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La novena del Rosario la llevó a Dios y cambió «completamente» su vida: dos formas de rezarla



En 1984, la napolitana Fortuna Agrelli se encontraba irremediablemente enferma y sin ninguna esperanza de curación. Tras trece meses soportando intensos dolores y sufrimientos y desahuciada por los médicos, la joven moribunda comenzó a rezar el rosario junto a su familia pidiendo lo que ya era su última esperanza, la intercesión de la Virgen.

«Reina del Santo Rosario, ten misericordia de mí, ¡devuélveme la salud! Ya te he rezado en una novena, oh María, pero aún no he experimentado Tu ayuda. ¡Estoy tan ansioso por ser curada!», suplicó.

Finalmente, el 3 de marzo de 1884 María se apareció ante Agrelli y se dirigió a ella: “Me has invocado con varios títulos y siempre has obtenido favores míos. Ahora que me has llamado por el título tan grato para mí, ‘Reina del Santo Rosario’, ya no puedo rechazar el favor que me pides; porque este nombre es el más preciado y querido para mí. Haz tres novenas y obtendrás lo que pides», le respondió María.

Y añadió: «Quien desee obtener favores de mí, debe hacer tres novenas de los rezos del Rosario en petición y tres novenas en acción de gracias».

La moribunda siguió las instrucciones recibidas y según terminó, fue sanada milagrosamente.

De los planes de boda al vacío

Desde entonces, el rezo de la novena de los 54 días del Rosario se ha extendido por todo el mundo y no son pocos quienes reportan las gracias y favores concedidos por la Virgen tras el rezo de la misma, como este caso que ya contamos en Cari Filii.


Uno de los últimos casos de intervención gracias al rezo de esta novena se hizo público el pasado 29 de agosto, cuando la escritora Luba Sigaud publicó en la revista Radiant su historia de conversión y sanación espiritual gracias al rezo de esta novena.

La joven detalla que durante su adolescencia tenía prácticamente cerrados todos sus planes de boda, matrimonio y familia con su novio. Una bonita boda católica con sus amigos y familiares, el pueblo en el que vivirían e incluso los integrantes de la que querían que fuese una familia numerosa: seis, a ser posible.

Sin embargo, nada salió como esperaba. Cuando un día normal vio una llamada de teléfono de su novio no pudo prever la noticia que caería sobre ella como un jarro de agua helada. «Decidió romper conmigo en ese mismo momento. No pude contener las lágrimas mientras  trataba de procesar la noticia. En un momento en que estaba convencida que mi vida se llenaría de amor y alegría me invadió un profundo vacío», relata.

Una novena cambió su vida… pero no como esperaba

Hasta ese momento, Luba iba a Misa cada domingo y trataba de vivir cumpliendo con su fe, pero admite que no era «una católica especialmente fiel. No rezaba con perseverancia ni le pedía a Dios con frecuencia que me ayudara a tomar buenas decisiones en mi vida».

Y entonces comenzó a rezar, pero con lo que ella recuerda como «una motivación puramente egoísta. Pensaba que si rezaba lo suficiente, Dios me daría lo que quería y lo traería de vuelta».

Buscando oraciones, encontró la novena del Rosario de los 54 días.

«Sé que la gente lo dice mucho, pero en mi caso lo digo en serio: esta novena cambió mi vida por completo», relata.

Luba no tenía nada que perder, y aunque por entonces no rezaba el rosario con frecuencia, comenzó a hacerlo todos los días, pidiendo a la Virgen para que la joven y su exnovio tuviesen la boda que siempre habían soñado: «Recé con todo mi corazón por esta intención. Al terminar, mi exnovio no había vuelto, pero no iba a rendirme y seguí rezando el rosario todos los días por mi relación«.

«Enganchada al Rosario»

Pasados los días, sucedió «algo interesante». Poco a poco, explica, «acepté que no estábamos destinados a estar juntos. Pero lejos de romperme el corazón, comprender esto me dio una gran paz y fortaleza. Me di cuenta de que había estado volcando toda mi energía en una relación que Dios no quería y era hora de personar y dejar ir».

Conforme pasaba el tiempo, Luba recuerda cómo a través del rezo del rosario, María le envió a quien realmente necesitaba. «En mi debilidad, di un pequeño paso hacia ella y como buena madre, se encargó del resto. Me abrió los ojos a lo que Dios quería de mí y me mostró que mi realización nunca vendría de una relación humana, sino de una relación con Dios«, explica.

Conforme rezaba la novena, la joven observaba que en lugar de regresar junto a su exnovio, le llevó de vuelta a Dios a través del sacramento de la confesión.

Luba asegura que ahora está «completamente enganchada» al Rosario: «He pasado de no poder esperar a que terminase el Rosario en familia a no poder dejar pasar un día sin rezarlo. Cada vez que me siento cansada, rezarlo siempre me da las fuerzas y el valor que necesito para seguir adelante y no sé cómo vivir sin él».

Una Madre que siempre acude… pero hay que pedírselo

Hoy, como muchos de los que son auxiliados por esta novena, Luba difunde las virtudes de la novena del Rosario.

«Tal vez has experimentado la angustia de ser abandonada, no has conseguido el trabajo para el que creías estar preparado o ves a tus amigos casarse y tener hijos mientras te sientes fuera de lugar. No importa lo pesada que sea tu carga: Nuestra Señora no es ajena al dolor, la lucha y la pérdida. Ella ve tu dolor y como toda madre, está siempre dispuesta a acudir en tu auxilio y ayudarte en el camino al Cielo», asegura.

Al concluir su historia, advierte que como en su caso, rezar a María, especialmente el Rosario, «puede no significar obtener las respuestas que esperas, pero siempre tendrás las que necesitas. Si te cuesta encontrar el tiempo o la motivación para rezar el Rosario como me pasaba a mí, te invito a que le des una segunda oportunidad. Si dedicas un tiempo de cada día al Rosario y especialmente a la novena de los 54 días del Rosario, tu vida cambiará de formas que no podrías imaginar«, concluye.

Pedir y dar gracias: así se reza la novena del Rosario

Existen diversos métodos para rezar esta novena, pero lo común a todos ellos es el rezo del Rosario durante 54 días seguidos, alternando los misterios gozosos el primer día, los dolorosos el segundo, los gloriosos el tercero y el cuarto comenzando nuevamente con los gozosos.

Durante los primeros 27 días, se rezarán los misterios del rosario por una petición particular y, como aclara la propia Luba Sigaud, para terminarla se debe repetir el proceso durante los siguientes 27 días pero en esta ocasión debe ser en acción de gracias, independientemente si la gracia se ha concedido.

Puedes encontrar recursos para saber más sobre esta novena y cómo rezarla en esta página o en esta otra.

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