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Carta a un sacerdote desanimado



El escritor Claudio de Castro escribe un mensaje lleno de esperanza con un gran consejo de san Pablo

Algunos laicos sienten que no han valorado lo suficiente a los sacerdotes y todo lo que hacen por las personas. Por eso uno de ellos, el escritor Claudio de Castro, ha escrito esta carta abierta:

Querido sacerdote:

Los laicos no solemos agradecerte como debemos, por tus sacrificios, tu presencia, tu sacerdocio y tu vida entregada a los demás.

Gracias por cada Eucaristía, por cada absolución, por cada consejo y palabras de aliento, por tus oraciones. Por mostrarnos a Jesús en el Sagrario. Por darnos ejemplo con tu vida.

Te pido perdón. Quiero rezar más por ti. Te debo demasiado. Me has dado siempre los mejores consejos. Me has ayudado a salir adelante. Y lo más importante, en cada Eucaristía nos traes a Jesús VIVO.

El Catecismo nos habla de ti:

«Es al mismo Cristo Jesús, Sacerdote, a cuya sagrada persona representa el ministro. Este, ciertamente, gracias a la consagración sacerdotal recibida se asimila al Sumo Sacerdote y goza de la facultad de actuar por el poder de Cristo mismo (a quien representa)».1548

«Reza por mí»

Tu vida en ocasiones no es fácil, lo sé. Surgen tantas injusticias y señalamientos. Siempre recuerdo a aquel sacerdote que me impresionó por el amor que demostraba a Jesús cuando lo elevaba después de la consagración. Con cuánta ternura lo miraba.

He leído que “cuando  elevas la hostia consagrada, es como si elevaras el mismo cuerpo de Cristo crucificado”. A menudo me pregunto qué sentirás al sostener a Jesús en tus manos consagradas.

Al terminar la misa me acerqué a este sacerdote para agradecerle su amor a Jesús, la delicadeza con que lo trataba, el ejemplo que nos daba como sacerdote. Tomó mis manos con fuerza y me dijo agradecido:

—Reza por mí.

En un principio no comprendí por que un sacerdote pedía mis pobres oraciones. Con el tiempo comprendí. Tenemos la obligación moral de rezar por nuestros sacerdotes. Se llama gratitud.

Tu oración los ayuda a sostenerse y ser fieles y gastar su vida por los demás.

Te dejamos solo muchas veces. Te cansas y te desanimas, es normal. No te ofrecemos nuestra ayuda y rezamos poco por ti.

Somos responsables en cierta forma, cuando un sacerdote cae o cuando faltan vocaciones sacerdotales porque rezamos poco por ustedes.

Humanos

El catecismo nos explica tu frágil humanidad.

«Esta presencia de Cristo en el ministro no debe ser entendida como si este estuviese exento de todas las flaquezas humanas, del afán de poder, de errores, es decir, del pecado».

Supe de un sacerdote muy conocido, que escribía libros. Abandonó el sacerdocio porque no soportaba su soledad.

Tienes algo de sagrado y se te nota en tus gestos, tus palabras. Leí de san Josemaría Escrivá estas extraordinarias palabras sobre su sacerdocio:

“Llego al altar y lo primero que pienso es: Josemaría, tú no eres Josemaría Escrivá de Balaguer (…): eres Cristo (…). 

Es Él quien dice: esto es mi Cuerpo, esta es mi Sangre, el que consagra. Si no, yo no podría hacerlo. 

Allí se renueva de modo incruento el divino Sacrificio del Calvario. De manera que estoy allíin persona Christi, haciendo las veces de Cristo”.

El sabio consejo de san Pablo

Contra el desaliento y la oscuridad del mundo, ¿qué puedes hacer? Acércate más a Jesús. Él cuidará de ti.  Esto seguro que ya lo sabes, pero no está de más volver a leerlo. Te hará mucho bien.

«Predica la Palabra, insiste a tiempo y a destiempo, rebatiendo, amenazando o aconsejando, siempre con paciencia y dejando una doctrina. Pues llegará un tiempo en que los hombres ya no soportarán la sana doctrina, sino que se buscarán maestros a su gusto, hábiles en captar su atención; cerrarán los oídos a la verdad y se volverán hacia puros cuentos. Por eso debes estar siempre alerta. No hagas caso de tus propias penas; dedícate a tu trabajo de evangelizador; cumple bien tu ministerio»  

2 Carta a Timoteo, 4, 2-5

Y nosotros los laicos, ¿qué podemos hacer por ti?

Aquí hemos publicado un escrito mostrando diferentes formas de hacerte saber cuánto te apreciamos.

Recemos por nuestros sacerdotes

Amable lector de 'Católico Defiende tu Fe', ¿te comprometes a rezar por los sacerdotes y las vocaciones sacerdotales? El mundo necesita de tus oraciones.

Hermano sacerdote. Te queremos y apreciamos. A ti que lees mis palabras, gracias por ser sacerdote. Eres único, especial.

En 'Católico Defiende tu Fe' estamos rezando por ti. ¡Ánimo! Te necesitamos. Gracias por tu fidelidad y tu sacerdocio, por tu amor a Jesús y al prójimo.

¡Dios te bendiga!

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