Un estudio realizado por expertos ha concluido que el famoso proverbio «al que madruga Dios le ayuda» tiene cierto nivel de veracidad, pues al parecer ayuda a prevenir la depresión.
Recientemente, un grupo de investigadores de la Universidad de Boulder, publicó un extenso estudio en JAMA Psychiatry que respalda el refrán «a quien madruga, Dios le ayuda».
Estudios anteriores han señalado que las personas noctámbulas (que realizan actividades durante la noche), tienen una mayor probabilidad de sufrir depresión que los madrugadores, sin importar la cantidad de tiempo que duerman.
Apoyándose en dicha información, el nuevo informe ha arrojado los mismos resultados, destacando también que para no sufrir dichas consecuencias no es necesario hacer un cambio extremo en los patrones de sueño, solo un poco.
«Descubrimos que despertarse algo más temprano yendo a dormir solo una hora antes se asocia con un riesgo significativamente menor de depresión», explicó la profesora Celine Vetter, quien es una de las responsables del artículo.
De acuerdo con Yahoo Noticias, este trabajo en específico es uno de los más elaborados y extensos, pues se recopilaron y analizaron los datos de más de 800.000 personas para poder hipotetizar que despertar más temprano reduce en un 23% las probabilidades de desarrollar depresión.
Este descubrimiento confirma un estudio anterior realizado en 2018, donde el personal médico de diversos hospitales estadounidenses señaló que «los madrugadores tenían hasta un 27% menos de probabilidad de desarrollar depresión en el transcurso de cuatro años».
Ahora, según los investigadores, este artículo es el que tiene las evidencias más sólidas de cómo las horas de dormir de una persona influyen en el riesgo de depresión y qué cambio horario es necesario para tener una buena salud mental.
Debido a que despertar temprano es complicado para muchas personas, la recomendación es que si un individuo acostumbra a irse a la cama a la 01:00 am, adelante su rutina para tratar de dormir a la medianoche.
Aquello, de acuerdo con el estudio y sus involucrados, a pesar de ser un gesto simple, podría reducir en un 40% la posibilidad de desarrollar trastornos depresivos graves.
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