"Que la Virgen María, Reina de todos los santos, nos ayude a ser constructores de paz en la vida de cada día". Día de Todos los Santos. En Roma, decenas de miles de fieles se congregan en torno a la plaza de San Pedro para una fiesta que, como aclaró el Papa en el Angelus, puede tener "una impresión errónea". ¿Cuál? "Podríamos pensar que celebramos a aquellas hermanas y a aquellos hermanos que en vida han sido perfectos, siempre rectos, precisos, 'almidonados'". Y no.
"El Evangelio de hoy desmiente esta versión estereotipada, esta 'santidad de estampa'", subrayó el Pontífice, quien indicó que "las Bienaventuranzas de Jesús, que son el carné de identidad de los santos, muestran todo lo contrario: ¡hablan de una vida a contracorriente y revolucionaria!".
Hacer la paz, no que nos dejen en paz
Una revolución que se traduce, por ejemplo, en la máxima 'Bienaventurados los que trabajan por la paz'. "Veamos cómo la paz de Jesús es muy diferente de lo que imaginamos", trazó Francisco. "Todos deseamos la paz, pero a menudo lo que queremos es estar en paz, que nos dejen en paz, no tener problemas sino tranquilidad".
"Jesús, en cambio, no llama bienaventurados a aquellos que están en paz, sino a aquellos que hacen la paz, los constructores, los que trabajan por la paz", subrayó Bergoglio, quien añadió que "la paz hay que construirla y como toda construcción, requiere compromiso, colaboración, paciencia".
"A nosotros nos gustaría que la paz lloviera de lo alto, y en cambio, la Biblia habla de la «semilla de paz» (Zc 8,12), porque germina del terreno de la vida, de la semilla de nuestro corazón; crece en silencio, día tras días, a través de obras de justicia y de misericordia", tal y como "nos muestran los testimonios luminosos que festejamos hoy".
"Es más, se nos hace creer que la paz llega con la fuerza y la potencia: para Jesús es lo contrario. Su vida y la de los santos nos dicen que la semilla de paz, para crecer y dar fruto, debe antes morir. La paz no se alcanza conquistando o derrotando a alguien, nunca es violenta, nunca es armada", insistió.
Pensamientos agresivos, palabras cortantes
¿Cómo convertirse, entonces, en alguien que trabaja por la paz? "Ante todo, es necesario desarmar el corazón", porque "estamos todos equipados con pensamientos agresivos y palabras cortantes y pensamos en defendernos con el alambre de espino de la queja y con los muros de cemento de la indiferencia". Frente a ello, añadió Francisco, "la semilla de la paz pide que se desmilitarice el campo del corazón. ¿Cómo? Abriéndose a Jesús, que es «nuestra paz»"; estando frente a su Cruz, que es la cátedra de la paz; recibiendo de Él, en la Confesión, «el perdón y la paz». De aquí se empieza, porque ser operadores de paz, ser santos, no es una capacidad nuestra, es un don suyo, es una gracia".
"Hermanos y hermanas, mirémonos dentro y preguntémonos: ¿Somos constructores de paz? ¿Allí donde vivimos, estudiamos y trabajamos, llevamos tensión, palabras que hieren, chácharas que envenenan, polémicas? O ¿abrimos la vía de la paz: perdonamos a quien nos ha ofendido, nos ocupamos de los que se encuentran en los márgenes, reparamos alguna injusticia ayudando a quien menos tiene?", preguntó el Papa. "Esto es construir la paz".
Orar por el viaje a Bahrein
Y, una pregunta más: "¿Conviene vivir así? ¿No es perdedor? Es Jesús quien nos da la respuesta: los que trabajan por la paz «serán llamados hijos de Dios»: en el mundo parecen fuera de lugar, porque no ceden a la lógica del poder y del predominio, en el Cielo serán los más cercanos a Dios, los más parecidos a Él. Pero, en realidad, también aquí, el que prevarica se queda con las manos vacías, mientras el que ama a todos y no hiere a nadie gana: como dice el Salmo, “el pacífico tendrá porvenir”".
Tras el rezo, el Papa pidió oraciones por su próximo viaje a Bahrein, que arrancará el próximo día 3. "Será un viaje por el diálogo, iré a un foro que tiene por tema la necesidad imprescindible de que Oriente y Occidente se encuentren por el bien de la familia humana". "Que cada encuentro y evento sea una ocasión para apoyar en nombre de Dios la causa de la fraternidad y de la paz, de la que tenemos una gran necesidad".
También pidió que "recemos por la martirizada Ucrania y por la paz, para que en Ucrania exista la paz".
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