La peculiar historia de un beato mexicano y su esposa muestra que no hay nada que se interponga al llamado de Dios.
La historia del beato mexicano Gabriel Escoto Ruiz (1878-1936) y de quien fue su esposa, Rosa Orozco, es singular, un caso extraño aun para la propia Iglesia.
Él nació el 10 de agosto de 1878 en el rancho de Agua Caliente, en Atotonilco El Alto, Jalisco, y dos días después fue bautizado. Era el séptimo de 12 hijos. Su padre falleció en 1900 y ese año se trasladó a la Ciudad de México.
Cuando estalló la Revolución tenía 32 años, y a los 48, en 1926, se casó con Rosa Orozco, una mujer piadosa. Tras ocho años de feliz matrimonio, Gabriel y Rosa decidieron iniciar la vida religiosa por separado, y viajaron a Roma para obtener un indulto apostólico del Papa, que fue otorgado en marzo de 1935 y que permitió que cada uno se uniera por separado a la vida religiosa.
Decidieron vivir en España, cada quien en su convento. Gabriel ingresó con los Carmelitas Descalzos con el nombre de José María. Y Rosa Orozco ingresó con las religiosas Salesas de Barcelona que son contemplativas.
Gabriel Escoto se volvió beato
El 14 de octubre de 1935, Gabriel Escoto vistió por primera vez el hábito de novicio y esperaba profesar sus votos un año después, pero la persecución religiosa en España lo impidió, pues acababa de iniciar la Guerra Civil el 17 de julio, por lo que tan solo 12 días después tuvo que abandonar el convento.
Fue apresado y fusilado el 29 de julio de 1936, a la edad de 58 años, junto con sus compañeros de comunidad en la localidad de Clot dels Aubins, Lérida, España.
Al comparar estas dos fechas se puede deducir que fue uno de los primeros mártires de esa guerra, en la que México se volvió refugio de entre 20 mil y 25 mil exiliados republicanos
Su Causa de beatificación fue registrada como “Ángel María Prat Hostench y 16 Compañeros de la Orden Carmelita de Barcelona”. Se le beatificó como parte de un grupo de 498 mártires de la Guerra Civil Española, el 28 de octubre de 2007.
El destino de Rosa Orozco
La esposa de Gabriel Escoto ingresó al convento de la Visitación, fundado por San Francisco de Sales en 1610, y que ha arrojado santas de la talla de Margarita María Alacoque, la vidente del Sagrado Corazón de Jesús, tiene presencia para el 2022 en 31 países y en España cuanta con 18 monasterios. Sin embargo, de Rosa Orozco ya no se supo más.
Es probable que haya conocido o al menos haya oído hablar en España a la Sierva de Dios mexicana María Angélica Álvarez Icaza, pues ella también pertenecía a la Orden de la Visitación cuyas integrantes tuvieron que emigrar a causa de la Revolución Mexicana.
Icaza volvió a México en 1948, después de haber permanecido en España 32 años.
Será de creerse? Solo Dios sabe y conoce nuestros caminos... Igualmente ocurrió con San Pedro Apóstol según los escritos de la Beata Anna Catalina Emerick.
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