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Y ultimadamente, ¿Judas Iscariote se fue al infierno?



Cuando era joven, había pocos canales de televisión y esto permitía más momento de encuentro y convivencia con la familia.

Durante el tiempo de Cuaresma, de la preparación a la fiesta de Pascua (Pasión, Muerte y Resurrección de Cristo Jesús), en la televisión no faltaba algún programa sobre Judas Iscariote, y siempre las preguntas eran: ‘¿Se arrepintió Judas?’ ‘¿Se salvó Judas?’ ‘¿Se fue al infierno?

Y siempre, a pesar de la presencia de personas especialistas (otros no tanto) en ese tipo de reality show, nunca se daba una respuesta clara, por eso se rebatía año con año.

En el seminario, donde nos formamos y se forman los futuros sacerdotes, sin tanto sensacionalismo –a veces con morbo- y partiendo del análisis de los textos sagrados, junto con la Teología y la Moral, buscábamos respuestas a estas interrogantes.

Analizábamos y argumentábamos a favor y en contra. Casi siempre el argumento parte de que si Judas Iscariote estaba destinado o predestinado a entregar a Jesús, a traicionarlo. Incluso, la Sagrada Escritura lo enfatiza: “el que lo iba a traicionar”, “el traidor”.

Releyendo los textos que nos hablan de Judas Iscariote (el zelota), mencionan que no estaba convencido con la Buena Nueva que predicada por Jesús; era ladrón (tomaba dinero de la bolsa que era para todos y se dejaba llevar por la avaricia); que el mal entró en su corazón, traicionó a Jesús y lo entrego por 30 monedas; pero además -concluye uno de los Evangelistas- se arrepintió (pues “pensaba” que Jesús, por lo que había visto, se salvaría de que lo mataran) y se colgó de un árbol.

Una precisión, no confundir a San Judas Tadeo (pariente de Jesús) con Judas Iscariote (el traidor), lo cual es muy común.

Judas Iscariote, ¿se fue o no se fue al infierno?

Cuando algún fiel me hace la pregunta: ¿Judas Iscariote se fue al infierno?, mi primera y pronta respuesta, fiel a la tradición de nuestros mayores, es: “¡Sepa Dios!”; es en lo primero que pienso, porque Él está la respuesta.

Por lo que dice la Sagrada Escritura y leemos en los textos, es fácil decir “se condenó”; pero hay un signo en el Evangelio que me llama la atención: se arrepintió y devolvió las monedas que recibió por entregar al Maestro, pero aun así se quitó la vida colgándose. ¿Qué había en su corazón?, ¿Por qué hizo todo eso? Sólo Dios lo sabe.

Cabe resaltar que Dios no lo forzó a traicionar a Jesús, ni lo forzó en sus decisiones. Judas Iscariote tuvo muchas oportunidades de convertirse y salvarse. Dios es Bueno y Misericordioso.

Por eso, mi conclusión es: tal vez esté en el infierno, tal vez se salvó y está en el cielo; sólo Dios sabe lo que hay en el corazón de cada hombre, y Dios siempre invita a la conversión hasta el último instante de la vida, pues quiere salvar a todos y que ninguno se pierda.

La salvación surge de la gratuidad del amor misericordioso de Dios, y el hombre, con su voluntad y conciencia, la acepta o la rechaza; si Judas Iscariote se arrepintió de corazón, se salvó; si no se arrepintió, se condenó y está en el infierno.

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