“Solo el Evangelio puede mantener encendida la luz de la esperanza”, ha recordado el Papa en su audiencia con los Oblatos de María Inmaculada
“En un mundo que, si por un lado parece haber alcanzado metas que parecían inalcanzables, por otro lado sigue siendo esclavo del egoísmo y lleno de contradicciones. Donde el grito de la tierra y el de los pobres, las guerras y conflictos que derraman sangre en la historia humana, la angustiosa situación de millones de migrantes y refugiados, una economía que hace a los ricos cada vez más ricos y a los pobres cada vez más pobres, son algunos aspectos de un escenario donde sólo el Evangelio puede mantener encendida la luz de la esperanza”. Así lo ha expresado el papa Francisco en su audiencia hoy a los participantes en el Capítulo General de los Oblatos Misioneros de María Inmaculada.
“Sois una familia religiosa dedicada a la evangelización, y estáis reunidos para discernir juntos el futuro de vuestra misión en la Iglesia y en el mundo”, ha recordado el Papa a la congregación, resaltando que el lema del Capítulo, ‘Peregrinos de la esperanza en comunión’, “es un tema que resume vuestra identidad en los caminos del mundo, a los que, como discípulos de Jesús y seguidores de vuestro fundador san Eugenio de Mazenod, estáis llamados a llevar el Evangelio de la esperanza, la alegría y la paz”.
Llamados a la conversión
“Habéis elegido ser peregrinos para redescubrir y vivir vuestra condición de caminantes en este mundo, junto a los hombres y mujeres, los pobres y los más pequeños de la tierra, a quienes el Señor os envía para anunciar su Reino”, ha continuado el Papa, haciendo un paralelismo con el fundador de la orden, quien “paseaba con sus primeros compañeros por los pueblos de su Provenza natal, predicando las misiones populares y reconduciendo a la fe a los pobres que se habían alejado y que la también los ministros de la Iglesia habían abandonado”. “Es una tragedia cuando los ministros de la Iglesia abandonan a los pobres”, ha aseverado Francisco.
Asimismo, el Papa ha subrayado el compromiso de los oblatos con la casa común, “tratando de traducirlo en decisiones y acciones concretas”. Por ello, les ha animado a “seguir trabajando en esta dirección”, ya que “nuestra madre tierra nos alimenta sin pedir nada a cambio; depende de nosotros entender que no puede seguir haciéndolo si no lo cuidamos también”. “Todos son aspectos de esa conversión a la que el Señor nos llama continuamente. Volver al Padre común, volver a las fuentes, volver al primer amor que os impulsó a dejarlo todo para seguir a Jesús: ¡ésta es el alma de la consagración y de la misión!”, ha añadido.
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