El Papa a los ancianos: "Estamos llamados a ser artífices de la revolución de la ternura"



El Papa Francisco, con motivo de la segunda Jornada Mundial de los Abuelos que se celebrará el próximo 24 de julio, ha lanzado este martes su mensaje para esta celebración, en consonancia con las catequesis que viene realizando en las audiencias generales de los miércoles sobre el valor de la ancianidad. «Seamos dueños de un modo de vida pacífico y atento a los débiles», ha recalcado el Pontífice, para poder hacer un mundo mejor incluso en las etapas más solitarias, como la vejez. El Santo Padre ha animado a todas las parroquias y comunidades a realizar obras de misericordia visitando a aquellos ancianos que sufren la soledad.

«Es un tiempo de prueba el que vive el mundo, marcado por una pandemia, una tormenta inesperada y furiosa y por una guerra que hiere la paz y el desarrollo a escala mundial –dice el Papa en su audiencia–, pero atención al riesgo concreto de no mirar otras epidemias y otras formas generalizadas de violencia que amenazan a la familia humana y a nuestra casa común».

Una de las formas de violencia que subraya el Papa en este mensaje es el descarte, el olvido y el desprecio. Para él, «la vejez todavía dará frutos» y recalca, una vez más, la necesidad de cambiar el enfoque de la sociedad actual hacia ellos. Recuerda las palabras de la sagrada Escritura donde cuenta una realidad diferente a la que hoy tenemos. «La edad es una bendición, y los ancianos no son parias de los que hay que alejarse, sino signos vivos de la benevolencia de Dios que otorga vida en abundancia. ¡Bendita la casa que custodia a un anciano! ¡Bendita sea la familia que honra a sus abuelos!».

La revolución de la ternura

El Papa al referirse a los ancianos y a los abuelos utiliza la palabra `nosotros´, aquellos que están llamados a una misión de ternura, «una revolución espiritual y desarmada». A través de la oración, pide acompañar al que sufre para reconocerle como hermano y así ser: «una comunidad que trabaja y lucha en el campo de la vida».

«Y nosotros, los abuelos y los ancianos, tenemos una gran responsabilidad: enseñar a las mujeres y a los hombres de nuestro tiempo a ver a los demás con la misma comprensión y la misma mirada tierna que dirigimos a nuestros nietos –señala el Santo Padre–. Hemos afinado nuestra humanidad al ocuparnos del prójimo y hoy podemos ser maestros de un modo de vivir pacífico y atento a los más débiles».

El Papa Francisco invita a celebrar con misericordia y amor esta Jornada Mundial de los Abuelos, acercando a quién sigue su palabra a visitar a aquellos que están en sus casas o en las residencias donde son huéspedes. «Hagamos que nadie viva este día en la soledad. ¡La visita a los ancianos solos es una obra de misericordia en nuestro tiempo!».

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