¿Cómo invocar a San José para obtener sus favores?
Los videntes nos dicen las cosas que ellos entienden que el cielo les mandó difundir.
Es bueno tomar con pinzas lo que dicen, examinarlo a fondo y sin prejuicios, pero también reconocer cuando lo que les manda decir el cielo se cumple.
Aunque la incredulidad y confiar más en teorías humanas ha sido una constante desde los tiempos bíblicos.
La guerra en Ucrania vino dos meses después, de que un vidente anunció que al terminar el año de San José se quitaría su protección al mundo, porque él era el katejon.
Aquí hablaremos sobre lo que sucedió, y sobre dos devociones a San José que deberíamos practicar para asegurarnos su protección personal en los tiempos que vienen.
Sobre finales del año 2021 el místico padre Michel Rodrigué profetizó, por un mensaje recibido del cielo, que a la conclusión del Año Santo de San José, el 8 de diciembre de 2021, se levantaría el katejon y el mundo no tendría la especial protección de San José.
Y por lo tanto el mal escalaría aún más en la tierra.
Y algo más de dos meses después Rusia invadió a Ucrania y está amenazando con sus armamentos nucleares a las potencias extranjeras que quieran intervenir.
Esto demuestra que a los videntes y profetas hay que evaluarlos por la materialización de sus profecías.
Porque han sido elegidos para anunciar hechos, no para ser expertos teólogos.
De modo que cuando la realidad se impone, y los hechos profetizados suceden, las teorías sesudas deben callar.
Nótese que Rodrigué habló de que el 8 de diciembre del 2021 sería levantada la protección al mundo.
Lo que podría indicar que quizás haya también, por analogía, un katejon para la Iglesia.
O sea algo que protege a la Iglesia.
Y esto cierra con lo que se ha dicho de que Benedicto XVI es el katejon de la Iglesia.
Pero no por haber llegado al pontificado, sino porque Ratzinger ha demostrado ser el teólogo más importante de la Iglesia post Concilio Vaticano II.
Y haberse hoy constituido en la conciencia de la recta doctrina en la Iglesia, tan atacada desde adentro por herejías y apostasía.
¿Y que es el katejon se preguntarán algunos?
Es la palabra que utiliza San Pablo en la segunda carta a los Tesalonicenses capítulo 2, para indicar algo que retiene la manifestación más profunda del mal.
La palabra significa retener o impedir.
Él dice,
«ya está en acción el misterio de la iniquidad, sólo que hay quien al presente lo detiene, hasta que sea quitado de en medio».
Lo que significa que los agentes del mal están en la tierra, los anticristos, pero no actúan con toda intensidad porque hay frenos que los detienen.
Entonces, según Rodrigué el katejon del mundo sería San José, su protección fue quitada al terminar el año santo de San José, del 2021 y por eso el mal se iba a manifestar con mayor poder, y ya lo vimos en Ucrania.
Pero esto no significa que haya sido levantada la protección de San José para cada uno de los fieles y de las comunidades católicas.
Sino de los sucesos globales del mundo.
O sea que la protección aún permanecería activa para las personas.
Y por eso es necesario, más que nunca, que a partir del 2022 se pida su protección especial para cada persona, la familia, la comunidad.
Esa fue la razón por la que comenzamos una consagración permanente a San José, que cada fiel puede arrancar a realizar cuando pueda.
El link para realizarla lo dejamos en la descripción de este video en youtube https://t.me/Consagracion_SanJose.
Pero además deberíamos prodigarnos en realizar otras devociones para honrar a este santo, porque Jesucristo y María se aparecieron en Itapiranga, Brasil, con grandes promesas a quienes se hicieran devotos de San José.
Lo más tradicional y simple es reservar los miércoles y el mes de marzo para recordarlo y venerarlo.
Pero hay muchísimas devociones más.
Pero ahora nos queremos detener en dos de ellas que no mencionamos antes y que tienen fundamento en reliquias del santo que hoy existen.
La primera es la devoción al cordón de San José, cíngulo o cinturón.
La desarrolló una monja agustina belga, llamada Hermana Elizabeth.
En 1657, después de tres años de una dolorosa enfermedad, estaba desahuciada por los médicos, y en espera de una cercana muerte.
Y habiendo sido muy devota del Santo Patriarca, confeccionó un cíngulo, lo hizo bendecir en honor a San José, y se lo ciñó.
Unos días después, mientras rezaba, se sintió sana, atribuyéndolo a un milagro.
Su ejemplo fue seguido por numerosas personas, que también alcanzaron gracias espirituales y temporales.
Entre las gracias que se obtienen están: la protección especial del Santo Patriarca, un auxilio especial en la enfermedad, la pureza del alma, la gracia de la castidad, la perseverancia final y su particular asistencia a la hora de la muerte.
La devoción se expresa por el uso del cíngulo, que debe ser un cordón de lana o de algodón blanco, lo suficientemente largo como para que una persona se lo pueda atar a la cintura, y caiga un poco a los lados.
Se hacen siete nudos en uno de sus extremos, en recuerdo de los gozos y dolores de San José.
Y es un sacramental que debe ser bendecido, pidiéndole a un sacerdote que lo bendiga y lo imponga, la primera vez.
La reliquia del cíngulo de San José se encuentra en Joinville, un pequeño pueblo del Alto Marne, en una capilla lateral de la iglesia de Notre-Dame de Joinville.
El cinturón está hecho de una tela de corteza bastante áspera y de un color grisáceo, probablemente de cáñamo.
Mide 1,10 metros de largo por 4,5 centímetros de ancho y tiene un broche de marfil o hueso y un ojal en cada extremo.
Cuenta una tradición oriental que este cinturón fue confeccionado por la Santísima Virgen, que lo guardó como un recuerdo muy querido a la muerte de San José, y luego le fue entregado a San Juan.
La segunda es la devoción al manto de San José.
Cuenta una historia que San José debía ir a buscar madera a su proveedor, para realizar algunos trabajos, pero no había logrado reunir todo el dinero necesario, tenía sólo la mitad.
Pero la necesitaba, y entonces pensó decirle a su proveedor que le permitiera llevarse la madera y que le dejaría su manto como prenda hasta que volviera con el resto del dinero.
El proveedor, de nombre Ismael, era un hombre rudo, de mal genio y avaro, que tenía pasión por el dinero.
Y después de mucho conversar aceptó el trato que le ofreció José.
Tenía enfermos los ojos hacía tiempo con úlceras y había perdido la esperanza de sanar, pero a la mañana siguiente se encontró que sus ojos estaban sanos totalmente.
Y su esposa, que tenía un genio de fiera comenzó a comportarse como una cordera, sintiendo una gran paz.
Y empezaron a conversar de que tal vez podría ser efecto del manto de José.
Cuando de repente oyeron ruido en el establo y encontraron que su mejor vaca se retorcía presa de dolor y a pesar que esposos se prodigaron no mejoraba.
Entonces Ismael se acordó del manto de José y pensaron que no perdían nada si lo ponían sobre la vaca.
Fue nada más ponerle la capa y el animal se levantó y se puso a comer como si nada hubiese pasado.
Y a partir de ahí se dieron cuenta que la prenda era de los cielos y que irían a ver a José para negociar con él para quedárselo, ofreciendo a José condonarle la deuda, no cobrarle nunca más por la madera y regalarle el manto más fino que encontraran.
Y mientras estaban haciendo los preparativos para ir a visitar a la sagrada familia, llevando una serie de regalos para cada uno de los integrantes, le llegó la noticia que la casa del padre de Ismael se estaba incendiando.
Éste corrió a la casa con el manto, cortó un pedazo, lo arrojó al fuego y fue suficiente para que el incendio se apagara, con lo que todos los presentes bendijeron al Señor.
Más tarde Ismael y su esposa llegaron a la casa de José, se arrodillaron ante él, le contaron lo sucedido, y le ofrecieron el trato.
Y la Santísima Virgen les dijo,
«Sabed buenos esposos, que Dios ha determinado bendecir todas aquellas familias que se pongan bajo el manto protector de mi santo esposo.
No os extrañe, pues mayores prodigios veréis».
Para ponerse bajo el manto protector hay una novena al santo manto de José que se puede encontrar fácilmente en internet.
Una parte de la reliquia del mando, con el que José cubrió a Jesús recién nacido, se conserva en Roma, en la iglesia de Santa Cecilia.
Fue llevado de Tierra Santa a Roma por San Jerónimo en el siglo IV.
Y está en un relicario acompañado por un velo aún colorido que habría pertenecido a la Virgen María.
De la reliquia del manto se cortó una porción que conservan los Carmelitas Descalzos de Amberes, otra que se venera en la iglesia de Santo Domingo en Bolonia, Italia, una más en el convento de Tepoztlán, México y otra en la capilla del Colegio Seminario de Corpus Christi de Valencia.
Bueno hasta aquí dos devociones a San José que se pueden practicar para rogar al santo la protección personal y de la familia, luego que la hubiera quitado del mundo.
Y me gustaría preguntarte si practicas alguna devoción a San José y cual. Déjala en los comentarios.
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