Cuando cayó el bombardeo, el templo estaba lleno. Uno de los explosivos se partió en dos y el otro, quedó incrustado en la pared
Milagro navideño en una pequeña iglesia en Kherson, Ucrania, así lo han llamado los fieles ucranianos. El templo local de rito católico fue atacado con bombas el pasado 23 de diciembre, pero no implosionaron, aunque sí abrieron agujeros en el tejado.
La parroquia estaba lleno de personas que colaboraban con la limpieza y la preparación para la misa de Nochebuena del día siguiente. Afortunadamente, nadie resultó herido.
Al día siguiente, 24 de diciembre, el obispo de Odesa- Simferopol, Stanislav Szyrokoradiuk, recordó lo ocurrido en su homilía: «Kherson fue bombardeado el viernes. Después, nuestro párroco llama y nos dice: 'Cayeron dos bombas en la iglesia'. Se estaban preparando para Navidad y ninguna de esas bombas estalló, simplemente dejaron agujeros en el techo. ¿No es la gracia de Dios?».
«Dios controla las bombas»
«Una persona dispara, pero Dios controla las bombas. Hay católicos que todos los viernes desayunan con pan y agua en sacrificio por la victoria, por los soldados», continuó con su homilía en prelado, que animó a los ucranianos con sus palabras.
Mientras tanto, la Iglesia católica ucraniana recuerda que el 24 de diciembre diez personas murieron y 55 resultaron heridas en la zona como consecuencia de los bombardeos rusos. «Si rezamos, si confiamos en Dios, Dios controla las bombas», concluyó el prelado su homilía de Navidad.
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