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Nuevo hallazgo arqueológico prueba que los antiguos cristianos rezaban por los difuntos

 


Durante las recientes excavaciones en et-Taiyiba, en el valle de Jezreel en Israel, los arqueólogos han encontrado unas inscripciones en piedra que serían una evidencia más de que los antiguos cristianos tenían por costumbre rezar por los difuntos.

Según los investigadores, en el marco de una puerta de más de 1500 años de antigüedad se alcanza a leer esta frase: “Cristo nacido de María. Esta obra del obispo más temeroso de Dios y piadoso Theodosius y el miserable Thomas fue construida desde los cimientos – -. Quien entre debe rezar por ellos”. Además también encontraron dos salas que contenían pavimentos de mosaico con un diseño geométrico.

Según la doctora Leah Di-Segni, investigadora del Instituto de Arqueología de la Universidad Hebrea de Jerusalén, “la inscripción saluda a los que entran y los bendice. Por lo tanto, está claro que el edificio es una iglesia y no un monasterio: las iglesias saludaban a los creyentes a su entrada, mientras que los monasterios tendían a no hacerlo”.

Este descubrimiento es muy importante para los cristianos ya que la frase «quien entre debe rezar por ellos» es una prueba arqueológica más de que la costumbre de rezar por los difuntos (en este caso un obispo y un laico) no es un invento moderno del catolicismo, sino que data de los primeros siglos del cristianismo.

Otras pruebas históricas

Sin embargo, este descubrimiento arqueológico no es la única prueba histórica de esta antigua práctica piadosa dentro del cristianismo.

En «De Monogamia, Tertuliano (155-225) aconseja a una viuda «orar por el alma de su esposo, rogando por el descanso y participación en la primera resurrección»; además, le ordena «hacer sacrificios por él en el aniversario de su defunción».

Por su parte, San Juan Crisóstomo (344-407) enseñaba que «Pensamos en procurarles algún alivio del modo que podamos… ¿Cómo? Haciendo oración por ellos y pidiendo a otros que también oren».

San Efrén (306-373) escribió en su testamento que recen por él en el trigésimo aniversario de su muerte ya que «Los muertos reciben ayuda por las oraciones hechas por los vivos».

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