pablo II, lo contrario de amar es utilizar. Resulta paradójico que nunca en la historia se haya hablado más de defensa de la mujer que en nuestro tiempo, a la vez que nunca ha estado tan atacada y cosificada como con el porno.
Hay que saber también que la pornografía es muy adictiva. En el cerebro funciona igual que una droga. Esto es ciencia. Cada vez la persona siente la necesidad de ver pornografía más fuerte y durante más tiempo, por eso su consumo destroza vidas, rompe matrimonios e incapacita a los jóvenes a amarse bien en el noviazgo. Hay gente que tiene que llegar a ir a grupos de terapia o centros en los que desengancharse. Inquietante es que la edad media en que un niño ve una imagen pornográfica por primera vez son siete años. Imagínense el efecto que causa en su cerebro.
A los doce años ya hay muchos que están enganchados a eso que ven. Lo que produce el consumo de porno no es un juego ni es una broma: es un drama. ¿Se acuerdan de cuando todo el mundo fumaba? Hoy se conocen los efectos del tabaco y su relación directa con enfermedades cardiacas y pulmonares. Con el tiempo veremos cada vez más que el consumo de pornografía, hoy normalizado, traerá cada vez efectos sociales más devastadores.
Los empresarios del porno saben que un joven consumidor de pornografía es un potencial adicto
Los empresarios del porno saben que un joven consumidor de pornografía es un potencial adicto
Una cosa importante que hay que saber es que la industria del porno mueve muchísimo dinero. ¿Cómo lo hace, si es gratis? Porque no todo lo es, y como el porno engancha tanto, quien se va volviendo adicto puede empezar a pagar por suscripciones, contenido exclusivo, webcams, festivales, etc.. Los empresarios del porno saben que un joven consumidor de pornografía es un potencial adicto que en unos años empezará a entregarles su dinero.
Como los efectos malos del porno están más que estudiados y demostrados por la ciencia, la industria que hay detrás tiene que hacer todo un esfuerzo de blanqueo para mantener el negocio. Para ello hay muchos modos, por ejemplo se normaliza a los actores dándoles visibilidad. No es raro que aparezcan en programas destinados a los jóvenes, como La Resistencia. Se trata de mostrar como normal lo que no es normal. Les aseguro, después de muchas de charlas que he dado a jóvenes en colegios y parroquias, que muchos conocen a los actores y los nombres de las páginas y ven como normal la pornografía.
¿Han pensado alguna vez qué hay detrás de un joven que se hace actor o actriz porno? ¿Por qué entran ahí? Ningún adolescente psico-afectivamente cabal y sano quiere esto. No te dirán que es su sueño para trabajar de mayores. Detrás de un chico o chica que entra en este mundo hay muchas heridas psíquicas y afectivas. Una búsqueda rápida en Google les hará encontrar muchos testimonios de chicas que entraron ahí huyendo de su casa, o buscando llenar carencias afectivas a causa de maltratos, abusos o abandonos, y también por necesidades económicas extremas en la familia. Todo esto la industria no te lo cuenta.
El porno es mentira, es ficción. Horas y horas de grabación, un mercado de carne en el que se compite y gana quien esté dispuesto a hacer cosas más vejatorias. Aguantar esto supone que muchos toman drogas para ello y terminan enganchados a ellas, hay muchas muertes prematuras por dicho consumo y por el suicidio, cuya tasa hay estudios que afirman que es hasta cuatro veces mayor en este gremio de actores y actrices. No podemos olvidar que estas personas son hijas de Dios. Y víctimas de un mercado que lo único que quiere es crecer y ganar más y más dinero.
Quizás mientras usted lee esto, alguien cerca suyo está consumiendo pornografía y víctima de un enganche serio. Quizás en la escena que está viendo haya una mujer que está drogada, o un hombre que ya está muerto.
A los padres me gustaría decirles que no hay que renunciar a educar en la sana visión y vivencia de la sexualidad, si no, llegará un momento en que el porno se convierta en educador de los niños y jóvenes. Eduquemos en nuestras familias y pidamos que se haga en los colegios y parroquias. Que esto se blanquee.
La paz.
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