La bendición que los hijos reciben de sus padres les trae múltiples beneficios espirituales: el sentirse amado, único y valioso para sus papás, para su familia y para Dios.
Las bendiciones tocarán su corazón y, llegará el día, en que ellos mismos la pidan para sentirse protegidos y acompañados espiritualmente en sus proyectos y quehaceres, o ante cualquier problema, preocupación o amenaza.
“Bendecir a un hijo es una oración” nos dice el Papa Francisco, y nuestra oración es lo único que podrá acompañarle por siempre con la certeza de que le hacemos un gran bien.
A continuación, te presentamos una corta y muy bella oración para bendecir a los hijos. Mientras trazas la cruz sobre ellos di:
“El Señor te bendiga y te guarde, te muestre su rostro y tenga misericordia de ti, te mire con bondad y te conceda la paz.”
Amén.
Los beneficios de dar la bendición a los hijos
El Catecismo de la Iglesia Católica nos dice que “toda persona bautizada está llamada a ser bendición y a bendecir”.
La dulzura que contiene la bendición de los papás, nos da la oportunidad de aliviar las heridas que con acciones, palabras o desatinos, les hemos provocado a nuestros hijos.
Nos permite acariciar su rostro, su corazón y su alma, deseándoles lo mejor para ellos: la presencia y el cuidado de Dios en su vida.
Dar la bendición a un hijo o hija, es transmitirle la bendición de un Dios que le ama con ternura, que lo mira con infinita misericordia y que le ofrece paz y bondad.
Roguemos también al Señor la Gracia siempre para (aunque indignos) bendecir a cada hijo y que nuestro amor sea un leve reflejo del gran amor de Dios por él. “El Señor te bendiga y te guarde; el Señor te mire con agrado y te extienda su amor; el Señor te muestre su favor y te conceda la paz”. Números 6,22-27
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