El Padre Pío fue célebre por ser un extraordinario confesor gracias al don que Dios le había dado para el discernimiento.
Existen numerosas historias sobre las extenuantes jornadas que el santo pasaba en el confesionario ofreciendo el sacramento de la Reconciliación.
En una ocasión, el Padre Pío le reveló a una mujer que el hijo que había abortado podría haber sido un cardenal de la Iglesia.
Era mediados de la década de 1940. San Pío de Pietrelcina se encontraba confesando en una parroquia cuando una mujer se acercó a él, se arrodilló y comenzó a reconocer sus pecados.
Pasado un rato, el Padre Pío le dijo "trata de recordar el otro pecado".
“Padre, creo que le di todos los pecados que conozco y creo que esto es todo”, respondió la mujer. El fraile no quedó conforme con la respuesta y le impuso a la mujer un ejercicio penitencial antes de concederle la absolución: “Ve a la cruz y di 15 Ave Marías y 15 Padrenuestros“. La cruz estaba en lo alto de la montaña, se llegaba a ella subiendo por un camino muy malo y era considerada por todos como una expedición peligrosa.
Al regresar, la mujer pensó que había cumplido con el pedido y el Padre Pío le volvió a preguntar: “¿Te acuerdas de todos tus pecados?”.
“Padre Pío, lo he confesado todo”, respondió la mujer.
“Tienes que ir a la cruz en la cima de la montaña otra vez”, le dijo el fraile.
Luego de hacerlo esa vez y una más, la mujer le volvió a decir al sacerdote que no recordaba ningún otro pecado. Entonces el Padre Pío le preguntó: “¿Qué quieres decir con que no recuerdas nada? ¿No sabes que podría haber sido un buen sacerdote, un obispo, incluso un cardenal?”
La mujer se sumió en una profunda reflexión y al recordar su aborto, las lágrimas brotaron de sus ojos y se defendió: “Padre, nunca supe que el aborto era pecado”. El fraile no se movió para suavizar su postura, ¿Qué quieres decir con que no sabías que esto era un pecado? Eso es matar“, subrayó.
“Nadie sabe de esto, solo yo y mi madre, ¿cómo puedes decir que pudo haber sido un sacerdote o un cardenal?”, le dijo la mujer. Al escuchar esto el Padre Pío le dijo “Es un pecado, un pecado muy grande“, y terminó la confesión.
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