El Papa Francisco inició su peregrinar penitencial por Canadá con un sentido perdón por la participación de la iglesia Católica en las escuelas residenciales.
“Llego hasta sus tierras nativas para decirles personalmente que estoy dolido, para implorar a Dios el perdón, la sanación y la reconciliación, para manifestarles mi cercanía, para rezar con ustedes y por ustedes”.
Así comenzó el Papa Francisco el esperado mensaje de petición de perdón a las comunidades indígenas de Canadá, por el papel de la Iglesia Católica en la gestión de las escuelas residenciales para niños indígenas.
¿Qué son las escuelas residenciales?
Las escuelas residenciales fueron instituidas por el gobierno canadiense a finales del siglo XIX con la finalidad de despojar a las poblaciones indígenas de sus raíces, pues consideraban que los indígenas eran un obstáculo para el desarrollo del país. La gestión de estas escuelas fue encomendada a distintas Iglesias cristianas, en su mayoría católicas.
Por decreto gubernamental, los niños indígenas eran enviados obligatoriamente a educarse en estas residencias, muchas veces lejos de su familia y donde a menudo se les prohibía hablar su lengua nativa.
A partir de distintas investigaciones realizadas por el gobierno canadiense, se calcula que unos 150,000 niños fueron apartados de sus familias, y en las escuelas residenciales habrían muerto unos 6,000 debido a las condiciones precarias de sanidad y la explotación infantil.
Las peticiones de perdón de la Iglesia
Si bien esta situación ha suscitado en los últimos años diversas peticiones de perdón por parte de la Iglesia Católica, entre ellas la de la Conferencia de Obispos de Canadá, de algunas congregaciones religiosas que estaban al frente de las escuelas, e incluso, del Papa Benedicto XVI en el 2009, las comunidades canadienses esperaban este gesto por parte del Papa Francisco, luego de que en mayo del 2021 se informara del hallazgo de los restos de 215 niños indígenas en un terreno cercano a una escuela residencial gestionada por los Misioneros Oblatos de María Inmaculada, de 1890 a 1969.
Fue por ello que el Santo Padre Francisco decidió iniciar en este país lo que él ha llamado una “peregrinación penitencial”, siendo el encuentro con las poblaciones indígenas Primeras Naciones, Métis e Inuit, su primera actividad pastoral en Canadá.
La bienvenida al Papa
A su llegada a Maskwacis, comunidad de la provincia de Alberta, a poco menos de 100 kilómetros de Edmonton, donde ayer pernoctó el Pontífice, el Papa Francisco fue recibido por sobrevivientes de escuelas residenciales, jefes, líderes, ancianos, ‘guardianes del conocimiento’ y jóvenes de dichas comunidades indígenas.
“Usow-Kihew“, cuyo significado en dialecto ‘cree’ es “Águila dorada”, dio la bienvenida al Santo Padre y agradeció su esfuerzo por iniciar el camino de la reconciliación con los pueblos nativos:
“Deseamos reconocer con profundo agradecimiento el gran esfuerzo personal que ha realizado para viajar a nuestra tierra. Es una bendición recibirlo y hospedarlo entre nosotros”.
Usow-Kihew fue estudiante en la escuela residencial Ermineskin, y en el encuentro con el Papa representó a todas las escuelas residenciales de Canadá.
El dolor del Papa por el daño a los indígenas
En su discurso de este lunes, el Papa Francisco recordó el último encuentro que tuvo en Roma con las comunidades indígenas canadienses, donde éstas le entregaron en prenda dos pares de mocasines, signo del sufrimiento padecido por los niños indígenas, en particular de los que lamentablemente no volvieron más a casa.
“Me pidieron que devolviera los mocasines cuando llegara a Canadá; lo haré al terminar estas palabras, y quisiera inspirarme precisamente en este símbolo que, en los meses pasados, reavivó en mí el dolor, la indignación y la vergüenza”.
El Santo Padre lamentó anticipadamente el malestar que pudieran generar sus palabras al hablar de las escuelas residenciales: “Son traumas que, en cierto modo, reviven cada vez que se recuerdan, y soy consciente de que también nuestro encuentro de hoy puede despertar recuerdos y heridas”.
Pero es necesario recordar –dijo– cómo las políticas de asimilación y desvinculación, que también incluían el sistema de las escuelas residenciales, fueron nefastas para la gente de estas tierras. “Les agradezco por haber hecho que todo esto entrara en mi corazón, por haber expresado el peso que llevaban dentro, por haber compartido conmigo esta memoria sangrante”.
El sentido pedido de perdón a los indígenas
El Pontífice explicó que había querido iniciar su peregrinación penitencial ante las comunidades nativas para renovar su pedido de perdón y “decirles, de todo corazón, que estoy profundamente dolido”:
“Pido perdón por la manera en la que, lamentablemente, muchos cristianos adoptaron la mentalidad colonialista de las potencias que oprimieron a los pueblos indígenas. Estoy dolido”.
“Pido perdón, en particular, por el modo en el que muchos miembros de la Iglesia y de las comunidades religiosas cooperaron, también por medio de la indiferencia, en esos proyectos de destrucción cultural y asimilación forzada de los gobiernos de la época, que finalizaron en el sistema de las escuelas residenciales”.
“Quisiera repetir con vergüenza y claridad: pido perdón humildemente por el mal que tantos cristianos cometieron contra los pueblos indígenas”.
Punto de partida para la reconciliación
Finalmente, el Papa Francisco dijo ser consciente de que las disculpas no son un punto de llegada, sino que constituyen sólo el primer paso, el punto de partida.
En este sentido, recordó que una parte importante de este proceso es hacer una seria búsqueda de la verdad acerca del pasado y ayudar a los supervivientes de las escuelas residenciales a realizar procesos de sanación de los traumas sufridos.
“Sé que todo esto requiere tiempo y paciencia, se trata de procesos que tienen que entrar en los corazones, y mi presencia aquí y el compromiso de los obispos canadienses son testimonio de la voluntad de avanzar en este camino”.
Como parte del proceso de reconciliación, la Iglesia canadiense informó que ya ha recaudado 4.6 millones de dólares para indemnizar a los pueblos indígenas. Parte de los fondos se obtuvo de la venta de propiedades.
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