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De la Iglesia dividida a la Iglesia diversa que forma todo el cuerpo de la Iglesia


Imagino que algunos se frotarán las manos ante la imagen de división que muchas veces ofrece la Iglesia. Hace tiempo que asisto a esa división en donde hermanos en la fe nos acusamos unos a otros por ser y pensar diferente. Nos olvidamos de esa imagen del cuerpo de San Pablo en donde Cristo es la cabeza y el resto vamos conformando el resto del cuerpo. Seguimos sin aprender que las manos son diferentes de los pies, las rodillas o la cadera, que cada una ejerce su función. 

Si visten de cleriman y conceden importancia a la dimensión sacramental son carcas y ultra conservadores, y si prescinden de ornamentos y boatos y emplean su tiempo más en una acción social son de izquierdas y marxistas. Ya lo ha dicho el Papa Francisco que esas categorías no tienen sentido en la Iglesia. 

Estamos viviendo un proceso sinodal que tendrá que generar cambios en la Iglesia si queremos que haya servido para algo, Puede haber modelos diferentes de entender la Iglesia, y hemos de entenderlo como riqueza y ninguno es más que otro, más bien todos son necesarios. 

Si la oración es el pulmón de la Iglesia necesitamos cristianos orantes, pero la caridad es una de las patas del cristianismo y necesitamos gente que se dedique a tiempo completo a la misma, mientras otros rezan para que su labor de sus frutos; es importante que unos sean el pulmón mientras otros son las manos, así de simple es como yo entiendo que ha de ser la comunión en la Iglesia. 

Y los que son las manos han de decir a los que son el pulmón, “orad por nuestro trabajo”; y quienes son el pulmón han de decir a las manos, “no os canseis de obrar que nosotros os sostenemos los brazos como a Moisés” . 

Pero estamos empeñados en que todos han de ser activos o contemplativos, y hay quienes son capaces de conjugar ambas actitudes como Santa Teresa de Calcuta, pero la mayoría de los mortales tenemos que concentrar nuestra acción en una labor, bien sea de contemplación o de labor social. El otro día algunos me criticaban al Padre Ángel y otros al P. Ignacio María Doñoro, dos modelos de cura free lance que han encontrado cada uno a su manera la forma de responder a la llamada que Dios les ha lanzado. 

Para mi los dos modelos son válidos, necesarios, útiles, cristianos y católicos.

Ser crítico con la Iglesia no es quererla menos, pero hasta las críticas han de discurrir por un camino que genere el comentario de “mirad cómo se aman” en lugar de “mirad como se dan de leches entre ellos”.

Ojalá tras el Sínodo, no sólo se incorporen nuevas formas de entender la misión en la Iglesia , sino que sean aceptadas en convivencia con las que hasta hoy han sido otras formas de ser Iglesia.y, para mi, uno de esos cambios es el de la cohabitación fraterna de los diferentes modos de ser y de pensar en la Iglesia. 

Puede haber modelos diferentes de entender la Iglesia, y hemos de entenderlo como riqueza y ninguno es más que otro, más bien todos son necesarios. 

Si la oración es el pulmón de la Iglesia necesitamos cristianos orantes, pero la caridad es una de las patas del cristianismo y necesitamos gente que se dedique a tiempo completo a la misma, mientras otros rezan para que su labor de sus frutos; es importante que unos sean el pulmón mientras otros son las manos, así de simple es como yo entiendo que ha de ser la comunión en la Iglesia. 

Y los que son las manos han de decir a los que son el pulmón, “orad por nuestro trabajo”; y quienes son el pulmón han de decir a las manos, “no os canseis de obrar que nosotros os sostenemos los brazos como a Moisés” . 

Pero estamos empeñados en que todos han de ser activos o contemplativos, y hay quienes son capaces de conjugar ambas actitudes como Santa Teresa de Calcuta, pero la mayoría de los mortales tenemos que concentrar nuestra acción en una labor, bien sea de contemplación o de labor social. El otro día algunos me criticaban al Padre Ángel y otros al P. Ignacio María Doñoro, dos modelos de cura free lance que han encontrado cada uno a su manera la forma de responder a la llamada que Dios les ha lanzado. 

Para mi los dos modelos son válidos, necesarios, útiles, cristianos y católicos.

Ser crítico con la Iglesia no es quererla menos, pero hasta las críticas han de discurrir por un camino que genere el comentario de “mirad cómo se aman” en lugar de “mirad como se dan de leches entre ellos”.

Ojalá tras el Sínodo, no sólo se incorporen nuevas formas de entender la misión en la Iglesia , sino que sean aceptadas en convivencia con las que hasta hoy han sido otras formas de ser Iglesia.

Autor: Vicente Luis García Corres.

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