Los sacerdotes católicos que vemos en el cine parecen malas copias de pastores protestantes, hablan pésimo latín, suelen ser bastante sosos y a veces presiden la Eucaristía vestidos de colores litúrgicos que no existen.
A pesar de que los católicos conforman algo más del 20 % de la población estadounidense no es extraño encontrar películas made in Hollywood donde el desconocimiento del catolicismo es verdaderamente notable. Donde más suele evidenciarse esto es cuando aparece un cura en pantalla: lo veremos casando a la pareja de los protagonistas, oficiando un entierro, o bautizando un niño mientras Michael Corleone se cepilla a sus rivales más rápido que lo que uno tarda en decir amén. Los sacerdotes católicos que vemos en pantalla parecen malas copias de pastores protestantes, hablan pésimo latín, suelen ser bastante sosos y a veces presiden la Eucaristía vestidos de colores litúrgicos que no existen y plegarias eucarísticas de ritos desconocidos, vamos, que ni ojo vio ni oído oyó. No sé qué me sorprende más: si la bochornosa falta de cultura general de los guionistas de turno o su falta de ojo para detectar uno de los tipos humanos más interesantes desde un punto de vista meramente estético: el de quien conoce mejor que nadie el corazón del hombre, como bien plasmó Chesterton con su eterno Padre Brown.
Para compensar esta falta, comparto aquí unas pinceladas de unos curas creíbles y narrativamente bien aprovechados, tanto dentro como fuera de Hollywood. Sé que la lista se quedará corta pero por algún lugar hay que empezar.
'Calvary' (2014)
La película en sí es una metáfora de la Iglesia católica en Irlanda, golpeada por los abusos sexuales y abandonada cada vez más por una grey herida que le ha retirado su confianza. El padre James encarna aquello que la Iglesia ha sido, es y está llamada a ser: una mano salvífica tendida que no desespera de ningún pecador. Siempre a la espera del milagro de la conversión, siempre atento a la posibilidad de la gracia. Ahora bien, tal como está la situación en el pueblo, en el padre James se cumple casi de un modo literal las palabras de Jesús: «os envío como ovejas en medio de lobos». Junto a este sacerdote, aparecerá también el padre Leary, que no se entera de nada y por ello, ¡ay! también resulta bastante creíble y, por último, el obispo que vive cultivando rosas y constituye la crítica más dura del director de la película a la jerarquía eclesiástica.
Yo confieso' (1953)
La película de Hitchcock nos presenta una trama trepidante, en la cual un hombre confiesa haber matado a una persona y luego busca incriminar al sacerdote que ha oído su confesión. El padre Logan deberá mantenerse fiel al secreto de confesión y su ministerio hasta las últimas consecuencias, en una clara analogía con Jesús, el inocente que paga por los pecadores. Hacia el final del juicio veremos una muchedumbre sedienta de sangre rodear al sacerdote que en su fidelidad se ha puesto al mundo entero en contra, y una vez más recordaremos las palabras: ¡crucifícalo! ¡crucifícalo!
'El padrecito' (1964)
Cambiando de registro, esta comedia tiene el mérito de regalarnos uno de los personajes más memorables del gran Cantinflas, el padre Sebas, un sacerdote recién salido del seminario, que a la vez que se inventa nombres de santos, nos da una lección de doctrina social de la Iglesia invocando en una frase nada menos que a tres papas: Pío XI, León XIII y Juan XXIII: «Es un error que haya que acabar con los ricos. Hay que acabar primero con los pobres».
Una película anterior de la que El Padrecito toma la trama principal y que también resulta sumamente recomendable es Siguiendo mi camino (1944), con Bing Cosby haciendo el papel del padre Chuck O´Malley. También con un registro de humor y humanidad que hacen a uno volver a recuperar el optimismo, cabe mencionar la serie de películas cuyo protagonista es Don Camilo y su archienemigo y mejor amigo, el alcalde comunista Peppone (1952-1970).
'El hombre tranquilo' (1952) y 'La hija de Ryan' (1970)
Además de compartir el hecho de haber sido dirigidas por dos grandes de la historia del cine, como son John Ford y David Lean, las dos películas nos presentan dos curas irlandeses que constituyen el referente moral y espiritual de sus pueblos, Innisfree –un paraíso comunitario– y Kirrary –un pueblo que haría las delicias de René Girard–.
'Diario de un cura rural' (1951)
La película de Bresson, basada en la novela de Bernanos nos presenta dos sacerdotes que son casi una reflexión teológica del sacerdocio católico: el cura de Torcy y el cura de Ambricourt. Las escenas que comparten estos dos sacerdotes son vibrantes y reveladoras.
Habría que mencionar otros buenos curas, como el padre Quintana (To the Wonder, 2012), el padre Bobby Carrillo (Los hijos de la calle, 1996) y qué decir de películas inspiradas en sacerdotes reales como el padre Hugh O'Flaherty en Escarlata y Negro (1983) o los jesuitas mártires o apóstatas en Silencio (2016).
Dejándome algunos buenos curas en el tintero, con esta lista espero podemos empezar a compensar la balanza.
Una hermosa representación de un sacerdote fue llevada a cabo por Gregory Peck, en "Las Llaves del Reino" (1944).
ResponderBorrarEn contraste, la pesadilla de todos los sacerdotes: "el pájaro espino"
También a Pepe Mujica en "Seguiré tus pasos" 🥰
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