Ante la globalización, el sincretismo y la diversidad de creencias religiosas que vivimos, se amplían las relaciones humanas de todo tipo. Se dan encuentros maravillosos de amor “incondicional” donde muchas veces surge el deseo de unir la vida con el ser amado pero, de pronto, aparece el: ‘no estoy bautizado…’, ‘no soy católico romano…’, ‘soy ateo…’, ‘soy agnóstico…’, ‘fui católico pero ya no…’.
Es ahí cuando un gran dilema surge en la persona católica y creyente, que quiere unir su vida a otro que “no es católico”. ¿Se puede casar o no por la Iglesia como lo soñó?
Los hombres que ama el Señor
En el Himno del Gloria en la Liturgia, se exalta: “Gloria a Dios en el cielo y en la tierra paz a los hombres que ama el Señor” (anteriormente se decía a los hombres de buena voluntad).
Por ahí va la respuesta, alabamos a Dios, seguimos al Dios único y verdadero, que no excluye a nadie, que se ofrece en la Eucaristía por la salvación de todos, “no por nosotros los católicos”.
Hay la semilla del Verbo, del amor, en el corazón de todo hombre, y todo hombre está llamado a salvarse por los méritos de la Pasión de Cristo.
Si el mensaje de Jesús a sus discípulos poco antes de su Pasión, Muerte y Resurrección fue: “Les doy un mandamiento nuevo, que se amen los unos a los otros como yo les he amado”, ¿podemos excluir del Sacramento del Matrimonio a quien se enamora de un no bautizado o bautizado en otra confesión religiosa cristiana, con un no cristiano, incluso con un ateo?
Sí se pueden casar si se quieren y se acercan a las instancias propias de la estructura eclesial.
El Sacramento del Matrimonio
Antes de dar muchas opiniones y una respuesta simple, pregunte a su párroco. Todo mundo opina y aconseja, sin bases y sin razones, desconociendo la comunión eclesial y sus “normas” para el bien y la cura de almas; en todo hay un por qué y un para qué.
Partamos de lo que es el Sacramento del Matrimonio y lo que se requiere para que sea válido, por ello dador de la gracia sacramental: El amor; la recta intención y el compromiso serio; la intención de formar un hogar por y con el cónyuge; la fidelidad; la indisolubilidad del matrimonio; el bien de los esposos y la procreación de la prole.
Lo “ideal” es que sean los dos católicos y practicantes de su fe, que no se casen por la fiesta, sino por poner a Dios en medio de su vida y desarrollo emocional y espiritual.
Sí, se pueden casar por la Iglesia, pero…
-Hay lo que llamamos y conocemos el Sacramento del Matrimonio por la Iglesia, entre dos católicos.
-Hay el Matrimonio, también Sacramento, con un hermano bautizado en otra Iglesia; donde nos reconocemos el Bautismo como cristianos, pero donde no hay una comunión plena, ni de fe ni de los sacramentos; se le llama Matrimonio Mixto (de Mixta religión, católico con cristiano, ambos bautizados).
-Hay otro caso, Matrimonio con Disparidad de Cultos, un católico y un no bautizado, o ateo, o con bautismo no reconocido, de una religión que no tiene que ver con Cristo, de dudosa procedencia…
Sí, es posible, si hay amor y diálogo, si se lleva un proceso de acompañamiento desde las oficinas de las Curias Diocesanas, que tienen diversos nombres: Oficialía de Matrimonios, de Sacramentos… Lo mejor, fácil y eficaz, pregunte a su párroco y él le orientará. Según el caso será la celebración dentro o fuera de la Misa.
No es un trámite complicado ni algo impositivo para ninguno de las partes, pues lleva una serie de requisitos, de dispensas, de compromisos mutuos; incluso diríamos de “condiciones”; siempre enmarcados en el diálogo y el respeto. Sí se puede, pero no a la ligera.
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