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Los obispos de Bélgica continuarán su “pastoral de inclusión” con el colectivo LGTBI tras la visita ‘ad limina’



“Nada ha cambiado. Podemos seguir nuestro trabajo por una pastoral de inclusión”. Así han expresado a Vida Nueva fuentes de la Conferencia Episcopal Belga sus impresiones tras la visita ‘ad limina’ que acaban de concluir en Roma.

Durante sus días en el Vaticano, de hecho, el cardenal Jozef Kesel, presidente del Episcopado, subrayó que “la Iglesia belga quiere seguir la pastoral de cercanía y de aprecio hacia los gays católicos y sus familias”.

Los obispos belgas llegaban al Vaticano la pasada semana con un recién aprobado documento en el que incluían una bendición para parejas homosexuales que se comprometan ante Dios. Una novedad que no ha pasado desapercibida pero que, sin embargo, no ha producido los mismos ‘roces’ que los acontecidos con el Episcopado alemán y su camino sinodal.

De hecho, según recoge La Repubblica, durante su discurso una vez finalizada la visita ad limina ante la embajada de Bélgica ante la Santa Sede, Kesel reconoció que se habían mantenido conversaciones sobre “parejas del mismo sexo, viri probati y ordenación femenina”. Algo prácticamente “impensable” hace unos años. “Los temas de la ordenación femenina y los viri probati son importantes, no deberían abordarse únicamente por la falta de vocaciones”, aseveró.

“También tenemos algo que aprender”

En cuanto a la bendición del compromiso de parejas del mismo sexo, “por supuesto que hablamos de eso”, reconoció Kesel, “yo mismo lo hablé, estaba muy feliz de poder hacerlo”. “Lo que queríamos hacer era estructurar la pastoral, para que en cada diócesis dentro del equipo de pastoral familiar haya alguien que atienda el problema”, explicó. “En Roma pudimos hablarlo y nos sentimos escuchados, lo cual no quiere decir que nuestros interlocutores necesariamente estuvieran de acuerdo, pero pudimos discutirlo”, añadió, aseverando que “tenemos que ayudar a esta gente, si no los ayudamos están perdidos”.

Por otro lado, el cardenal apuntó que hay que ser “realistas” antes de exigir la castidad. “He leído una posición a este respecto del presidente del instituto pontificio Juan Pablo II para la familia, monseñor Philippe Bordeyne, según la cual nadie puede ser privado de la bendición de Dios”, dijo. Aún así, Kesel insistió en que es consciente de que la curia no tiene por qué compartir su opinión: “Me sentí escuchado y respetado. Supongo que no todas las personas con las que hemos hablado comparten mi opinión. Pero hace falta discernimiento, es un problema nuevo que se impone, lleva tiempo”.

Comparando las otras dos visitas ‘ad limina’ en las que ha participado –en 2003 con Juan Pablo II y en 2010 con Benedicto XVI–, Kesel ha notado “un cambio en el ambiente interior de la Curia romana”. Y es que, si bien antes también había “intercambio de opiniones”, lo cierto es que estas se limitaban más a que “el presidente de cada dicasterio hablase largamente para explicar su punto de vista y cuál era nuestra responsabilidad. Esta vez nos sentimos escuchados, no porque los dicasterios romanos no tuvieran nada que decir, sino porque también querían entender nuestra situación”, apuntó el cardenal. “‘También tenemos algo que aprender de ustedes’, nos decían”, añadió.

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