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Valiente activista provida, a pesar de amenazas afirma: «El aborto se abolirá, como la esclavitud»



Obianuju Ekeocha, activista de origen nigeriano, denuncia desde hace diez años cómo muchas «ayudas» occidentales a África sirven solo para reducir la población con anticonceptivos y prácticas abortivas. Ha recibido amenazas de muerte por sus fuertes denuncias.

Todo empezó con una carta a Melinda Gates, emprendedora e informática estadounidense pero, sobre todo, exesposa de Bill, filántropo conocido como fundador de Microsoft, y alma, también con el excónyuge, de la Fundación Bill y Melinda Gates, con la que lleva adelante en medio mundo una serie de campañas para «ayudar a la población del sur del mundo». Era el año 2012 y la fundación estaba recogiendo fondos (4,6 mil millones de dólares) para financiar una campaña para el «control de la población». En ese momento surgió en la red un texto, Carta abierta de una mujer africana a Melinda Gates, que en poco tiempo se convirtió en viral. Las acusaciones dirigidas a Melinda Gates eran muy graves: «Su compromiso es el de recoger fondos por una suma de casi cinco mil millones de dólares a fin de garantizar que la mujer africana sea menos fértil, menos fecunda y más ‘liberada’. Con su increíble riqueza quiere sustituir la herencia de una mujer africana (sus hijos) con el ‘sexo sin hijos'». Firmaba la carta Obianuju Ekeocha, nacida en 1979, científica biomédica nigeriana residente en el Reino Unido, presidenta de la organización Culture of Life Africa y hoy en día una de las voces provida más activas del mundo africano en Occidente. Ahora vive y trabaja en Londres, y hemos hablado con ella: «La carta fue el inicio de todo. Y la acogida fue tan cálida que me sentí impulsada a continuar y a hablar especialmente de cuestiones sobre las cuales hay unas diferencias irreconciliables entre la ideología extrema ‘progresista y liberal’ de los colonizadores occidentales de África y las visión de fe, orientada a la familia y a los valores tradicionales, de la mayor parte de las poblaciones africanas».

– Creciste en Owerri, capital del estado nigeriano de Ivo y te licenciaste en biología en Nsukka. Después te mudaste al corazón de Occidente. ¿Cómo fue este cambio?


Cuando decidí continuar mi carrera en las ciencias biomédicas me entusiasmaba la idea de hacer un máster en una universidad londinense, por eso emigré al Reino Unido. Al principio no noté las enormes (y muchas veces controvertidas) diferencias culturales entre la sociedad nigeriana en la que crecí y la Inglaterra donde empecé a vivir, estudiar y trabajar. Después, mis ojos se abrieron. La visión de la vida es muy distinta en cuanto a temas decididamente importantes como la fe, la familia, el matrimonio, las relaciones, la sexualidad humana, la moral, la ética, las opiniones y los valores ideológicos. Como mujer nacida y criada en Nigeria, tuve que tomar constancia de ello, ser cada vez más consciente, estar más atenta y ser también más explícita: ahora soy una activista sobre muchas de estas cuestiones culturales e ideológicas, que cada vez son más cruciales en la sociedad occidental.

– Hace unos años escribiste un libro, Objetivo África (HomoLegens), en el que cuentas cómo Occidente durante decenios ha disfrazado las políticas anticonceptivas y el aborto presentándolas como «ayudas a la población». ¿Crees que se ha entendido el mensaje?

En Objetivo África describí el término

 «neocolonialismo» como la realidad que perpetra mecanismos de ayuda humanitaria totalmente controlados por las naciones llamadas donantes -occidentales- y las organizaciones no gubernamentales, cada vez más deseosas de propagar su ideología en los países más pobres, donde pueden controlar gran parte de las políticas mezclando la ayuda humanitaria con la agenda ideológica, es decir, principalmente el aborto y la anticoncepción. Creo que cada vez más personas están abriendo los ojos a todos esto y reconocen esta actitud neocolonial de Occidente. Espero que el mensaje siga difundiéndose de tal modo que un día la indignación pública sea tan fuerte que ponga la palabra fin a todo ello.

– Eres muy conocida en las redes sociales, sobre todo en Twitter, lugares virtuales donde una voz contracorriente es muy valiosa pero donde no faltan los ataques. ¿Crees que una presencia virtual del mundo provida es importante?

Está claro que las redes sociales, con todas sus virtudes y defectos, han permitido que algunos de nosotros hablemos de importantes cuestiones sociales y culturales sobre las que, anteriormente, era muy difícil debatir por el hecho de que los medios dominantes no nos proporcionaban el espacio o el tiempo para intervenir para así llegar al gran público sobre temas fundamentales como el derecho a la vida del niño nonato, los efectos devastadores del aborto, la impunidad del neocolonialismo, etc. En conjunto, estoy agradecida por las redes sociales, a través de las cuales he podido llegar a muchísimas personas de muchos países del mundo.

–  En Estados Unidos se habla de una posible derogación de Roe vs. Wade, lo que sería un momento histórico. ¿Crees de verdad que el viento puede cambiar, también en otros países?

Ante todo, deja que te diga que el aborto es una horrible violación de los derechos humanos que ha sido legal en muchas partes del mundo occidental en los últimos 40-50 años. Y sí, creo que el viento cambiará sobre este tema precisamente como cambió hace 200 años sobre ese abuso de los derechos humanos que era la esclavitud. Una mirada atenta a la historia revela que las leyes injustas pueden persistir durante años e incluso decenios, pero al final siempre son derribadas por la verdad. La verdad emerge a partir de un cambio y se difunde rápidamente. Si se deroga Roe versus Wade (que espero sea así y rezo por ello), será el paso necesario para este cambio. Un día la realidad -fea y sin filtros- sobre el aborto será evidente, y la gente la despreciará unánimemente hasta llegar a la abolición. Espero con ansia el momento en el que el derecho a la vida sea realmente universal y esté garantizada desde el vientre materno hasta la tumba.

2 comentarios:

  1. Excelente punto de vista, el derecho a la vida debe y será el primer derecho humano en todo el mundo.

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  2. El dilema ético del aborto radica en qué hay intereses económicos por un lado y por el otro hay países con un grado de analfabetismo alto. Por lo que les pido a los presidentes de los países subdesarrollados del mundo que vean por la educación de los habitantes de las naciones que los eligieron, y a hablar con la verdad en estos temas con la responsabilidad que les exige su cargo público.

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