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¿Por qué rezarle a la Virgen si debemos pedirle directamente a Dios?



Para los católicos la Virgen María no es una diosa al lado de Dios, por lo que no se le adora. Al contrario, como hemos visto en esta edición, los cristianos desde los primeros siglos del cristianismo veneraban a la Virgen María por ser la Madre de Dios, la nueva Eva y el Arca de la Nueva Alianza. Ya desde entonces se pedía su intercesión, como se ve en los papiros litúrgicos antiguos.

Los antiguos cristianos ya entendían que, al pedir la intercesión de la Virgen María, no estaban ignorando a Jesús como el “único mediador” (1 Tim 2,5). Cuando la Iglesia llama a María “Mediatrix” o mediadora, no la está poniendo al par de Jesús o ignorando la Biblia. “Mediar” significa hablar ante alguien en favor de otra persona para conseguirle un favor. Así que, en cierto modo, todos somos mediadores cuando rezamos unos por otros, porque eso es precisamente lo que hacemos en la oración de intercesión.

Por eso María no es mediadora en el sentido que Jesús es mediador, solo que sí ocupa un lugar especial por ser la Madre de Dios y porque él quiso venir a nosotros por medio de ella. Pero ella aún está bajo la mediación de Cristo. Su misión consiste en llevarnos siempre a él: “Hagan lo que él les diga” (Jn 2,5). Y, aunque es cierto que podemos pedirle a Dios directamente, el mismo Santiago nos dice: “oren unos por otros” (St 5,16), y es eso lo que los católicos piden a la Virgen, que es Madre de Dios: “Ruega por nosotros”.

Así que te invitamos a crecer en amor a María, porque, así como Dios quiso venir al mundo a través de ella, también él quiso que llegáramos al cielo a través del ejemplo e intercesión de su Santa Madre.

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