“No hay que esconder las arrugas”, este fue el llamado del Papa Francisco en su catequesis del 8 de junio de 2022, donde habló de ellas cómo ellas un símbolo de vida y de madurez, pero ¿esto significa que las intervenciones cosméticas son malas?, ¿qué opina la Iglesia de las cirugías estéticas?
En relación a las cirugías estéticas, sin ser un especialista, puedo opinar que en sí mismas no son malas, incluso en muchos casos son necesarias. Quizás confundimos los términos cirugía estética y reconstructiva. La pregunta más inquietante gira en torno al por qué se sometería uno a una operación.
El Santo Padre Francisco menciona la necesidad de reconocernos y valorarnos por lo que somos y no quedarnos en apariencias y buscar “la eterna juventud”; el comentario lo hizo en el contexto de valorar la ancianidad y de asumirla con alegría, no marcada por prejuicios, sino un reconocimiento a lo que es nuestra vida en cada etapa, a no vivir en el pasado.
Muchos hemos expresado lo que significan las canas y las arrugas, signos de experiencia y del paso de los años.
La Iglesia no condena las cirugías, pero no aprueba el mito de la ‘eterna juventud’
La Iglesia no condena las cirugías plásticas, mucho menos cuando después de un accidente hay que ayudar a reconstruir las partes del cuerpo dañadas o para resolver deformaciones, ya sean naturales o accidentales.
Un problema surge, y es dañino, cuando nos operamos para alterar una parte de nuestro cuerpo que no necesita alterarse, y lo hacemos solo por capricho o moda. Cuando el amor propio y la autoestima tienden a ser bajos; cuando ni siquiera tenemos recursos económicos y no aceptamos que nuestro cuerpo se va “desgastando”.
Cuidado con confundir bienestar y belleza, contrario a juventud y vejez. No es estar en contra de las cirugías estéticas, sino contra el abuso y manipulación de los estereotipos de belleza sociales y económicos, la presión social que incluso contribuye a los trastornos mentales.
¿Cómo decidir si uno debe someterse a cirugía plástica?
La clave en este tema es preguntarse: ¿Es necesaria dicha cirugía y qué ventajas reales tiene?
Si es por salud y por necesidad de reconstrucción de algún daño, bienvenida; si no es invasiva y no nos vuelve dependientes, tolerada.
A mí me gusta presumir mis canas y las arrugas que me van saliendo, ya que expresan una vivencia y me recuerdan los sueños de niño: que me respeten y admiren por mis canas y arrugas, surgidas de la experiencia.
Me enternece y me encanta cuando veo las expresiones de vejez en los abuelos y cuando tratan y hablan con ternura a los pequeños, cuando proyectan con su físico el desgaste de su entrega, que les da esa garantía para aconsejar y enseñar.
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