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100 años de edad y 79 de casados; murieron con solo 20 horas de diferencia y para ellos Dios era el secreto de su felicidad.



Francis “June” Malicote y William “Hubert” Malicote, celebraron en Julio sus 100 años y su 79º aniversario de casados y para finales de Noviembre y Diciembre, ambos partieron juntos a la presencia del Señor con solo horas de diferencia; él falleció el 30 de Noviembre y 20 horas después, el 1 del último mes del año partió ella.

Se conoció que la pareja descansaba una al lado de la otra, y tomados de la mano descansaron en la eternidad de su amor.

Sus familiares, profundamente conmovidos por la partida de ambos con escasas horas de diferencia es un testimonio de la conexión tan profunda que tenían, «Estaban tan conectados, tan conectados. Mental y emocionalmente», dijo Jo Malicote, la hija del medio de June y Hubert, para FOX TV Stations.

Para finales de este verano, a June le fue diagnosticada una válvula mitral estrecha en su corazón, lo que iba a desmejorar su condición de vida además de que el parte médico le advirtió que probablemente no llegara a las fiestas navideñas de este año.

«Hay procedimientos que se pueden hacer pero no a los 100 años. Ella es demasiado mayor para el procedimiento», contó Jo, quien detalló que su madre sufrió una grave infección urinaria que estaba desde principios de este año.

«Cada uno la estaba socavando y luego agregando esta microválvula. Simplemente estaba disminuyendo muy rápido», agregó detallando que para Acción de Gracias, ella sufrió problemas intestinales graves y tuvo que ser llevada en ambulancia a causa de la emergencia de la situación.

Hubert se entristeció por la condición de su esposa, y fue captado llorando por su hija, quien dijo que eso era algo que no sucedía con frecuencia, «Él dijo: ‘Joey, esto es lo que hemos estado temiendo, ¿no es así?’ Y dije: ‘Papá, me temo que lo es'», contó su hija.

«Realmente nunca volvió a ser el mismo después de eso», añadió explicando que en cuestión de horas la personalidad enérgica, habladora, alegre y chispeante de su padre mermó considerable a un estado de silencio absoluto y sin ganas de comer.

«Mi papá comió como un leñador hasta el viernes por la noche», expresó Jo, notando que su padre ya estaba perdiendo el sentido, lo que notablemente era un signo de que la cercana muerte de su esposa lo estaba afectando en sus horas finales y sin saberlo.

En esa misma semana, June estuvo en cuidados paliativos instalada y Hubert no se separó de ella ni un instante sosteniendo la mano de su esposa, «Cuando llegamos al centro de cuidados paliativos, él estaba sentado en su silla sosteniendo la mano de mi madre y tratando de hablar con ella y ella estaba profundamente dormida», dijo Jo.

Antes de estar en cuidados paliativos, Hubert y June hablaron y ambos supieron que había llegado su hora, y la salud del hombre decayó cada vez más, entrando también en el mismo lugar que su esposa con las mismas atenciones médicas.

«Mi papá no estaba enfermo. Incluso unos días antes de que comenzara a declinar, había estado en su taller. Había estado saliendo con un amigo suyo que estaba trabajando en su tractor. Y papá es un apicultor, habíamos estado revisando las abejas solo para asegurarnos de que estuvieran listas para el invierno. Entonces, mi papá, no estaba enfermo», dijo Jo.

«Era tan inteligente. Era tan inteligente como cuando tenía 25 años, fue asombroso», recordó.

Aunque había sufrido ritmos cardíacos irregulares, el estado de su esposa era el motivo por el cual Hubert no pudo seguir viviendo, «Realmente creo que mi papá, en el transcurso del sábado y hasta el sábado por la noche, se obligó a sí mismo a no volver a casa tampoco. Iba a adelantarse a mi madre y no la dejaría ir sola», contó Jo.

«Iba a ir por delante de mi madre y no la iba a dejar ir sola», agregó.

«Él podía arreglar cualquier auto, podía reparar cualquier electrodoméstico. Todo lo que le traías, mi papá lo arreglaba. Nunca tuvo un reparador en su casa hasta hace un par de años», dijo Jo. «Entonces, como dijo mi hija, Annie, ‘Mamá, él simplemente lo arregló. Él conocía la situación, así que simplemente lo arregló'», dijo Annie Klenk, su nieta.

«Le rompió el corazón y no la iba a dejar ir sola o primero; la iba a esperar», agregó Jo.

Pronto, él también fue admitido en cuidados paliativos al lado de su esposa, y el 30 de Noviembre, Hubert sosteniendo la mano de su esposa falleció a las 9:30 de la noche.

A las 5:30 pm del 1 de Diciembre, June también partió.

«Le dimos permiso para continuar, ‘Mamá, está bien, vamos a estar bien. Continúa, papá te está esperando'», recordó ella sobre los momentos finales de su madre.

81 años juntos, y ahora ambos ya están en el “para siempre” de su unión, de la cual dijeron que Dios era el secreto de su felicidad y de un buen matrimonio; estaban casados desde el año 1943.

“Ha sido un matrimonio muy, muy feliz. Ha sido tan fácil llevarnos bien juntos. Ni siquiera tuvimos una pelea”, expresó Hubert al lado de June una vez.

“Tuvimos desacuerdos, pero siempre resolvimos las cosas. Nuestra actitud siempre ha sido la de no lastimar a los que amas. Y si tienes un problema o una pelea, ocúpate de él, no lo dejes crecer, piénsalo, háblalo y resuelve el problema y sigue con tu vida”, agregó.

“Siempre he dicho que un hogar feliz es donde está Dios. Ha sido una buena vida. Buen trabajo en equipo. Un buen hogar”, finalizó.

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