Con las alarmantes cifras de abortos en el mundo, no es extraño escuchar desgarradoras historias de mujeres cuya vida queda reducida a cenizas después de su aborto. Según los estudios, la aplastante mayoría de las mujeres que abortan son víctimas durante décadas del conocido como Síndrome Postaborto.
Lo que no es tan frecuente es conocer casos de personas vivas, adultas y felices que si lo son es gracias a que, momentos antes de ser eliminadas, un médico, un familiar, un desconocido en la puerta de una clínica o la propia madre cambiaron con su decisión el rumbo de su vida.
Es el caso de Tori Petersen. Como ella misma ha contado en su blog, tenía solo nueve años cuando supo que si ella estaba viva era por dos motivos opuestos. El primero, porque su madre había sido violada. Y el segundo, porque cuando su madre la vio por el ecógrafo decidió que nunca más volvería a abortar. Lo sintetiza y traduce José María Carrera en Religión en Libertad.
Tori Petersen explica que cuando era niña y desde que se enteró no sintió que las circunstancias en que fue concebida fuesen parte de su identidad.
«No era religiosa ni tenía intereses políticos, pero sabía que mi madre era mi heroína y que después de una violación, luchando contra la pobreza y de que sus padres la fallaran, ella eligió valientemente la vida para mí», explica.
Ver a su hija en el ecógrafo le impidió abortar
La de Tori es, en parte, la historia de redención de su propia madre: «Un año después de enterarme, escuché a mi madre diciendo al hombre con el que estaba casada que no volvería a abortar».
Fue entonces cuando su madre confesó que antes, en otra ocasión, había abortado, quedando marcada y «traumatizada» durante años.
Por eso, explica, «cuando me vio poner las manos debajo de mi cabeza a través del ultrasonido y escuchó el innegable latido de mi corazón dijo que no volvería a hacerlo. Supo que yo era su hija, un ser humano con un propósito en la vida, alma y dignidad, y no un conjunto de células».
Tori es la respuesta a multitud de mitos abortistas, como el de que el aborto permite tener una vida mejor y una carrera académica y profesional exitosa.
«Cuando ella me tuvo fue una motivación para ser mejor persona, trabajó mucho y tuvo una vida más saludable que nunca porque sabía que tenía que hacerlo. Estoy muy agradecida de que mi madre heroicamente eligió no acabar con mi vida«; afirma.
Hoy, Tori considera su vida un milagro y también que sería egoísta si se quedase para sí ese «regalo».
Un argumento vivo e irrefutable contra el lobby abortista
Por eso, a través de su blog y desde la política y los movimientos provida, lucha por ofrecer alternativas a las madres en la misma situación que un día estuvo la suya.
«Quiero hablarle a la gente sobre el regalo que mi madre y Dios me han hecho y animarles a buscar alternativas para que no luchen con el miedo y el sufrimiento que tuvo mi madre», afirma.
Pero Tori no es solo una persona salvada del aborto, ni la muestra de que es posible no abortar y ser feliz. También prueba el engaño de otros argumentos frecuentes en el lobby proaborto. Uno de ellos, que es preferible abortar a dar al hijo en adopción puesto que ella estuvo en el sistema de adopción.
Por ello, no niega que «este sistema está roto» y que «decir que fue adverso sería quedarse corto». Sin embargo, afirma que ese no es el motivo para alejarse del mismo, sino todo lo contrario: «Es la razón por la que deberíamos abrazarlo y quiero animar a la gente a hacerlo, mostrar la vida que está en juego y el potencial de los niños [en el sistema de adopción]».
¿Su forma de demostrarlo? Lo hace en su blog y en redes sociales, pero también con su propia vida. «Por esta misma razón», Tori y su marido Jacob son padres de tres hijos -dos biológicos y uno adoptado- y participan en un programa de crianza temporal en el que cuidan niños sin familia cuando lo necesitan. También colaboran en un amplio abanico de organizaciones provida, de apoyo a niños y familias o tiendas de ropa y cuidado y dirigen Beloved Initiative, dedicada a mejorar el sistema de adopción. Por si fuera poco, además, acaba de ser nombrada Miss Universo este 2022.
Miss Universo, viva y provida «por el amor de Dios»
«Es necesario involucrarse [con madres necesitadas, familias y niños en adopción] si queremos conseguir que el argumento de dejar al niño en adopción [en lugar de abortarlo] pueda ser cuestionado», afirma.
En este sentido, destaca que «el objetivo debe ser defensores de la persona y la justicia, no eliminar a las personas creadas por Dios, sino usar los dones que Él nos ha dado para acabar con la injusticia y el sufrimiento».
También insta a que los defensores de la vida lo sean en cada momento: «Si amamos de verdad, debemos elegir la vida sin duda, no solo en las manifestaciones y en los centros provida, sino en nuestras calles y nuestros hogares».
Por último, rescata su historia para animar a las madres en situación de dificultad y les asegura que «son capaces. Mi vida es un testimonio de que existen alternativas, la vida, la acogida familiar, la adopción… y todos los niños merecen la vida. En mi caso, he tenido dificultades, pero mi vida ha valido la pena y es una bendición», añade.
«Soy la prueba viviente de lo que está en juego con el aborto. Una voz no escuchada, un ser humano, mi vida entera se podría haber perdido. Rezo para que mi vida toque a solo una persona que haya tenido un aborto o que lo esté considerando y quiero que Dios sea alabado cuando digo en público que no estoy aquí por nada que haya hecho, sino por la misericordia y el amor de Dios por mí«, concluye.
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