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Los obispos: «Es llamativo que familias cristianas se opongan a la vocación de sus hijos al sacerdocio»



Dicen los obispos de la Subcomisión para la Familia y Defensa de la Vida de la Conferencia Episcopal Española (CEE) que la familia es fundamental para la formación de niños y jóvenes que en un futuro podrán ser llamados a una vocación concreta, el sacerdocio, la vida consagrada o la familia. Por ello, con motivo de la Jornada de la Sagrada Familia, que se celebra el 30 de diciembre con el lema La familia, cuna de la vocación al amor, ofrecen en un mensaje una serie de claves para discernir la vocación y reflexionar sobre ella en familia.

Uno de los puntos se refiere al conocimiento de las distintas vocaciones en el entorno familiar. El matrimonio está reflejado en los padres y, por ello, los obispos animan a las familias a que haya espacios en la vida diaria para tener contacto con otras.

Por ejemplo, proponen gestos como invitar al sacerdote de la parroquia a visitar la casa o acudir a una comunidad de personas consagrada. «Facilitarán que en el horizonte vital de los hijos aparezca con naturalidad plantearse si el Señor les puede estar llamando a una especial consagración», recoge el mensaje.

En este sentido, los obispos proponen instaurar una cultura vocacional que cale en las familias. «Es llamativo que familias que se dicen cristianas se opongan a la vocación de sus hijos al sacerdocio o a la vida consagrada o que les pidan que prioricen su futuro profesional, postergando la llamada del señor», añaden.

Asimismo, proponen que los hijos sean forjados en el camino de las virtudes y se detienen especialmente en la caridad. «La familia no es una célula aislada en sí misma, a la que no importa lo que sucede alrededor. Esta dimensión caritativa empieza en la familia ampliada, cuidando especialmente a los abuelos y a los mayores, pero debe estar abierta a las necesidades de los demás», sugieren. También ponen énfasis en la formación en afectividad y sexualidad.

Ámbito privilegiado

El texto reivindica que la familia «es al ámbito privilegiado para escuchar la llamada del Señor y para aprender a responderle con generosidad» y el lugar donde mejor pueden aprender de manera sencilla y espontánea esa relación con Jesucristo vivo.

«La oración en familia es un medio privilegiado para aprender a trata con este amigo que nunca falla, así como la participación frecuente en los sacramentos», agregan.

Con todo, los obispos recuerdan que ninguna institución puede suplir la labor de la familia en la educación de sus hijos, especialmente en lo que se refiere a la formación de la conciencia. «Cualquier intromisión en este ámbito sagrado debe ser denunciada porque vulnera el derecho que tiene los padres de transmitir a sus hijos una educación conforme a sus valores y creencias», concluyen.

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