"LOS QUE PACTAN CON LA SANTA MUERTE NO ESTÁN PROTEGIDOS; ES UN DEMONIO QUE SE HA HECHO MUY POPULAR"
Un reportaje de Gustavo Cabullo en la revista mensual mexicana Revistanet.mx se acerca al problema de la magia negra y lo satánico en Ciudad Juárez, en la frontera con Estados Unidos, que con 1,3 millones de habitantes es una de las ciudades con más violencia de México (2.600 muertes violentas en 2009).
Algunos casos especialmente terribles por sus detalles escabrosos, incluso rituales hacen pensar que ese ambiente de violencia se integra en el culto siniestro a la “Santa Muerte” y el recurso a la brujería y lo demoníaco. Esto se ve no sólo en casos de asesinato sino también de suicidio.
El Padre Eduardo Hayen Cuarón, párroco de la Catedral de Ciudad Juárez, explica que los temas de brujería o satanismo son cotidianos. “Cada día que llego y me siento en el escritorio de esta oficina no falta una persona, dos, tres o más que venga a presentar este tipo de situaciones que está viviendo; algunas se solucionan con una bendición y una oración, pero otras necesitan oraciones más fuertes, de liberación, de exorcismo, porque están verdaderamente asediadas por espíritus malignos”.
El padre Eduardo Hayen Cuarón atiende cada día en
su despacho de la catedral uno o más casos ligados
a lo demoníaco o la brujería
"Un muchacho entraba en trance y ya no volvía"
Explica distintos casos a la revista. Uno de ellos es el de un menor de 17 años que fue abordado por un demonio. “Un espíritu demoniaco venía al joven, entraba en trance y entablaba un diálogo con la familia. La familia quedó muy asustada cuando el muchacho ya no regresaba del trance, se quedó totalmente poseído por este espíritu que no salía. Tuvieron que recurrir al sacerdote para hacer un exorcismo. Fue liberado el muchacho, gracias a Dios. Fue un caso que tuve, impresionante”.
Cuenta que en otra ocasión lo visitó una mujer de rasgos rudos, semejantes a los de un hombre. “Llegó una mujer que yo pensé que era un hombre. Yo le vi cara de hombre, cuerpo de hombre, todo de hombre y cuando me dijo que era una mujer me dio pena decirle, llamarla, tratarla como una mujer porque yo veía un hombre. Cuando empezó a contarme toda su historia empezó a entrar en un trance impresionante. Se tiró al suelo, empezó a gritar y a arrastrarse como una culebra, a retorcerse por todas partes. También quedé muy impresionado con ese caso”.
Buscando un exorcista
Hay personas que llegan a Ciudad Juárez desde Estados Unidos o desde otras zonas de México buscando un exorcista, pero la diócesis aún no tiene un exorcista oficial y muchos casos los examina el padre Hayen.
“Una señora de Monterrey llegó con su hijo, malísimo, era un poseído que había participado en ritos satánicos y que vio algo tan impresionante que quedó mal para toda su vida, hasta ahorita el chico no se ha liberado, sigue poseído”, señala el sacerdote.
Ciudad Juárez está en un proceso de discernimiento acerca de la necesidad de un exorcista oficial. Hayen detalla que debería ser “un sacerdote que tenga prudencia, juicio, edad y madurez para dedicarse a esto”.
Comenta que es un ministerio que exige mucho esfuerzo y que, además, aunque hay muchas personas que atender, no es bueno que el sacerdote se dedique exclusivamente a hacer sólo exorcismos. “Podría quedar afectado, un sacerdote que tenga todos estos casos, no es fácil”, supone el religioso.
Las características del exorcista
“Debe ser un sacerdote primero probado en virtud y en santidad, que sea una persona verdaderamente santa, un hombre de oración, que tenga conocimientos teológicos y psicológicos aceptables para esto; una persona que sea piadosa, que lleve una vida de oración, que tenga buen sentido de discernimiento, buen juicio”, enumera.
También ha de distinguir los casos de enfermos psicológicos de los que muestran actividad demoníaca. “Nosotros ya conocemos cuáles son los síntomas de una persona que está siendo asediada o poseída por espíritus malignos; fuerza descomunal, hablar lenguas extrañas, vomitar espuma, mucha espuma, inclusive metal que después aparece en su casa, en su cama, pelos que no se sabe de dónde vienen, en grandes cantidades”.
Una imagen de la Santa Muerte justo ante la catedral de Ciudad Juárez... es un culto que invoca una protección demoníaca, que, además, engaña y no protege
Lo demoníaco y los papas
El padre Hayen insiste en que lo demoníaco es real: “Hay teólogos y sacerdotes que niegan esta realidad, que el demonio existe y actúa; hay sacerdotes que no creen y teólogos que lo niegan, pero lo han dicho los papas. Un católico que niega esta realidad se sale de la comunión con la Iglesia, esto está en el catecismo de la Iglesia Católica y los papas han dado catequesis sobre el demonio, por lo tanto no se puede negar esta realidad que durante muchos años se negó, no por la autoridad de la Iglesia, por el magisterio, sino por teólogos y sacerdotes”, aclara.
En mayo de 2013 el sacerdote mexicano Juan Rivas llevó ante el Papa Francisco a una persona que sufre de actividad demoníaca y el Papa Francisco oró por ella imponiéndole las manos en un vídeo que fue muy difundido.
Cuando el endemoniado grita en misa
Hayen ha visto casos de personas que entran en trance demoníaco durante la misa, y caen al suelo, se revuelcan y retuercen o gritan. ¿Qué hace cuando ocurre esto? “Yo tranquilamente digo que retiren de la misa a la persona, porque la misa no se va a convertir en un espectáculo en el que todo mundo va a estar viendo qué sucede. Lo mejor es que se retire. Uno de los síntomas de una molestia demoniaca, infestación demoniaca o posesión demoniaca es la aversión a lo sacro, a lo sagrado”.
Describe otro caso. “En la Divina Providencia, que era mi parroquia anterior, empezamos una misa y una persona entró en trance, se puso muy mal, era una mujer, una señora que tenía problemas de posesión demoniaca u obsesión y la tuvieron que retirar”.
Añade que “buscamos siempre dar un seguimiento a estas personas. Las personas que empiezan un proceso hay que darles un seguimiento, la liberación de espíritus malignos no es cuestión de una sesión. Muchas veces en las películas se ve así, como en la de El Exorcista, donde le hicieron un exorcismo a una niña y se le salió el demonio para siempre. No, así no es la realidad, es un proceso, es como ir con el doctor a que te da una receta, que te haga alguna curación y después regresar muchas veces”.
De la famosa película de terror quiere decir que la escena de la niña “que le da vueltas la cabeza en 360 grados, es imposible; se muere la persona y una niña que se deforma a ese grado, su cara, su cuerpo, tampoco es creíble”.
En cambio, El Rito, cuyo actor principal es Anthony Hopkins, sí se “se asemeja más a los exorcismos reales”, refiere.
La Santa Muerte: una falsa seguridad siniestra
En el caso concreto de Ciudad Juárez se da la confluencia de crimen, violencia, miseria y el culto supersticioso a la Santa Muerte.
Sus devotos buscan poder y seguridad en una ciudad llena de asesinatos y suicidios: intuyen que la Muerte tiene el poder, controla las vidas y los acontecimientos, y piensan que se puede pactar con ella, servirla, consagrarse a ella, tomarla por Señora… todo tipo de pactos pensando que así los protegerá, que no los castigará.
Una mujer bautiza a su bebé en el culto a la Santa Muerte, pensando que eso le aportará protección o prosperidad
Desde la Iglesia, por supuesto, se considera que es una mezcla de superstición y de pacto con lo demoníaco.
Respecto a los que pactan con la Santa Muerte, el padre Hayen es claro: “No están protegidos y están abiertos a que les sucedan cosas que son obra del diablo, porque la Santa Muerte es un demonio, se ha vuelto muy popular por ignorancia religiosa, sobre todo cuando uno no tiene al Dios verdadero presente, se abre a cualquier tipo de creencias, incluso estas demoníacas, que son peligrosísimas”.
Como quien pacta con una mafia esperando cierta protección, muchos que se involucran en rituales o relaciones con la Santa Muerte terminan viendo que el precio es alto. “Estos espíritus, bajo este mundo tenebroso empiezan a influir en las vidas. Empiezan a surgir más enfermos mentales, personas trastornadas, efectos en las casas y en lo material; llaves que se abren solas, casas donde se ven sombras y todo ese tipo de fenómenos que ocurren por prácticas esotéricas y brujería”, afirma Hayen.
Una crueldad extrema y un combate espiritual
El sacerdote tiene claro que Ciudad Juárez es especial. “Una ciudad donde veíamos decapitados, torturados, gente que moría con una crueldad inaudita no es obra solamente del hombre, sino del espíritu del mal que se apodera de las conciencias, de los corazones”, apunta.
Por eso, añade: “El mal no sólo se combate con policías, ejercito o educación, se combate con las armas del Espíritu Santo”.
Él y más personas en la ciudad proponen que Ciudad Juárez sea exorcizada y llegue a contar con un exorcista oficial, como ya tienen otras ciudades del país (Ciudad de México, Guadalajara y Querétaro entre ellas; también los hay en España –Madrid, Barcelona, Murcia-, en Dinamarca, Australia, Malta, etc…).
“Si se saca al Dios verdadero de nuestras vidas, ese vacío lo vamos a tratar de llenar con otra cosa y el hombre de hoy lo está llenando con superstición, brujería, con magia blanca o negra que, aunque pretenden diferentes cosas, es una invocación a los demonios”, insiste el responsable de la catedral.
Los cultistas piensan que con la muerte se puede pactar, o negociar, o lograr beneficios a cambio de servicios
Las "soluciones" de los brujos
Por supuesto, los devotos de la Santa Muerte tienen sus propias explicaciones a la violencia de la Ciudad, que ellos atribuyen a una deficiente gestión de la circulación de espíritus difuntos.
El reportero consulta a “a una bruja negra, a Lukcero Aghakán”, devota de la Santa Muerte, quien pide “regar por las calles frutas o flores para que esas entidades, energías o almas perdidas, puedan atravesar el limbo”, además de quemar sándalo, inciensos de lágrima, mirra y copal.
El padre Hayen comenta que eso no serviría de nada. “Volvemos nuevamente a prácticas mágicas. Los demonios no se pueden expulsar con los demonios. Lo que se debe hacer son exorcismos por parroquias, oraciones de liberación e invocar a San Miguel Arcángel como protector de la ciudad”.
Muchos que se han alejado de Dios buscan alianzas y seguridades -y a veces mera comunidad- en otros cultos a "fuerzas" alternativas
Buscar el bien aunque el mal parezca reinar
El sacerdote recuerda, eso sí, que incluso rodeados por el mal es posible descubrir el bien y sentirse atraídos por él. “Yo pienso que muchas veces en la crisis está también la oportunidad. Cuando una persona cae en una crisis existencial, profunda, se abre a que alguien venga a sacarla. Es cuando puede invocar a Dios desde el fondo. El hambre de sentido, de paz, de alegría, de alguien que busca un motivo para vivir, hace buscar a ese poder superior que llamamos Dios”, explica.
Y ante la espiral de violencia en la ciudad, se reafirma en el compromiso de las personas con autoridad a favor de la vida y la paz. “Yo creo que los últimos que abandonaríamos el barco seriamos los sacerdotes y los políticos, no vale salir corriendo en una crisis así, al contrario, se necesita estar con el pueblo, con la gente para darle esperanza y consuelo”.
Un reportaje de Gustavo Cabullo en la revista mensual mexicana Revistanet.mx se acerca al problema de la magia negra y lo satánico en Ciudad Juárez, en la frontera con Estados Unidos, que con 1,3 millones de habitantes es una de las ciudades con más violencia de México (2.600 muertes violentas en 2009).
Algunos casos especialmente terribles por sus detalles escabrosos, incluso rituales hacen pensar que ese ambiente de violencia se integra en el culto siniestro a la “Santa Muerte” y el recurso a la brujería y lo demoníaco. Esto se ve no sólo en casos de asesinato sino también de suicidio.
El Padre Eduardo Hayen Cuarón, párroco de la Catedral de Ciudad Juárez, explica que los temas de brujería o satanismo son cotidianos. “Cada día que llego y me siento en el escritorio de esta oficina no falta una persona, dos, tres o más que venga a presentar este tipo de situaciones que está viviendo; algunas se solucionan con una bendición y una oración, pero otras necesitan oraciones más fuertes, de liberación, de exorcismo, porque están verdaderamente asediadas por espíritus malignos”.
El padre Eduardo Hayen Cuarón atiende cada día en
su despacho de la catedral uno o más casos ligados
a lo demoníaco o la brujería
"Un muchacho entraba en trance y ya no volvía"
Explica distintos casos a la revista. Uno de ellos es el de un menor de 17 años que fue abordado por un demonio. “Un espíritu demoniaco venía al joven, entraba en trance y entablaba un diálogo con la familia. La familia quedó muy asustada cuando el muchacho ya no regresaba del trance, se quedó totalmente poseído por este espíritu que no salía. Tuvieron que recurrir al sacerdote para hacer un exorcismo. Fue liberado el muchacho, gracias a Dios. Fue un caso que tuve, impresionante”.
Cuenta que en otra ocasión lo visitó una mujer de rasgos rudos, semejantes a los de un hombre. “Llegó una mujer que yo pensé que era un hombre. Yo le vi cara de hombre, cuerpo de hombre, todo de hombre y cuando me dijo que era una mujer me dio pena decirle, llamarla, tratarla como una mujer porque yo veía un hombre. Cuando empezó a contarme toda su historia empezó a entrar en un trance impresionante. Se tiró al suelo, empezó a gritar y a arrastrarse como una culebra, a retorcerse por todas partes. También quedé muy impresionado con ese caso”.
Buscando un exorcista
Hay personas que llegan a Ciudad Juárez desde Estados Unidos o desde otras zonas de México buscando un exorcista, pero la diócesis aún no tiene un exorcista oficial y muchos casos los examina el padre Hayen.
“Una señora de Monterrey llegó con su hijo, malísimo, era un poseído que había participado en ritos satánicos y que vio algo tan impresionante que quedó mal para toda su vida, hasta ahorita el chico no se ha liberado, sigue poseído”, señala el sacerdote.
Ciudad Juárez está en un proceso de discernimiento acerca de la necesidad de un exorcista oficial. Hayen detalla que debería ser “un sacerdote que tenga prudencia, juicio, edad y madurez para dedicarse a esto”.
Comenta que es un ministerio que exige mucho esfuerzo y que, además, aunque hay muchas personas que atender, no es bueno que el sacerdote se dedique exclusivamente a hacer sólo exorcismos. “Podría quedar afectado, un sacerdote que tenga todos estos casos, no es fácil”, supone el religioso.
Las características del exorcista
“Debe ser un sacerdote primero probado en virtud y en santidad, que sea una persona verdaderamente santa, un hombre de oración, que tenga conocimientos teológicos y psicológicos aceptables para esto; una persona que sea piadosa, que lleve una vida de oración, que tenga buen sentido de discernimiento, buen juicio”, enumera.
También ha de distinguir los casos de enfermos psicológicos de los que muestran actividad demoníaca. “Nosotros ya conocemos cuáles son los síntomas de una persona que está siendo asediada o poseída por espíritus malignos; fuerza descomunal, hablar lenguas extrañas, vomitar espuma, mucha espuma, inclusive metal que después aparece en su casa, en su cama, pelos que no se sabe de dónde vienen, en grandes cantidades”.
Una imagen de la Santa Muerte justo ante la catedral de Ciudad Juárez... es un culto que invoca una protección demoníaca, que, además, engaña y no protege
Lo demoníaco y los papas
El padre Hayen insiste en que lo demoníaco es real: “Hay teólogos y sacerdotes que niegan esta realidad, que el demonio existe y actúa; hay sacerdotes que no creen y teólogos que lo niegan, pero lo han dicho los papas. Un católico que niega esta realidad se sale de la comunión con la Iglesia, esto está en el catecismo de la Iglesia Católica y los papas han dado catequesis sobre el demonio, por lo tanto no se puede negar esta realidad que durante muchos años se negó, no por la autoridad de la Iglesia, por el magisterio, sino por teólogos y sacerdotes”, aclara.
En mayo de 2013 el sacerdote mexicano Juan Rivas llevó ante el Papa Francisco a una persona que sufre de actividad demoníaca y el Papa Francisco oró por ella imponiéndole las manos en un vídeo que fue muy difundido.
Cuando el endemoniado grita en misa
Hayen ha visto casos de personas que entran en trance demoníaco durante la misa, y caen al suelo, se revuelcan y retuercen o gritan. ¿Qué hace cuando ocurre esto? “Yo tranquilamente digo que retiren de la misa a la persona, porque la misa no se va a convertir en un espectáculo en el que todo mundo va a estar viendo qué sucede. Lo mejor es que se retire. Uno de los síntomas de una molestia demoniaca, infestación demoniaca o posesión demoniaca es la aversión a lo sacro, a lo sagrado”.
Describe otro caso. “En la Divina Providencia, que era mi parroquia anterior, empezamos una misa y una persona entró en trance, se puso muy mal, era una mujer, una señora que tenía problemas de posesión demoniaca u obsesión y la tuvieron que retirar”.
Añade que “buscamos siempre dar un seguimiento a estas personas. Las personas que empiezan un proceso hay que darles un seguimiento, la liberación de espíritus malignos no es cuestión de una sesión. Muchas veces en las películas se ve así, como en la de El Exorcista, donde le hicieron un exorcismo a una niña y se le salió el demonio para siempre. No, así no es la realidad, es un proceso, es como ir con el doctor a que te da una receta, que te haga alguna curación y después regresar muchas veces”.
De la famosa película de terror quiere decir que la escena de la niña “que le da vueltas la cabeza en 360 grados, es imposible; se muere la persona y una niña que se deforma a ese grado, su cara, su cuerpo, tampoco es creíble”.
En cambio, El Rito, cuyo actor principal es Anthony Hopkins, sí se “se asemeja más a los exorcismos reales”, refiere.
La Santa Muerte: una falsa seguridad siniestra
En el caso concreto de Ciudad Juárez se da la confluencia de crimen, violencia, miseria y el culto supersticioso a la Santa Muerte.
Sus devotos buscan poder y seguridad en una ciudad llena de asesinatos y suicidios: intuyen que la Muerte tiene el poder, controla las vidas y los acontecimientos, y piensan que se puede pactar con ella, servirla, consagrarse a ella, tomarla por Señora… todo tipo de pactos pensando que así los protegerá, que no los castigará.
Una mujer bautiza a su bebé en el culto a la Santa Muerte, pensando que eso le aportará protección o prosperidad
Desde la Iglesia, por supuesto, se considera que es una mezcla de superstición y de pacto con lo demoníaco.
Respecto a los que pactan con la Santa Muerte, el padre Hayen es claro: “No están protegidos y están abiertos a que les sucedan cosas que son obra del diablo, porque la Santa Muerte es un demonio, se ha vuelto muy popular por ignorancia religiosa, sobre todo cuando uno no tiene al Dios verdadero presente, se abre a cualquier tipo de creencias, incluso estas demoníacas, que son peligrosísimas”.
Como quien pacta con una mafia esperando cierta protección, muchos que se involucran en rituales o relaciones con la Santa Muerte terminan viendo que el precio es alto. “Estos espíritus, bajo este mundo tenebroso empiezan a influir en las vidas. Empiezan a surgir más enfermos mentales, personas trastornadas, efectos en las casas y en lo material; llaves que se abren solas, casas donde se ven sombras y todo ese tipo de fenómenos que ocurren por prácticas esotéricas y brujería”, afirma Hayen.
Una crueldad extrema y un combate espiritual
El sacerdote tiene claro que Ciudad Juárez es especial. “Una ciudad donde veíamos decapitados, torturados, gente que moría con una crueldad inaudita no es obra solamente del hombre, sino del espíritu del mal que se apodera de las conciencias, de los corazones”, apunta.
Por eso, añade: “El mal no sólo se combate con policías, ejercito o educación, se combate con las armas del Espíritu Santo”.
Él y más personas en la ciudad proponen que Ciudad Juárez sea exorcizada y llegue a contar con un exorcista oficial, como ya tienen otras ciudades del país (Ciudad de México, Guadalajara y Querétaro entre ellas; también los hay en España –Madrid, Barcelona, Murcia-, en Dinamarca, Australia, Malta, etc…).
“Si se saca al Dios verdadero de nuestras vidas, ese vacío lo vamos a tratar de llenar con otra cosa y el hombre de hoy lo está llenando con superstición, brujería, con magia blanca o negra que, aunque pretenden diferentes cosas, es una invocación a los demonios”, insiste el responsable de la catedral.
Los cultistas piensan que con la muerte se puede pactar, o negociar, o lograr beneficios a cambio de servicios
Las "soluciones" de los brujos
Por supuesto, los devotos de la Santa Muerte tienen sus propias explicaciones a la violencia de la Ciudad, que ellos atribuyen a una deficiente gestión de la circulación de espíritus difuntos.
El reportero consulta a “a una bruja negra, a Lukcero Aghakán”, devota de la Santa Muerte, quien pide “regar por las calles frutas o flores para que esas entidades, energías o almas perdidas, puedan atravesar el limbo”, además de quemar sándalo, inciensos de lágrima, mirra y copal.
El padre Hayen comenta que eso no serviría de nada. “Volvemos nuevamente a prácticas mágicas. Los demonios no se pueden expulsar con los demonios. Lo que se debe hacer son exorcismos por parroquias, oraciones de liberación e invocar a San Miguel Arcángel como protector de la ciudad”.
Muchos que se han alejado de Dios buscan alianzas y seguridades -y a veces mera comunidad- en otros cultos a "fuerzas" alternativas
Buscar el bien aunque el mal parezca reinar
El sacerdote recuerda, eso sí, que incluso rodeados por el mal es posible descubrir el bien y sentirse atraídos por él. “Yo pienso que muchas veces en la crisis está también la oportunidad. Cuando una persona cae en una crisis existencial, profunda, se abre a que alguien venga a sacarla. Es cuando puede invocar a Dios desde el fondo. El hambre de sentido, de paz, de alegría, de alguien que busca un motivo para vivir, hace buscar a ese poder superior que llamamos Dios”, explica.
Y ante la espiral de violencia en la ciudad, se reafirma en el compromiso de las personas con autoridad a favor de la vida y la paz. “Yo creo que los últimos que abandonaríamos el barco seriamos los sacerdotes y los políticos, no vale salir corriendo en una crisis así, al contrario, se necesita estar con el pueblo, con la gente para darle esperanza y consuelo”.
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