Preocupado por evitar la proliferación de celebraciones matrimoniales nulas o inconsistentes, así como por brindar un acompañamiento a los nuevos esposos en tiempos de crisis, el Papa Francisco dio a conocer un documento llamado “Itinerarios catecumenales para la vida matrimonial”, que busca ser una herramienta pastoral para todas las diócesis del mundo.
Este documento, elaborado por el Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida, pretende que, así como para el Bautismo de los adultos el catecumenado es parte del proceso sacramental, también la preparación para el Matrimonio se convierta en una parte integral de todo el procedimiento del Matrimonio sacramental, pues reconoce que en la actualidad se brinda una preparación superficial a los futuros esposos.
Esta falta de preparación -señala- ha provocado que las parejas corran el riesgo, no sólo de celebrar un Matrimonio nulo, sino también de llegar a la vida matrimonial con cimientos tan débiles que se “desmorone” en poco tiempo y no pueda resistir ni siquiera las primeras crisis inevitables.
Para concretar esta necesidad, el Papa Francisco aconsejó realizar un verdadero catecumenado de los futuros esposos, estructurado en tres etapas:
La preparación al matrimonio (remota, próxima e inmediata.
La celebración de la boda.
El acompañamiento de los primeros años de vida conyugal.
“Como verán –explica el Pontífice en el prefacio– se trata de recorrer un tramo importante del camino junto a las parejas en su trayectoria vital, incluso después de la boda, especialmente cuando pueden pasar por crisis y momentos de desánimo”.
¿Cómo será el proceso?
Es importante destacar que, a partir de estas nuevas orientaciones del Papa, corresponderá a cada diócesis elaborar o repensar, “de forma flexible y creativa”, su propio itinerario de preparación al Matrimonio, inspirado en el catecumenado prebautismal, y teniendo en cuenta las posibilidades y los límites definidos por el propio contexto geográfico, cultural y pastoral.
Luego sugiere que el itinerario diocesano del catecumenado matrimonial se someta a un período de experimentación y prueba a través de un “proyecto piloto”, que se pondría en marcha, en un primer momento, en todas o sólo en algunas parroquias, según la realidad pastoral.
“Tras este primer ensayo, será necesario recoger las opiniones y evaluaciones tanto de los agentes de pastoral como de las parejas participantes, para reflexionar juntos sobre los méritos y las deficiencias encontradas, y hacer los ajustes necesarios en consecuencia”, señala.
Algunos aspectos básicos
Sin embargo, para la elaboración del proyecto diocesano se propone tener muy en cuenta ciertos requisitos, entre ellos, que la preparación dure el tiempo suficiente para que las parejas puedan reflexionar y madurar; que, partiendo de la experiencia concreta del amor humano, la fe y el encuentro con Cristo se sitúen en el centro de la preparación al Matrimonio.
Otras sugerencias son organizar por etapas, marcadas –cuando sea posible y apropiado– por ritos de pasos que se celebren dentro de la comunidad, y que se engloben seis elementos: formación, reflexión, diálogo, confrontación, liturgia, comunidad, oración, fiesta.
También será necesario que todos aquellos que acompañan a los futuros esposos –matrimonios, sacerdotes y agentes de pastoral en general– tengan una formación y un estilo de acompañamiento adecuados al itinerario catecumenal.
“No se trata tanto de transmitir nociones o de adquirir competencias, sino de guiar, ayudar y estar cerca de las parejas en un camino que hay que recorrer juntos”, señala.
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