El jesuita Hans Zollner, director del Instituto de Antropología Estudios Interdisciplinarios sobre la Dignidad y el Cuidado Humano de la Pontificia Universidad Gregoriana y miembro de la Comisión Pontificia para la Protección de los Menores, sostiene que la exclusión de las mujeres de la formación en los seminarios ha tenido "consecuencias extremadamente dañinas" y que esto "debe cambiar".
Ante más de 200 personas que participaban en el seminario web "Vidas robadas", organizado por el movimiento laical Root and Branch en Gran Bretaña, junto con Survivor Voices y Scottish Laity Network, Zollner aseguró que "el papel de las mujeres ha sido limpiar el desorden que han hecho los hombres".
Zollner culpó al Concilio de Trento de haber introducido la estructura del seminario tal y como se conoce hoy y sugirió que la formación en los seminarios debe ayudar a los que se preparan para el sacerdocio o la vida religiosa con su madurez moral, relacional y sexual a través de las relaciones normales con las familias, con las mujeres y con los niños.
Todavía hay resistencias
Sobre la conciencia en la Iglesia de la existencia de la lacra de los abusos, el teólogo y psicólogo alemán de 55 años señalo que sí la encuentra ahora ahora "en todas partes en la Iglesia, lo que no era el caso hace diez años". "Muy a menudo -añadió- no encuentro una resistencia activa, sino una resistencia más pasiva", subrayando que "entre el clero, la jerarquía, pero también entre un buen número de fieles, todavía hay resistencia a reconocer estos crímenes atroces. Rehúyen sentarse a escuchar las historias de los supervivientes y estar con ellos en su dolor y acompañarlos en su camino".
"Es asombroso que no tengamos una verdadera transferencia de experiencia y conocimientos; es realmente trágico, porque he visto a las conferencias episcopales y a los religiosos de algunos países europeos repetir los mismos errores cometidos en los países vecinos", afirmó el especialista en un momento de su charla, asegurando que "los errores se cometieron tanto si los obispos eran liberales, progresistas o conservadores, teólogos o abogados canónicos, más pastorales o más intelectuales".
"Veo algún cambio. Pero no creo que haya una solución rápida, especialmente si miramos a la Iglesia en su conjunto", concluyó.
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