Los obispos mexicanos convocaron a una jornada de oración luego de la ola de violencia que se desató este jueves en Culiacán, Sinaloa, a causa de la detención de Ovidio Guzmán, hijo del famoso narcotraficante “El Chapo” y uno de los líderes del cartel de Sinaloa.
Desde la madrugada de este día comenzaron a registrarse balaceras entre miembros de los diferentes cuerpos de seguridad y criminales, bloqueo de carreteras con autos incendiados y saqueo de comercios por parte de civiles que han aprovechado el caos que se vive en la ciudad.
Cabe recordar que esto mismo ocurrió en 2019, cuando la Guardia Nacional detuvo a Ovidio Guzmán, pero la presión ejercida por su grupo criminal obligó al Estado mexicano a liberarlo para evitar daños a la población civil.
En tanto, en Ciudad Juárez, Chihuahua, las autoridades de seguridad abatieron a Ernesto Piñón ‘El Neto’, líder de una banda criminal que se había fugado de una cárcel de esa ciudad, lo cual también provocó reacciones por parte de su grupo armado.
Ante estos hechos de violencia, la Conferencia del Episcopado Mexicano se unió “con profundo dolor e indignación” en oración y solidaridad con ambas comunidades “que están viviendo días de incertidumbre y angustia”.
El llamado a las autoridades
Los obispos de México denunciaron públicamente estas situaciones y exigieron a todos los grupos criminales recapacitar ante el dolor y sufrimiento que ocasionan a la población, “a sus propios hermanos”.
“Tanta violencia sigue manchando de sangre nuestra historia y debilitando nuestros procesos de paz”, señalaron los obispos a través de un comunicado, y pidieron a las autoridades de todos los niveles mantener la estabilidad nacional y el estado de derecho ante el crimen organizado.
Confianza en la oración
Asimismo, los obispos invitaron a los mexicanos a unirse “en una intensa y especial jornada de oración” este viernes 6 de enero, “pidiendo a Dios que toque el corazón de quien hace daño a sus propios hermanos y suplicando a la santísima virgen María de Guadalupe Reina de paz que interceda para ser verdaderos arquitectos y artesanos de paz”.
La violencia desgasta y corrompe
Por su parte, la diócesis de Culiacán expresó su consternación esta “guerra que pareciera no tener fin”.
“Todo nuestro amado México y con él cientos de hermanos y coterráneos nuestros que sufren en carne propia las huellas de una creciente ola de violencia que desgasta y lastimosamente corrompe aún más las condiciones para hacer realidad la tan anhelada paz familiar y social, en las que millones de personas estamos realmente comprometidos”, señaló la diócesis a cargo del obispo Jonás Guerrero.
“No nos cansaremos de decirlo: en nuestro pueblo sinaloense somos muchos más los que creemos y promovemos, los que ejercitamos y defendemos todo aquello que anima y construye una cultura de paz en nuestras familias y nuestra sociedad”.
La paz se construye entre todos
Finalmente, la diócesis de Culiacán recordó a sus fieles que la paz no llegará del todo mientras no sea defendida por todos los que conforman el sistema social.
“Nuestra confiada oración al Dios de la vida siempre será necesaria, importante y trascendente en cuanto que también nos sigue impulsando y comprometiendo con los valores del reino de Dios”.
Y concluyó: “Hacemos un llamado a la conversión a quienes por diversos motivos e intereses generan con sus acciones violencia y destrucción, al mismo tiempo un llamado a nuestras autoridades a no renunciar nunca a su compromiso y esfuerzo por generar y asegurar una relación pacífica entre los ciudadanos”.
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