¿FUE JESÚS CRUEL CON LOS ANIMALES? ¿POR QUÉ JESÚS PERMITIÓ LA MUERTE DE LOS CERDOS EN GERASA?
Por Álvaro Molina
El animalismo es una ideología que propone igualitarismo entre los animales y los seres humanos. La radicalidad de esa ideología propone que la vida de un animal vale lo mismo, o más, que la de un humano, incluso proponen que los animales son personas, y que hasta tienen derechos. Y lamentablemente hay hasta cristianos que le dan la razón a los errores que pregona el animalismo.
Un animal nunca será más importante que un ser humano. La vida de un humano siempre será mucho más valiosa que la de los animales. Esto lo podemos comprobar en las escrituras, cuando Jesús les recuerda a los hebreos que Dios alimenta a las aves, aun cuando estas son menos importantes que los hombres (San Mateo 6,26). Y lo volvemos a confirmar en el pasaje donde Jesús visita la región de Gerasa (San Marcos 5,1-20; San Mateo 8,28-34; San Lucas 8,26-39).
Gerasa, una de las ciudades de Gadara, era una población griega, bajo dominio romano, que estaba prácticamente viviendo en medio de Judea, llevando su vida según sus costumbres, totalmente alejados de lo que mandaba la ley del Dios de los hebreos. Siendo griegos, los de Gerasa creían en el panteón de dioses griegos, o tal vez hasta en el de los romanos. Además de que, siendo la antigua Grecia la cuna de la filosofía y el conocimiento, aquella gente no se guiaba mucho por lo divino, y más bien lo hacían por los estudios y tratados de los grandes filósofos griegos.
Probablemente los gerasenos no tenían noción de qué cosa es un demonio. Tal vez los hebreos habían podido determinar la posesión que sufrían aquellos hombres. Pero dado que Gerasa era habitada por griegos, los griegos trataron de resolver el problema usando conocimientos, no fe. Trataron de encadenar a aquellos endemoniados, que seguramente para los gerasenos eran solo dementes, pero las cadenas no rindieron ningún efecto. Era más que obvio que los gerasenos no sabían qué hacer con aquellos endemoniados.
Entonces vemos a una comunidad de gente que, a pesar de vivir rodeados por el pueblo de Dios, vivían muy alejados de los preceptos de ese Dios, y más bien se guiaban por la razón y el conocimiento. Qué enorme similitud vemos entre los gerasenos y la actual sociedad, alejada de Dios, queriendo resolverlo todo con razón y ciencia, pero nunca acudiendo a Dios. Y cuando los métodos de la ciencia y la razón fallan, las víctimas son abandonadas a su suerte porque la actual sociedad, al persistir en su alejamiento de Dios, se declara inútil ante muchos de los problemas sociales, problemas que se resolverían con suma facilidad, sin tan sólo la sociedad aceptara vivir bajo los preceptos divinos. Si las naciones abrazaran esos preceptos, no tendríamos indigentes, embarazos en adolescentes, adictos, borrachos, familias rotas, etc.
Pero volvamos a Gerasa, cuando Jesús llega a visitarla. Ya sabemos lo que ocurrió. Aquellos hombres estaban poseídos por una legión de demonios. Jesús los expulsa y estos le ruegan a Jesús que los deje poseer una piara de cerdos que se encontraba en aquel lugar. Jesús sabe lo que va a pasar. Una vez que los cerdos estén poseídos, actuarán enloquecidos. Y así ocurrió, los animales se descontrolaron, se precipitaron al mar y se ahogaron.
Los gerasenos criaban cerdos, animales que eran considerados por los hebreos como impuros. Comer cerdo era un acto inimaginable para un hebreo, lo mismo que criarlos. Aquello era algo muy conocido en el mundo antiguo. En el libro 1 de Macabeos está el relato sobre Antíoco Epifanes, un rey sirio que profanó el templo de los hebreos, sacrificando cerdos dentro de el. De manera que para nadie era desconocido el rechazo de los hebreos hacia los cerdos.
Todo lo que Jesús hizo y dijo no fue en vano. Jesús no dejó nada a la deriva. Jesús sabía que los cerdos morirían, pero no por eso podemos concluir que Jesús era cruel con los animales. En Su ministerio, Jesús va en pos de la salvación de los hombres. Él no ha venido por los animales, ha venido por la especie humana. Con la muerte de los cerdos, Jesús les da un claro mensaje a los gerasenos: la salvación de dos hombres poseídos vale más que aquellos cerdos.
Podríamos añadir que la salvación de una sola alma vale más que las vidas de todos los cerdos del mundo. De manera que si el maligno, al quitársele una sola alma, quiere contentarse con las vidas de miles y miles de cerdos, pues que así sea. Así de valiosa es la salvación de una sola alma, para Dios.
Pero con la muerte de los cerdos, Jesús también quiere darles otro mensaje importante a los gerasenos: ustedes, con toda su sabiduría, ciencia y filosofía, van camino a la perdición.
Antes del exorcismo hecho por Jesús, los gerasenos no supieron qué hacer con aquellos dos posesos. Su ciencia y filosofía les fallaron por completo. Después del exorcismo, la primera reacción es de espanto. Han visto algo que no pueden reconciliar por medio de su ciencia. Luego hay una segunda reacción: van y le piden a Jesús que se vaya. Los evangelios no lo mencionan, pero probablemente también le pidieron que nunca más regresara. Jesús los deja, acatando la petición de los gerasenos.
Atrapados por su ciencia, filosofía y conocimientos, los gerasenos no ven en Jesús la solución al problema que ellos nunca pudieron resolver. En su ceguera, todo lo que ven es una amenaza a su estilo de vida. Si cada vez que haya que liberar a un poseso en Gerasa, que seguramente había muchos, se tendrán que perder tantos cerdos, mejor que Jesús se vaya, y que los posesos vean cómo hacen. Para los gerasenos son más importantes los cerdos que los seres humanos.
Los gerasenos solo ven la pérdida monetaria por la muerte de los cerdos. Esto es algo muy similar a lo que se ve hoy con el capitalismo salvaje, donde importan más las cifras y el dinero que las vidas humanas. Es algo similar a lo que ocurre también con el negocio del aborto, con Planned Parenthood, donde lo que les interesa es conseguir cadáveres de bebés no natos, para comerciar con ellos. Les importa solamente el dinero, no los seres humanos.
Jesús se va, pero antes deja a uno de los hombres liberados con una instrucción: ve a contar a los tuyos lo que ocurrió. Una vez liberado, Jesús lo convierte en un enviado suyo. Tal vez con el testimonio de ese hombre algunos se salvarán. Tal vez con su testimonio algunos gerasenos entenderán que los dioses griegos, que la ciencia y la filosofía no son el camino a la salvación. Tal vez así entenderán que las personas valen mucho más que los animales, y que la salvación pasa muchas veces por hacer cambios radicales en nuestro estilo de vida.
Hoy muchas naciones están justamente como los gerasenos, pensando solamente en el dinero, olvidando por completo a sus semejantes. En muchos países hay severas leyes para proteger a los animales, pero dejan en total abandono a las personas más necesitadas, tanto así que muchos mueren de frío en las calles. Jesús es rechazado en esas naciones porque lo que Jesús ofrece no puede conciliarse con el cientificismo y el racionalismo que practican en esos países. Tampoco quieren escuchar a los enviados de Jesús, cuando estos les dicen que deben valorar a sus semejantes. Rechazan a los enviados y prefieren seguir pensando en dinero, y hasta prefieren legislar para proteger animales, antes que hacerlo para proteger la vida humana.
Nada de malo hay en amar a los animales, ya que estos son un don de Dios, como parte de Su creación. Lo malo está darles a los animales igual o hasta más valor que a los humanos. Nada de malo hay en hacer dinero honradamente. Lo malo es enfocarse solamente en eso, y dejar a un lado a nuestros semejantes. Este mundo está demasiado lleno de modernos gerasenos, eso es lo malo.
Pax et bonum
El animalismo es una ideología que propone igualitarismo entre los animales y los seres humanos. La radicalidad de esa ideología propone que la vida de un animal vale lo mismo, o más, que la de un humano, incluso proponen que los animales son personas, y que hasta tienen derechos. Y lamentablemente hay hasta cristianos que le dan la razón a los errores que pregona el animalismo.
Un animal nunca será más importante que un ser humano. La vida de un humano siempre será mucho más valiosa que la de los animales. Esto lo podemos comprobar en las escrituras, cuando Jesús les recuerda a los hebreos que Dios alimenta a las aves, aun cuando estas son menos importantes que los hombres (San Mateo 6,26). Y lo volvemos a confirmar en el pasaje donde Jesús visita la región de Gerasa (San Marcos 5,1-20; San Mateo 8,28-34; San Lucas 8,26-39).
Gerasa, una de las ciudades de Gadara, era una población griega, bajo dominio romano, que estaba prácticamente viviendo en medio de Judea, llevando su vida según sus costumbres, totalmente alejados de lo que mandaba la ley del Dios de los hebreos. Siendo griegos, los de Gerasa creían en el panteón de dioses griegos, o tal vez hasta en el de los romanos. Además de que, siendo la antigua Grecia la cuna de la filosofía y el conocimiento, aquella gente no se guiaba mucho por lo divino, y más bien lo hacían por los estudios y tratados de los grandes filósofos griegos.
Probablemente los gerasenos no tenían noción de qué cosa es un demonio. Tal vez los hebreos habían podido determinar la posesión que sufrían aquellos hombres. Pero dado que Gerasa era habitada por griegos, los griegos trataron de resolver el problema usando conocimientos, no fe. Trataron de encadenar a aquellos endemoniados, que seguramente para los gerasenos eran solo dementes, pero las cadenas no rindieron ningún efecto. Era más que obvio que los gerasenos no sabían qué hacer con aquellos endemoniados.
Entonces vemos a una comunidad de gente que, a pesar de vivir rodeados por el pueblo de Dios, vivían muy alejados de los preceptos de ese Dios, y más bien se guiaban por la razón y el conocimiento. Qué enorme similitud vemos entre los gerasenos y la actual sociedad, alejada de Dios, queriendo resolverlo todo con razón y ciencia, pero nunca acudiendo a Dios. Y cuando los métodos de la ciencia y la razón fallan, las víctimas son abandonadas a su suerte porque la actual sociedad, al persistir en su alejamiento de Dios, se declara inútil ante muchos de los problemas sociales, problemas que se resolverían con suma facilidad, sin tan sólo la sociedad aceptara vivir bajo los preceptos divinos. Si las naciones abrazaran esos preceptos, no tendríamos indigentes, embarazos en adolescentes, adictos, borrachos, familias rotas, etc.
Pero volvamos a Gerasa, cuando Jesús llega a visitarla. Ya sabemos lo que ocurrió. Aquellos hombres estaban poseídos por una legión de demonios. Jesús los expulsa y estos le ruegan a Jesús que los deje poseer una piara de cerdos que se encontraba en aquel lugar. Jesús sabe lo que va a pasar. Una vez que los cerdos estén poseídos, actuarán enloquecidos. Y así ocurrió, los animales se descontrolaron, se precipitaron al mar y se ahogaron.
Los gerasenos criaban cerdos, animales que eran considerados por los hebreos como impuros. Comer cerdo era un acto inimaginable para un hebreo, lo mismo que criarlos. Aquello era algo muy conocido en el mundo antiguo. En el libro 1 de Macabeos está el relato sobre Antíoco Epifanes, un rey sirio que profanó el templo de los hebreos, sacrificando cerdos dentro de el. De manera que para nadie era desconocido el rechazo de los hebreos hacia los cerdos.
Todo lo que Jesús hizo y dijo no fue en vano. Jesús no dejó nada a la deriva. Jesús sabía que los cerdos morirían, pero no por eso podemos concluir que Jesús era cruel con los animales. En Su ministerio, Jesús va en pos de la salvación de los hombres. Él no ha venido por los animales, ha venido por la especie humana. Con la muerte de los cerdos, Jesús les da un claro mensaje a los gerasenos: la salvación de dos hombres poseídos vale más que aquellos cerdos.
Podríamos añadir que la salvación de una sola alma vale más que las vidas de todos los cerdos del mundo. De manera que si el maligno, al quitársele una sola alma, quiere contentarse con las vidas de miles y miles de cerdos, pues que así sea. Así de valiosa es la salvación de una sola alma, para Dios.
Pero con la muerte de los cerdos, Jesús también quiere darles otro mensaje importante a los gerasenos: ustedes, con toda su sabiduría, ciencia y filosofía, van camino a la perdición.
Antes del exorcismo hecho por Jesús, los gerasenos no supieron qué hacer con aquellos dos posesos. Su ciencia y filosofía les fallaron por completo. Después del exorcismo, la primera reacción es de espanto. Han visto algo que no pueden reconciliar por medio de su ciencia. Luego hay una segunda reacción: van y le piden a Jesús que se vaya. Los evangelios no lo mencionan, pero probablemente también le pidieron que nunca más regresara. Jesús los deja, acatando la petición de los gerasenos.
Atrapados por su ciencia, filosofía y conocimientos, los gerasenos no ven en Jesús la solución al problema que ellos nunca pudieron resolver. En su ceguera, todo lo que ven es una amenaza a su estilo de vida. Si cada vez que haya que liberar a un poseso en Gerasa, que seguramente había muchos, se tendrán que perder tantos cerdos, mejor que Jesús se vaya, y que los posesos vean cómo hacen. Para los gerasenos son más importantes los cerdos que los seres humanos.
Los gerasenos solo ven la pérdida monetaria por la muerte de los cerdos. Esto es algo muy similar a lo que se ve hoy con el capitalismo salvaje, donde importan más las cifras y el dinero que las vidas humanas. Es algo similar a lo que ocurre también con el negocio del aborto, con Planned Parenthood, donde lo que les interesa es conseguir cadáveres de bebés no natos, para comerciar con ellos. Les importa solamente el dinero, no los seres humanos.
Jesús se va, pero antes deja a uno de los hombres liberados con una instrucción: ve a contar a los tuyos lo que ocurrió. Una vez liberado, Jesús lo convierte en un enviado suyo. Tal vez con el testimonio de ese hombre algunos se salvarán. Tal vez con su testimonio algunos gerasenos entenderán que los dioses griegos, que la ciencia y la filosofía no son el camino a la salvación. Tal vez así entenderán que las personas valen mucho más que los animales, y que la salvación pasa muchas veces por hacer cambios radicales en nuestro estilo de vida.
Hoy muchas naciones están justamente como los gerasenos, pensando solamente en el dinero, olvidando por completo a sus semejantes. En muchos países hay severas leyes para proteger a los animales, pero dejan en total abandono a las personas más necesitadas, tanto así que muchos mueren de frío en las calles. Jesús es rechazado en esas naciones porque lo que Jesús ofrece no puede conciliarse con el cientificismo y el racionalismo que practican en esos países. Tampoco quieren escuchar a los enviados de Jesús, cuando estos les dicen que deben valorar a sus semejantes. Rechazan a los enviados y prefieren seguir pensando en dinero, y hasta prefieren legislar para proteger animales, antes que hacerlo para proteger la vida humana.
Nada de malo hay en amar a los animales, ya que estos son un don de Dios, como parte de Su creación. Lo malo está darles a los animales igual o hasta más valor que a los humanos. Nada de malo hay en hacer dinero honradamente. Lo malo es enfocarse solamente en eso, y dejar a un lado a nuestros semejantes. Este mundo está demasiado lleno de modernos gerasenos, eso es lo malo.
Pax et bonum
Excelente explicación
ResponderBorrarExelentisima y muy veraz esta definicion . una realudad ,HOY"" podriamos asegurar que :: han buelto a surgir de la tierra nuevamente esta especie de raza """. LOS GERASENOS "" porque quieren hacer valer mas un animal que la vida de un ser humano . Si accidente de trancito muere un perro ; se lo cobran al del vehiculo pero si el que pierde la vida por causa de este animal queda sin que le hagan justicia
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